Un cartel a modo de periódico en el que se recogían las noticias de la desaparición de ciertos “bares de viejos” de Malasaña nos puso sobre aviso. Esa atípica publicación se hacía llamar Madrid Castizo y apareció pegada en distintas paredes de la zona. Hoy sabemos que formaba parte del nuevo proyecto musical de Blonde Poulain, titulado Cinco relatos sobre la gentrificación y la nueva movida madrileña. Esgrima, Tribunal-Tirso de Molina, Tiempo agotado, Noticias frescas y, el primer single del trabajo, Bares de viejos, dan forma a un álbum digital que puede escucharse y descargarse gratuitamente en internet, y que se completa con una pieza audiovisual y la ya nombrada creación del tabloide #MadridCastizo.
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Blonde Poulain es el proyecto musical del murciano Pablo Nicolás Botía, quien se mueve en una especie de nueva escena underground madrileña y que en los 5 años que lleva viviendo en Madrid ha experimentado ya 3 mudanzas forzosas -por “el incremento en los precios del alquiler”- y ha sufrido el cierre de numerosos bares de los de toda la vida y de los que era cliente habitual. Ante sus ojos, además, se ha acelerado en el último lustro la transformación del comercio tradicional en otro tipo de negocios más del gusto de “una clase turista elitista”, según sus propias palabras. Su hip-hop se encontró de bruces con la gentrificación y no ha tenido más remedio que hacerla canción.
Con este álbum digital dice reivindicar la reconciliación con lo cotidiano, las tradiciones recuperadas y habla de “la desesperada búsqueda de las nuevas generaciones por encontrar la autenticidad en lo de siempre”. Sus canciones describen una realidad que bien conocerá cualquiera que viva en el área de Madrid Central y que, poco a poco, se va también expandiendo a otras zonas sin el tráfico regulado.
SOMOS MALASAÑA (SM): ¿Qué encanto encierran los bares de viejo para que sigan enganchando al público joven y protagonicen el primer single de tu nuevo álbum?
BLOUNDE POULAIN (BP): No discriminan a ningún tipo de público, mantienen los precios de la bebida barata de hace años y suelen combinar su oferta con algún plato de tapeo tradicional castizo, como los huevos rotos con jamón o las croquetas. La autenticidad de estos lugares es el mayor de sus encantos. Y las personas que allí se congregan hacen el resto.
SM: Lo de “los bares de viejo” no es más que otro síntoma... En Esgrima, 7 cuentas tu peregrinaje de calle Minas a Esgrima, en TirsoEsgrima, 7
BP: La gentrificación ha sido uno de los principales fenómenos sociológicos que he experimentado en los 5 años que llevo viviendo en Madrid. Las condiciones de algunos bajos con humedad y sin luz me llevaron a seguir buscando alternativas en otras zonas en las que, paulatinamente, también se va incrementando el coste de vida.
SM: ¿Habrá más números de ese periódico-cartel #MadridCastizo en el que has utilizado muchas de las noticias sobre cierres de bares y comercios clásicos que hemos ido publicando en Somos Malasaña?BP:Somos Malasaña
El póster se realiza como acción promocional de lanzamiento del álbum. Estoy ya trabajando en la ampliación de esta información a modo de fanzine incluyendo las letras de las canciones y diseños relacionados con el mundo editorial de los tabloides. No obstante, si hubiera más números de #MadridCastizo querría decir que no estamos haciendo algo bien y el problema persiste.
SM: En el título de tu disco sugieres la existencia de una nueva movida madrileña ¿Es un paralelismo forzado o de verdad crees que hay un suficiente número de personas creativas pululando por la Malasaña nocturna que merecerían ese apelativo?
BP: La nueva movida madrileña somos todas las personas que estamos lanzando de nuevo una escena musical y artística, sin complejos y con barreras cada vez más difusas. Grupos de garage-rock, bandas indie, traperos, dj’s, influencers, diseñadores de moda, estilistas, fotógrafos, tatuadores… Todos nos juntamos en fiestas como ChaChá, Medias Puri o Costa Social Club, en el ‘2 de Mayo' y en los 'bares de viejos“. Por lo general, diría que es una generación muy joven, desde adolescentes hasta toda la gente que nunca vivió la movida madrileña y solo pudo entenderla a través de sus historias. Es un fenómeno emergente con mucho potencial y con una variedad creativa que realmente inspira a seguir generando nuevas ideas y a trabajar en futuros proyectos colaborativos.
Escuchar Cinco relatos sobre la gentrificación y la nueva movida madrileña es como darse un paseo por el territorio que se engloba entre Malasaña y Lavapiés o como leer cualquier día Somos Malasaña. Lo mismo aparece un catálogo de propuestas y locales reconocidos por todo el mundo -el club Ocho y Medio, el Baobab, el Prado, la Vía Láctea,el Lozano, Casa Camacho, el Palentino, el Rocablanca, la Milana Bonita o el Bar Luna- como que nos encontramos caminando por la calle Minas hacia la de la Esgrima y oímos hablar de precariedad laboral y del 'efecto airbnb', conversaciones que se dan también un día cualquiera entre vecinos de toda la vida mientras aguardan turno en la cola del pan. “Malasaña está muerta. La gentrificación está a la vuelta de la esquina”, dice uno de los versos de Bares de viejos. “Son las personas las que hacen una ciudad y los bares el lugar donde aún respiro underground”, remata otro.
Pablo Nicolás Botía se gana la vida como diseñador gráfico y, además de la música, su otra gran pasión son las fotografías polaroid. Blonde Poulain surgió en 2012 con el lanzamiento de lo que fue su primer trabajo, Vainilla y chocolate. Ya en Madrid, en 2015, lanzó su segundo trabajo, Hoy aquí, mañana allí. En 2017 realizó un proyecto en grupo junto con Skinny Kid, bajo el sobrenombre de ‘MXLXSXÑX’, haciendo alusión en clave de trap al nombre del barrio donde fijó su hogar el conjunto musical. En sus proyectos artísticos fusiona un poco todas las disciplinas que toca.
El artista baraja la posibilidad de presentar en los próximos días su trabajo en una actuación gratuita en el Escenario Tribunal de los Jardines del Arquitecto Ribera.