Las estatuas de San Isidro y Santa María de la Cabeza relucen de nuevo sobre el Puente de Toledo

Las estatuas del patrón de Madrid y de su esposa, que desde el siglo XVIII adornan el puente de Toledo, acaban de ser restauradas por el Ayuntamiento de Madrid. Situadas en el arco central del paso, en mitad de Madrid Río, las esculturas de San Isidro y Santa María de la Cabeza relucen ahora con un tono blanquecino después de más de un mes de trabajos llevados a cabo por el área de Cultura.

Sobre el arco central del Puente de Toledo se erigen dos magníficos templetes barrocos -casalicios- que dan cobijo a sendas esculturas. Las estatuas, que se encuentran ubicadas sobre el pretil mirándose directamente, fueron realizadas por el escultor Juan Alonso Villabrille y Ron por encargo de Pedro de Ribera. Estos elementos, de rica y diversa ornamentación tallada, constituyen un trabajo que contiene muchos de los rasgos más representativos del estilo barroco madrileño y, en particular, del lenguaje arquitectónico de Ribera.

En las esculturas y los templetes barrocos que las cobijan se han llevado a cabo trabajos de limpieza superficial a base de brochas finas y aspiración, reposición de morteros dañados, microsellado, hidrofugación y protección de elementos metálicos que presentaban oxidación. Asimismo, en los casalicios de granito se ha realizado una revisión minuciosa de la estabilidad de todos los elementos y se han cosido con varillas de fibra de vidrio y con resina epoxi los fragmentos sueltos o deprendidos, a la vez que se ha sellado la superficie con mortero de cal.

El Puente de Toledo, declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento en 1956, es una de las obras más representativas del barroco castizo madrileño. Fue construido entre 1718 y 1727 por el arquitecto Pedro de Ribera (1681-1742) que, con este trabajo, inició una fructífera serie de intervenciones urbanísticas y realizaciones arquitectónicas, encargadas por el corregidor de la Corte, el marqués de Vadillo, que le convirtieron en el autor más influyente en la arquitectura madrileña del momento.

Tanto el puente como las esculturas han sufrido un deterioro progresivo que hizo necesario llevar a cabo numerosas obras de restauración. Las primeras tuvieron lugar en el primer tercio del siglo XIX y les siguieron diversas actuaciones en los años 50-60 y 90 del siglo XX. En la última intervención, finalizada en el año 2015 con asistencia técnica del Instituto del Patrimonio Cultural de España del Ministerio de Cultura, se realizó un tratamiento completo de limpieza y consolidación de los casalicios de granito y las esculturas.

La intervención actual contempla los ensayos necesarios para el estudio del estado de la piedra, la determinación de productos de actuaciones anteriores y la comprobación de la eficacia de los tratamientos de limpieza e hidrofugación a realizar.