Desde marzo de 2017 funciona en la primera planta del edificio municipal de Ribera de Curtidores 2 el llamado Espacio de Encuentro Feminista: 450 metros cuadrados (tres despachos y cinco salas polivalentes) destinados en origen a ser usados por mujeres, colectivos y asociaciones que desarrollaran sus actividades en el distrito Centro y que tuvieran como eje de trabajo la igualdad.
Gestionado por la Junta de Distrito Centro en colaboración con la Mesa de Igualdad, de donde partió su creación, entre sus objetivos estaba hacer “un espacio vivo, que se vaya conformando con la participación de todo el tejido feminista del distrito, que sirva de dinamizador y al mismo tiempo preste un servicio largamente demandado por los propios colectivos”, según recogía Efe tiempo atrás; descongestionando a su vez el cercano centro comunitario Casino de la Reina con la creación de otro “punto de encuentro de las vecinas del distrito”.
El último pleno de la Junta Municipal de Centro ha decidido, con los votos a favor de PP, Ciudadanos y Vox, cambiar el nombre de este espacio por el de Anette Cabelli, una figura sin ningún arraigo en el barrio de Embajadores y con apenas conexión con la ciudad de Madrid.
Los grupos de izquierdas de la oposición han criticado tanto que el nuevo nombre del espacio no se haya elegido mediante un proceso participativo entre los vecinos y usuarias del lugar como que junto a la nueva nomenclatura se busque “ir vaciando de contenido feminista al espacio”, según la portavoz socialista de Centro, Mónica Rodríguez, quien coincide con lo que piensan en Más Madrid: “Eliminan del nombre el sentido del espacio”.
Ese uso menos feminista que se augura para estas salas municipales quedó reflejado en la enmienda presentada por Vox a la propuesta de cambio de nombre que PP y Ciudadanos llevaron al pleno de Centro de septiembre. Para dar sus votos, Vox añadió unas líneas a las que los partidos en el gobierno escribieron para defender la figura de Cabelli como merecedora del honor: “Destinándolo a actividades competencia de los servicios sociales del Ayuntamiento, según disponibilidad”, logró colar la ultraderecha en el texto que finalmente ha sido aprobado.
La coletilla, inocente en apariencia, da pie a que el espacio se abra a actividades distintas a las de promover la igualdad, algo que, en cualquier caso, antes del cambio de nombre ya se ha estado produciendo de facto, dado que en la actualidad este espacio acoge, entre otras actividades, las clases que debían de estar impartiéndose en el centro cultural Clara del Rey de Malasaña, sin edificio a la espera de poder instalarse en el del Museo ABC.
El funcionamiento del Espacio de Encuentro Feminista, abierto a cualquier persona, colectivo o asociación arraigada en Embajadores que necesite un lugar en el que trabajar aspectos sobre la perspectiva de género es sencillo: a través del centro comunitario Casino de la Reina presentan por escrito una solicitud de uso y se le asigna un horario.
“Si se llena el espacio con otras actividades (también se imparte allí en la actualidad un curso para el empleo) ese tejido ciudadano no podrá obtener sitio y se corre el riesgo de que se canse de no lograr hueco”, indican fuentes cercanas a este lugar, que aseguran a Somos Lavapiés que esa podría ser la sutil estrategia de los responsables del distrito.
“Ir arrinconando en este espacio a las asociaciones y colectivos del barrio que han estado todos estos años realizando un trabajo muy transversal de género, haciendo análisis y estudios relacionados con perspectiva de género. permitiendo que grupos y colectivos y asociaciones distintas se junten para analizar el tema de género e igualdad en el distrito... Eso está en peligro y puede perderse. Existe una intención oculta de expulsar no sólo el tema de género de este espacio sino de echar también de él a los colectivos sociales del barrio”, denuncian las mismas fuentes.
En el ya citado pleno del mes de septiembre, la Junta de Centro también rechazó una proposición del PSOE en la que este grupo solicitaba “poner en marcha un proceso de participación vecinal para dotar con el nombre de alguna mujer referente del distrito al Espacio de Encuentro Feminista”, albergar en él “actividades programadas tanto por las trabajadoras del centro como por las asociaciones de mujeres y feministas, y potenciar cursos, talleres, jornadas, exposiciones artísticas, mesas informativas actualizadas a la situación real, y que trabajen para y por el distrito en temática igualdad y diversidad” y “establecer las medidas adecuadas, para que especialmente en situación COVID-19, las asociaciones del distrito puedan utilizar el espacio para reuniones, que tengan como eje de trabajo la igualdad y cuya actividad se desarrolle en el distrito Centro, fomentando así el tejido feminista en el mismo”. ¿Demasiado feminismo?
Nacida en la ciudad griega de Salónica, en abril de 1925, con el apellido Floretín, Annette Cabelli fue una superviviente de los campos de exterminio nazis a la que se le concedió la nacionalidad española al final de su vida como descendiente de judíos sefardíes que era.
Cuando estalló la guerra contra Italia, en 1940, sus dos hermanos fueron obligados a luchar en el frente. El resto de la comunidad fue hacinada en un gueto de Salónica. A los 17 años, en el año 1942, fue enviada, junto a su madre y a otros familiares, a Auschwitz. Allí pasó a ser un número, el 40.637, que llevaría en su cuerpo tatuado hasta el final de sus días. Cabelli también pasó por los campos de concentración de Ravensbrück y Malchow. Su liberación definitiva se produjo el 2 de mayo de 1945.
Tras esta etapa, rehízo su vida en Francia, donde se casó y tuvo tres hijos. Durante su vida en el país galo, Annette Cabelli nunca renegó de su origen sefardí. Su madre le inculcó el amor por España, su patria, y le enseñó a hablar español. Se sintió española legalmente cuando adquirió la nacionalidad gracias a la aprobación de la Ley 12/2015, de 24 de junio, en materia de concesión de la nacionalidad española a los sefardíes originarios de España que saldaba una deuda histórica con los judíos expulsados de nuestro país en el siglo XV. Un sueño, como ella misma decía, “que su madre nunca llegó a conseguir”, mientras enseñaba con orgullo su pasaporte.
El concejal del distrito Centro, José Fernández, ha señalado que el Espacio de Encuentro de Centro merece llevar el nombre de “alguna personalidad importante cuya lucha haya sido destacable y cuya actividad haya supuesto un espejo donde poder mirarse y avanzar sin mirar atrás”.
Annette Cabelli trabajó para concienciar al mundo de la barbarie sufrida, por lo se merece que este equipamiento municipal esté dedicado a ella, “una mujer que hizo de la superación y entrega a los demás su forma de vida y cuya lucha por la libertad ha servido de inspiración para muchas personas”, ha subrayado Fernández.