Tan solo diez días han bastado para que los murales que decoraban el palacete de la calle Orellana 8 hayan pasado a la historia. La obra, firmada por el artista Jack Babiloni, no ha sido indultada por el Ayuntamiento de Madrid y los operarios municipales han procedido a pintarla para restituir la fachada a su estado original, tal y como establecía la ley.
Sin embargo, la técnica empleada en la ejecución de los dibujos hace aventurar que, con el paso del tiempo y la lluvia, los frescos de “Todo es Felicidá” volverán a surgir en los muros, aunque sin el esplendor de la obra original. Un pronóstico que llenaría de satisfacción a los vecinos y admiradores de esta obra, que consideraban a 'Todo es felicidá' un atractivo de valor para el barrio de Justicia.
Una noticia que Jack Babiloni ha vivido con mucha tristeza, que le ha llevado a compartir un comunicado en el que lamenta la falta de apreciacion del trabajo de los artistas por parte de las administraciones públicas:
Pero lo que más le duele al artista es que ninguno de los representantes municipales y autonómicos se hayan puesto en contacto con él para lamentar la desaparición de los murales ni hayan intermediado para que su obra se conservara, máxime cuando días antes la Concejala de Cultura, Celia Mayer, había anunciado un plan para mejorar los muros de Madrid gracias al arte urbano:
«TODO ES “FELICIDÁ” ya es -por mor de su infefable destrucción por parte del Ayto. de Madrid- un inveterado recuerdo artístico, emocional y espiritual para todo viandante con vocación de mirada poetizadora», lamenta Babiloni, «pero mis obras por venir lucen intactas», avisa.