El poeta, experto en flamenco y crítico español Félix Grande nos ha dejado a los 76 años de edad, según ha informado su propia familia. Considerado uno de los grandes renovadores de la poesía española de los años sesenta, dedicó toda su vida a escribir y su pluma recibió importantes reconocimientos, como el Premio Nacional de Poesía por Las rubaiyátas de Horacio Martín.
Hijo de republicanos, nació en Mérida (Badajoz) aunque su infancia y juventud las pasó en Tomelloso (Ciudad Real). En 1957 se mudó a Madrid, pero no fue hasta 1961 cuando comenzó a ejercer profesionalmente el oficio de escritor, al incorporarse como redactor a la revista Cuadernos Hispanoamericanos, publicación en la que fue director.
Por lo que respecta a su carrera literaria, comenzó con la poesía y obtuvo su primer premio, el Adonáis, por Las piedras en 1963. Dos años después ganaría su primer galardón de narrativa, el Premio Eugenio d'Ors por Las calles. Desde entonces no cesó de escribir y de recibir distinciones de todo tipo.
Como narrador, destacan sus obras Por ejemplo, doscientos (1968), Parábolas (1975), Lugar siniestro este mundo, caballeros (1980), Fábula (1991), Decepción (1994), El marido de Alicia (1995), Sobre el amor y la separación (1996) y La balada del abuelo palancas (2003).
Grande señalaba como sus principales influencias literarias a Antonio Machado, Luis Rosales —de quien fue discípulo y amigo y del que había prologado y seleccionado los poemas de la antología Porque la muerte no interrumpe nada—, y César Vallejo, entre otros.
Además de su amor por la literatura, su trayectoria profesional estuvo también muy marcada por otra de sus pasiones: el flamenco. Autor de “Memoria del flamenco” (1978), por la que recibió el Premio Nacional de Flamencología, se declaró todo un defensor de la guitarra flamenca (fue guitarrista antes que escritor) y de Paco de Lucía.
Asiduo parroquiano del mítico Tablao “Los Canasteros” “Los Canasteros”(C/ Barbieri, 11), que fundara Manolo Caracol en 1963 y por el que pasaron las figuras más importantes de la época, consideraba que «el flamenco es la canción protesta más importante, más irrompible y duradera que se ha inventado en castellano».
Reportaje de TVE sobre el Tablao “Los Canasteros”, fundado por Manolo Caracol
Esta apasionada defensa de este género hasta le llevó a acaloradas discusiones con otros poetas de raigambre andaluza como José Manuel Caballero Bonald. Su compañero y amigo Juan Manuel Gamboa, también experto flamencólogo en la SGAE, ha recordado con tristeza y pasión que «Félix siempre defendió la libertad del pueblo gitano, solía decir que payos y gitanos estamos más juntos que las lágrimas».
José Luis Acosta, presidente de la SGAE, también ha mostrado su pesar por la pérdida de este ilustre socio: «Perdemos al mejor valedor del flamenco, que nos deja un importantísimo legado de conocimiento sobre un arte singular y universal». Acosta ha añadido que Grande siempre estuvo muy implicado con esta institución y recordó su responsabilidad de reconocer el importante papel del flamenco y, sobre todo, el de los autores flamencos, como el de su gran amigo Enrique Morente.