El pasado 18 de febrero una enorme lona comercial de una cadena de comida rápida (sí, esa) aparecía con su lema publicitario modificado con carteles que se superponían al anuncio. Finalmente, el viandante podía leer “Ahora sí: boicot McDonald's, llámame McGenocidio”, acompañado de una bandera palestina. En las imágenes que circularon por las redes sociales se podía ver a las personas que, ataviadas con cascos y suspendidas con material de escalada, habían colocado las palabras. La acción obedecía al espíritu de la campaña internacional BDS (Boicot, Desinversión, Sanciones) y fue llevada a cabo por distintos colectivos habituales de los movimientos sociales en Madrid.
Lo que queda en el después de las espectaculares fotografías en redes sociales permanece, sin embargo, más oculto para la mayoría: la detención de cinco de los activistas y el comienzo de un proceso legal por de desórdenes públicos y resistencia.
En otras ocasiones, los activistas han recibido multas “En la acción frente a la embajada de Israel, en la que colgamos una bandera palestina, se pusieron –muchas de cien euros– a todos los participantes”, nos explican desde Acciones en altura, el grupo de activistas que han participado de estas y otras acciones de similar naturaleza. Ahora, han puesto en marcha una campaña de micromecenazgo para sufragar multas y gastos.
“Estábamos empezando a recibir multas y a tener costes de materiales, que nos han decomisado, y creíamos que un movimiento, cuando decide tener este tipo de acciones, es respaldado por el apoyo popular, por la gente que no necesariamente participa de manera directa. Así que pusimos en marcha la campaña de crowdfunding para que, quien quiera y pueda, colaborare a sufragar los gastos, que no los entendemos tampoco como individuales sino como algo que se asume colectivamente”, explican.
En el caso de que puedan pagar el material decomisado, las multas y los gastos judiciales, harían compras de equipos más seguros, pondrían en marcha una caja de resistencia y, llegado el caso, colaborarían en los gastos ocasionados por detenciones y multas en otras acciones de apoyo a Palestina que ya se han producido.
Las escaladoras y escaladores de Acciones en altura militan en distintas organizaciones y movimientos sociales, pero se coordinan de forma constante para participar desde arriba de las campañas que involucran a los movimientos sociales de Madrid. “Nos parece importante que, pese a ello, no se nos conciba como un grupo de operaciones especiales aislado de los distintos movimientos políticos”, puntualizan.
En los últimos tiempos, las grandes lonas epatantes sobre las fachadas se han convertido en un recurso primordial de la comunicación política de partidos y agentes sociales. Los movimientos sociales han respondido dialogando con ellas con acciones audaces como los tuneos de las distintas lonas desplegadas por Desokupa, que consiguieron su retirada.
Desde Acciones en altura son conscientes de que el efectismo de estas operaciones complica profundizar en otras implicaciones políticas, pero insisten en que el señalamiento de la acción va acompañado de una propuesta más amplia, que quiere reconducirse hacia la organización social de base:
“Por ejemplo, nuestra llamada al boicot en McDonald’s no quería quedarse en la llamada individual como consumidores sino señalar que lo que ocurre en Palestina no es algo que se produce lejos, al margen de nuestra vida diaria, sino que estamos constantemente rodeados de empresas que lo apoyan financieramente y gobiernos que lo hacen diplomáticamente. Se empieza por señalar, pero es necesaria una presión que va más allá de consumir y que necesita organizarse colectivamente”.
Las escaladoras y escaladores de Acciones en altura, al revés que tú y yo, son capaces de manejar la adrenalina del momento sin sentir la tierra bajo los pies. Fuera de la militancia, habían desarrollado antes trabajos en altura o eran escaladores, y han puesto, como el periodista que se integra en una comisión de comunicación, sus conocimientos al servicio de los movimientos sociales.
Las acciones en altura no son completamente nuevas dentro del repertorio de acción de los movimientos sociales. Las subidas a los tejados para evitar desalojos o el despliegue de grandes lonas ya eran habituales en las últimas décadas. En todo caso, partidos políticos o grupos ultras como Desokupa se han sumado a la fiesta comunicativa de la impresión ciclópea y los movimientos sociales han dado un paso más desmintiendo sus presupuestos y parcheando los mensajes. Frente a la amenaza de la okupación los números de los desahucios, por ejemplo. Tampoco es nueva la asfixia económica de los movimientos sociales, para quienes las multas derivadas de sus acciones públicas suponen enormes barreras, estas sí, difíciles de escalar. Por eso, desde Acciones en altura piden pagar entre todos los que se sienten apelados por sus actos, como siempre se ha hecho en el contexto de los movimientos sociales.