Antonio Ferres, de la calle Velarde a Orcasitas

El sábado 11 de abril ha muerto, a los 96 años, el escritor Antonio Ferres, maestro del realismo social, adorado por muchos en silencio y olvidado en los grandes rótulos de las letras del país. Nacido en el barrio de Argüelles en 1924, vivió luego en Malasaña. El escritor Andres Sorel contaba que su casa en la calle Velarde era centro de reunión de intelectuales vinculados al Partido Comunista durante los años sesenta:

Tras la muerte de Franco, Ferres regresó a España, aunque tuvo que volverse a marchar a América para ganarse la vida durante algunos años. Vivía en un piso modesto del barrio de Cuatro Caminos, cerca del Mercado Maravillas, y en sus cercanías mantuvo su tertulia mucho tiempo, antes en el Nebraska y en los últimos tiempos en la calle de Santa Engracia.

En una entrevista publicada el diario El Mundo el 6 de mayo de 2009 dijo sobre su exilio:

En otra entrevista explicó sobre sus dos exilios que “la primera fue por miedo, la segunda por hambre”.

En La Piqueta (1959), la novela más conocida de Antonio Ferres, situó el escritor la casa de uno de los protagonistas, López, en la calle de Velarde donde viviera, aunque el verdadero Madrid protagonista de su texto es el de la periferia: las chabolas del barrio de Orcasitas, donde vive la familia protagonista de la novela, proveniente de Jaén. Hoy tiene una calle frente a Pradolongo.

Compañero de generación de los Armando López Salinas (La Mina), Juan García Hortelano (Barrio de Arguelles) o Alfonso Grosso (La Zanja), comenzó su carrera literaria en los años 50. Además de la novela, practicó el relato y, ya casi en la vejez, la poesía. Algunos de sus libros fueron prohibidos en España como Al regreso de Boirás (1961) o Los vencidos (1962). En 2002 publicó sus memorias, tituladas Memorias de un hombre perdido.

En un homenaje que se le dedicó en el Instituto Cervantes de Madrid en 2018 dijo “empecé a escribir a los 5 años y desde entonces no he parado. Como era un niño pobre escribía palabras sobre la tierra”. Se ha ido el último de su generación en unos días en los que la sombra de la miseria puede cernirse de nuevo sobre los vencidos. Lo releeremos para recordarlo.