La nieve caída este viernes sobre Madrid fue solo un pequeño aperitivo de la que vendría con el sábado de la mano de la borrasca Filomena, que ha dejado ya su impronta en la memoria colectiva de los madrileños.
El amanecer ha dejado ver lo devastador de la nevada para muchos de los árboles que hay en las calles de Justicia. Muchas personas han querido verlo con sus propios ojos y durante la mañana hubo gran cantidad de paseantes, pese a la petición de las autoridades para que se saliera lo menos posible y sólo por causas justificadas.
La curiosidad ha podido con la precaución