La palabra TALA, en rojo, aparece sobre las fotos de tres de cada cuatro árboles que se encuentran en las inmediaciones de la futura estación de Metro en Madrid Río, según los documentos sobre el proyecto analizados por este periódico. Todos fueron analizados a finales de 2020 por la Consejería de Transportes, cuando preparaba la ampliación de la línea 11, dentro del único estudio efectuado hasta la fecha sobre el arbolado que debía ser retirado de la zona.
Se estudiaron 325 árboles afectados por el traslado de la nueva estación de su ubicación original -bajo el paseo de Yeserías- hasta el medio de Madrid Río. Del total, 245 acabaron con la marca roja de tala pese a que el análisis de su estado era “bueno” en las fichas a las que ha tenido acceso Somos Madrid. Con otros 73 se decidió el traslado y solo 7 se mantendrían en su ubicación actual.
La fecha del estudio, en noviembre de 2020, desvela que en ese momento la Comunidad de Madrid ya barajaba colocar la nueva parada en mitad del parque, pese a que la ubicación que llevó a información pública meses antes había sido otra. Su decisión final se mantuvo oculta hasta el año 2022 y los vecinos no fueron conscientes de este giro hasta que aparecieron las vallas de obra cercando los árboles, hace tres semanas.
La mayoría de los árboles afectados por las talas son los plátanos de sombra que forman el paseo del antiguo parque de Arganzuela, que Gallardón salvó del soterramiento de la M-30. También hay moreras, álamos negros, tilos, magnolios, cipreses y hasta encinas.
El estudio es el primero y hasta ahora el único efectuado sobre el arbolado, aunque la Comunidad de Madrid anunció la semana pasada que encargaría “un análisis individualizado de cada árbol” con el objetivo de que “en las zonas donde haya afectación de arbolado se trasplante el mayor número de ejemplares posibles”.
Los vecinos son poco optimistas del resultado de dicho análisis. Tanto los que pasean por el parque cada tarde como los expertos con los que se ha asesorado el movimiento contrario a la tala, quienes consideran poco realistas las intenciones del Gobierno regional de revisar de nuevo el arbolado. Todos apuntan a una forma de ganar tiempo para que la imagen de los árboles cortados no afee la campaña electoral de Almeida y Ayuso.
“¿Qué más pueden mirar que no han mirado hasta ahora y que pueda llevar a no talarlos?”, se preguntan a la vista de las fichas pormenorizadas de los 325 árboles que formaban parte del estudio. Para extraer más información de cada árbol sería necesario métodos invasivos como cortes, taladros o catas en el suelo para ver el estado de las raíces. También señalan que todos los ejemplares que se conservan en Madrid Río están “sanos y bien formados”, algo difícil viendo el tráfico que soportaron junto a la M-30 y luego las obras que les rodearon para su soterramiento.
Los expertos consultados indican que se podría intentar el trasplante de cada uno de los ejemplares, algo que “conlleva tiempo de preparación, mucho coste y un par de años, mínimo, de mantenimiento específico”. Y el éxito no está asegurado, ya que debido a su tamaño la viabilidad de la operación sería de resultado incierto.
La plataforma vecinal montada para salvar la arboleda de Madrid Río asegura que el traslado podría conllevar una modificación en el proyecto constructivo y una declaración de impacto ambiental, algo que ven complicado que asuma el Gobierno de Ayuso a día de hoy, con la obra ya iniciada.
Este periódico ha preguntado a la Consejería de Transportes por las fechas en las que prevé analizar de nuevo cada uno de los 325 árboles afectados por la obra y si se van a cambiar los criterios con los que se trabajó en el año 2020 y que condenaron a la tala a 245 ejemplares. Por el momento no hemos recibido respuesta.
Pasado centenario y protesta inminente
En los últimos días algunos expertos en patrimonio han llamado la atención sobre la posibilidad de que las obras de la línea 11 arrasen con algo más que árboles en el parque de Madrid Río. La ubicación de la nueva estación sacará a la luz probablemente restos del antiguo Canal del Manzanares, cuyo embarcadero se situaba teóricamente en la zona donde se excavará el andén de la parada.
Estos mismos expertos indican a Somos Madrid que la alineación de los plátanos de sombra probablemente coincida con la que tenían las plantas que flanqueaban el antiguo canal navegable, construido en el siglo XVIII y que llegaba hasta el municipio de Rivas.
Mientras miran de reojo al pasado, los madrileños se dan cita en el presente para intentar salvar la arboleda. Después de la primera protesta, las organizaciones vecinales que la convocaron se han dado cita para una concentración este fin de semana bajo el lema Contra la destrucción de parques por las obras de ampliación de la línea 11. Será el sábado 4 de marzo, desde las 12.00 en el Puente de Toledo.