Las obras para reformar el corazón de Malasaña ya han terminado. Los operarios apuntalaban el pasado martes la fuente con la que remataban los trabajos de mejora en la plaza del Dos de Mayo, una serie de actuaciones encaminadas a mejorar la plaza pero cuyo resultado no será apreciado seguramente a primera vista por la mayoría de visitantes del entorno.
Los suelos del foso se han renovado completamente debido a las numerosas baldosas rotas que presentaban. También se ha cubierto con granito los muros que rodean la plaza, para lo que se retiró previamente el cubrimiento de ladrillos con los que fueron adornados inicialmente. Los suelos de terrizo han sido raseados y nivelados, debido a que presentaban múltiples surcos, baches y acumulaban charcos de agua durante los episodios de lluvia.
Aunque visualmente los cambios apenas se notan, los usuarios habituales de la plaza sí que han visto cómo han mejorado pequeños detalles: los bancos se han renovado y multiplicado, especialmente en la zona más cercana al colegio Pi i Margall. Las familias también agradecen la renovación en el vallado de los parques infantiles y la desaparición de obstáculos y huecos a su alrededor, que se ha solventado con la colocación de ladrillos y losas de granito.
La fuente de agua potable, que llevaba rota desde la primavera, fue renovada por otro modelo con dos caños, que permite beber a personas y también a perros en su parte inferior. Un guiño a la población de canes habitual en esta plaza aunque todavía con algunos fallos en su funcionamiento, como denuncia en Twitter el Ampa del colegio cercano:
Sin embargo, la alegría duró poco ya que el miércoles y a la vista de que el surtidor recién instalado no funcionaba correctamente, los operarios procedieron a retirarla para volver a colocarla “antes del día 24, explicaron a las familias que preguntaron por ella.
La renovación, aprobada durante el mandato de Carmena, siguió la lista de peticiones que las familias del colegio Pi i Margall trasladaron al Ayuntamiento en octubre de 2016, hace ahora tres años. Entre ellas se encontraba la renovación de baldosas en la calle Daoíz, donde han desaparecido las múltiples irregularidades del suelo y las placas rotas de granito. Además, se ha impedido con un bolardo el acceso al foso de la plaza desde la zona sur.
Las obras concluyen con la estatua de Daoíz y Velarde sin sus espadas de piedra, frecuentemente vandalizadas y que no han sido sustituidas desde hace años. También con pintadas en los muros renovados, que con el cambio de ladrillo por granito pueden ser limpiadas con mayor facilidad por los servicios municipales.
Los bancos de la plaza también siguen albergando a personas sinhogar, que se instalaron junto a sus enseres en el lugar el verano de 2018 y que no han abandonado el espacio pese a las lluvias, el calor o el cambio de gobierno municipal.