Hace pocos meses me mudé al barrio con mucha ilusión. Coincidió con el nacimiento de mi bebe, lo que me hace vivirlo desde otro punto de vista. En concreto hablo del mal estado de la Calle San Hermenegildo, sus estrechas y rotas aceras y la incomprensible gestión de los contenedores de basura.
Todas las tardes al volver a casa tengo que correr por la misma calle, porque no tengo espacio en la acera para pasar con el carrito de mi bebé. Pero es que un peatón normal también lo tiene muy complicado para pasar. Siento que a veces es un «deporte» de riesgo porque quizás un día un coche no me verá al doblar la esquina.
Además de los seis contenedores de basura que tengo que esquivar, me encuentro con agujeros, cacas de perro que luego se quedan pegadas al carrito, señores haciendo sus necesidades detrás de un coche o encima del mismo... ¡vamos! un auténtico juego de Tetris para llegar hasta mi portal.
Tampoco creo que en otras calles de Malasaña sea mucho mejor. Me preocupa las condiciones higiénicas de este barrio en el que pensaba criar a mi bebé, pero es que hasta sus parques ya me dan cierto repelús. Están descuidados y sucios. ¿Qué otra opción podemos darle a la recogida de basura orgánica? ¿No se pueden hacer más parques para perros?
Firma: Carolina, vecina de Malasaña