Como ya avanzamos el pasado viernes, el Ministerio de Fomento tiene previsto realizar una serie de obras en el túnel de Recoletos, que une las estaciones de Atocha y Chamartín, lo que obligará a cerrar este tramo de la red de Cercanías durante cuatro meses en el verano de 2019.
La reforma del túnel de Recoletos, popularmente conocido como el “tunel de la risa”, es una de las prioridades del plan de mejoras urgentes en Cercanías de Madrid 2018-2025. Se trata de una medida urgente para los dos próximos años que adoptarán Adif y Renfe para reducir las incidencias y mejorar el servicio.
Unas obras muy complejas
Adif pretende que, en los cuatro meses que se estima durarán los trabajos, se remoce de la catenaria a las vías ese tramo en el que una avería puede provocar retrasos en media docena de líneas de Cercanías más (C-1, C-2, C-7, C-8 y C-10) que congestionen toda la red.
Debido a la complejidad de la intervención no será posible ni reducir su duración ni realizar los trabajos sin suspender completamente el servicio de junio a septiembre de 2019, pues todo el material que se sustituya (vías y catenarias) se sacará al exterior por las dos únicas bocas del túnel.
Ello supondrá interrumpir el servicio entre Atocha y Chamartín: en ambas estaciones deberán descender los viajeros que lleguen en Cercanías y continuar su viaje por otros medios. Para minimizar las molestias ya se está trabajando en servicios alternativos de autobús y Metro para las estaciones de Atocha, Recoletos, Nuevos Ministerios y Chamartín, que se quedan sin conexión.
Por el túnel de Recoletos circulan los trenes de las líneas C1, C2, C7, C8 y C10, a razón de 250 trenes por día laboral. Entre los años 2014 y 2016 se han producido 71 incidentes, que han tenido un impacto de unos 700 minutos en cada incidencia.
El plan es licitar cuando antes el proyecto al que se destinará presupuesto de 73 millones, a los que habría que sumar la inversión realizada en 2016 para la reforma de la estación de Cercanías de Recoletos, que obligó cerrarla durante un mes.