Hoy, viernes 7 de septiembre, ha muerto el pintor Carlos Sánchez Pérez Ceesepe a causa de la leucemia que sufría. Tras relacionarse con el mundo del cómic underground de Barcelona (los Mariscal, Max o Nazario), desembarca en el Madrid de La Movida para convertirse en uno de sus máximos exponentes plásticos, junto con compañeros de generación y amigos como El Hortelano, Alberto García-Alix o Ouka Leele.
A pesar de que su nombre esté prendido a aquellos años, renegó de la etiqueta o, quizá, de la versión empaquetada de La Movida. Esto es lo que dijo en 2015, en una entrevista motivada por una exposición en Espacio Valverde:
Y aunque su nombre haya quedado ligado –entre otras muchas iniciativas– a otro barrio importante durante los años de la Nueva Ola por su participación en la Cascorro Factory, sin duda Ceesepe pisó Malasaña durante aquellos años. Suyo es el cartel de Pepi, Lucy Boom y otras chicas del montón, pergeñada –y rodada– en la célebre Casas Costus, de la calle Espíritu Santo; en 1986 regaló a los dueños del bar Cock (en la calle Reina) el cuadro de un gallo para que lo sotearan en la fiesta de Nochevieja. Ellos decidieron quedárselo convertirlo en la primera pieza de un pequeño museo de arte en el piso de abajo del local con obras de compañeros de viaje como El Hortelano, Sigfrido Martín Begué o Fabio MacNamara.
Ha expuesto sus pinturas en casi todas las ciudades importantes del mundo, diseñado portadas de discos para Kiko Veneno o Golpes Bajos y recibió en 2011 la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. El hombre que formó su nombre artístico de las iniciales de su nombre y apellidos (Ce-Ese-Pe) nos ha dejado a los sesenta años de edad.