El Palentino reabrió este jueves en Malasaña, después de pasar casi un año cerrado. Periodo durante el cual se vendió el local y luego se arrendó (a 10.300 euros al mes) para albergar en él un bar-restaurante de nuevo cuño pero con muchas (de verdad que muchas) referencias al pasado y a la historia de un local que se ganó un hueco en el corazón de vecinos y visitantes de Madrid por sus precios baratos, su ambiente y su servicio, con Casto a la cabeza.
Antes de que los nostálgicos y defensores de su antigua barra de chapa se lleven las manos a la cabeza, hay que recordar que a punto estuvo este local de convertirse en una franquicia (del grupo Restalia, los del 100 Montaditos). Con esta perspectiva entramos en el nuevo Palentino para comprobar cómo los socios Martín Presumido y Narciso Bermejo (el primero un empresario gallego de éxito, el segundo un hostelero comprometido con sus destilados caseros y también con el barrio) han dado completamente la vuelta a este espacio para aprovechar sus enormes ventanales y techos altos, con un estilo propio y continuas referencias a su pasado.
Del antiguo Palentino queda el mármol de sus escaleras de bajada al sótano, el diseño de sus lámparas fluorescentes y las fotografías con las que lo inmortalizó Jonás Bel, de las que ya hablamos en su día y que están colocadas estratégicamente para recordar lugares concretos del antiguo local, ahora museizado. Todo lo demás ha sido renovado por el estudio Happy Ending, siguiendo un estilo con referencias a los locales clásicos, con la barra situada en el lado opuesto. Las mesas siguen siendo pequeñas pero se ha ampliado su número colocando varias en el sótano, donde antes solo estaban los baños.
En cuanto a la carta, pervive el pepito de ternera (ahora a 6,50 euros), el sándwich mixto y otros bocadillos, además de platos como la ensaladilla rusa y los garbanzos con morcilla. A ellos se añaden muchos platos típicos del brunch como los huevos benedictinos, tostadas, croissants o tortitas de salmón ahumado. Mención aparte merecen las botellas de destilados, de elaboración propia -sello personal de Narciso Bermejo- y con la frase “en homenaje a Casto” impresa en cada etiqueta.
La inauguración del Palentino, que tuvo lugar este jueves por la noche, congregó a periodistas e influencers variados que se hacían fotos para Instagram, mientras los camareros corrían de un lado para otro. También acudieron vecinos del barrio -algunos con las chapas del movimiento SOS Malasaña- para dar su bendición al bar mientras comían a cucharadas la nueva oferta gastronómica. Loli López, la copropietaria del antiguo local, tampoco se quiso perder la inauguración y, entre recuerdos y bocados al pepito de ternera que le sirvieron, aprovechó para dar consejos al nuevo jefe de cocina sobre cómo aliñarlo mejor para conseguir el genuino toque Palentino.
Estas son las imágenes del nuevo Palentino (fotografías de R. Angulo):