Desde este viernes, las calles del barrio de Universidad tienen un nuevo lugar de peregrinaje para los amantes del cine de terror. Se estrena Malasaña 32, la primera película de este género inspirada en el nombre popular del barrio. Y su escenario principal se encuentra en esta zona del centro de Madrid, aunque no en la calle Manuela Malasaña, donde se desarrolla la acción ficticia de la película.
El número 32 de Manuela Malasaña no existe, como recuerda el Chojín en la canción oficial de la película. Su último edificio, ya en la esquina con San Bernardo, llega al 30. Pero bajando hacia Plaza España, a 10 minutos andando de este lugar, se encuentra el principal escenario de rodaje de la película: se trata del Edificio Montano, ubicado en el número 3 de la calle San Bernardino. En él se encuentra el siniestro portal y la escalera por la que la familia protagonista de Malasaña 32 accede a su nueva casa, el tercero B donde suceden fenómenos extraños y el patio interior con un tendedero de mucho movimiento.
El solar donde se ubica el edificio albergó desde el año 1853 la fábrica de pianos Vicente Montano, uno de los pocos fabricantes que facturaban estos instrumentos de música en la capital (en la época solo existían otros tres en toda la ciudad). Fueron sus hijos los que, treinta años después, reformaron la finca industrial y le dieron el aspecto de edificio decimonónico que se observa en la película, para seguir albergando la fábrica pero también varios pisos de viviendas y un espectacular salón de audiciones y recitales en su primera planta, donde llegó a actuar entre otros Pau Casals.
El salón era -y sigue siendo- un espacio lujoso, adornado con bonitas columnas y rematado en su techo con las decoraciones de los hermanos Daniel y Germán Zuloaga según un informe publicado por la asociación Madrid Ciudadanía y Patrimonio (MCyP).
Ni la zona de fábrica ni el salón aparecen en Malasaña 32, que centra la acción en la zona de viviendas situada a partir de tercer piso. En el metraje también son visibles las letras M de su fachada, que podrían recordar al nombre del barrio pero que hacían referencia al apellido de la familia constructora, Montano. La efigie del fundador Vicente Montano todavía se conserva en la esquina del edificio, sobre el tejado.
La truculenta historia que cuenta la película no tiene mucho que ver con lo que pasó en este edificio (se parece más a los misterios y crímenes de la cercana Antonio Grilo) pero en el relato de lo que sucedió en este lugar también hay una mujer mayor implicada y oscuros movimientos a su alrededor.
El turbulento pasado reciente del edificio
La fábrica de pianos Montano cesó su actividad en el primer tercio del siglo XX y, después de la Guerra Civil, se instaló allí la biblioteca de la Escuela de Peritos Industriales,ocupando sus talleres y laboratorios la contigua fábrica de pianos. En 1956 ocupó su lugar el Instituto de Enseñanzas Profesionales de la Mujer a lo largo de seis años y en 1970 el local se convirtió en la tienda de decoración Rustika durante más de cuatro décadas hasta casi anteayer, el año 2014.
Años antes se produjo un hecho clave para el futuro del edificio: la heredera de la familia, María Jesús Moreno, fue ingresada en un centro tutelado por la Fundación Afal Futuro, al padecer demencia y síndrome de Diógenes, ya con edad muy avanzada. Bajo la tutela de dicha fundación, su testamento cambió para donar sus bienes a la Fundación Reina Sofía. Y el edificio fue vendido por Afal en extrañas circunstancias a la sociedad recién creada San Bernardino 2011 SL, gestionada (que sepamos hasta día de hoy) por Gonzalo López Cobo.
La Fundación Afal fue acusada después de haber modificado su testamento para la donación de sus bienes (3 millones de euros, entre ellos el inmueble citado), al igual que supuestamente hizo con otros ancianos que también tutelaba. El caso fue hecho público en 2014 por el diario El País y en 2018 se iniciaron diligencias por parte de la Fiscalía, que acusaba a nueve responsables de la fundación de haber practicado transferencias indebidas por hasta 8,4 millones de euros. A día de hoy siguen a la espera de juicio.
Los rodajes de San Bernardino 3
La historia familiar y las extrañas visicitudes que se dieron después han hecho que el edificio de Malasaña 32 se haya convertido en uno de los mejores lugares de Madrid para albergar rodajes. Allí Santiago Segura filmó una de las de la saga Torrente, Álex de la Iglesia rodó parte de Las Brujas de Zagarramurdi. Y, más recientemente, se grabaron allí la premiada Que dios nos perdone (2016, Rodrigo Sorogoyen) y la comedia No le culpes al Karma (2016, María Ripoll).
El futuro de San Bernardino 3 es incierto. En 2014 se produjo una reforma en el edificio a cargo del estudio Arquipablo que no se finalizó y fue entonces cuando MCyP alertó con su informe sobre la posibilidad de que se perdieran los frescos de los Zuloaga, protegidos integralmente al igual que todos los elementos interiores y exteriores del edificio. De momento, sigue en alquiler para rodajes. El último tuvo lugar esta misma semana.