Los bocadillos de Alimentación Relloso se despiden para siempre de la calle Palma

Hubo una época en Madrid en la que era fácil encontrar colmados en cualquier esquina. Tiendas en las que lo mismo podías pedir una botella de leche que llevarte un bocadillo recién hecho. Estos comercios de ultramarinos, precursores de las actuales tiendas de chinos, han ido marchándose con el tiempo hasta el punto de haber casi desaparecido en el centro de la capital.

Una de las últimas que quedaba en Malasaña cierra este martes. Alimentación Relloso, en el número 21 de la calle Palma, echa la persiana después de 45 años dando de comer y de beber a su barrio. El negocio, gestionado por dos hermanos que llegaron a la gran ciudad desde un pueblo de Burgos en los años setenta, dice adiós por diversas razones. “No podemos aguantar más, los supermercados nos han acabado matando”, explica a Somos Malasaña Joaquín Relloso, el dueño del negocio. Su hermano pequeño, Pedro, asiente desde el mostrador.  Hasta ahora habían podido competir con los comercios de chinos ampliando sus horarios, pero afirman que los precios que ofrecen las grandes cadenas de alimentación son imbatibles para ellos.

Joaquín y Pedro explican que incluso lo que eran sus productos estrella, los bocadillos de fiambres o queso recién cortados, no se vendían demasiado en los últimos años, por la abundancia de locales de comida rápida que les han ido rodeando. “Antes los chavales hacían cola a la entrada de la tienda”, recuerda con nostalgia el menor de este negocio familiar.

Estos bocatas eran masivamente consumidos en otro tiempo en los recreos del cercano instituto del Lope de Vega y también durante los fines de semana, por los jóvenes que acudían a salir por Malasaña. Hoy estos jóvenes siguen volviendo al barrio, pero se detienen cada vez menos en una tienda que durante los años ochenta o noventa hizo sus mejores números. Los hermanos Relloso admiten que si el negocio les fuera mejor podrían plantearse seguir un poco más, pero con la situación actual van a aprovechar que Joaquín se acaba de jubilar para cerrar definitivamente.

Proveedores de Alaska y 'las Costus'

Proveedores de Alaska y 'las Costus'

En los tiempos en los que no faltaban clientes, los más habituales eran los vecinos de la calle Palma de cualquier clase y condición. Cuentan que unos de los más famosos eran los habitantes del 1º exterior izquierda del portal 14, el hogar de las Costus. A esa “casa-convento de las estrellas descarriadas” (definición de Francisco Umbral) subía habitualmente a llevar pedidos Pedro, que recuerda que por aquella época también vivía allí la cantante Alaska, además de los conocidos pintores de los ochenta.

“Después se marcharon a vivir a la zona de Alonso Martínez, pero eran buenos clientes”, recuerdan los Relloso de aquella época, en la que muchos de los que transitaban por esta céntrica vía de Malasaña, una de las mejores para cruzar el barrio de lado a lado y llegar hasta el Conde Duque desde Fuencarral, acababan entrando a su pequeño comercio.

Para cuando llegó La Movida a su tienda, los hermanos Relloso ya llevaban unos cuantos años instalados en su local, al que llegaron en 1971 procedentes de un diminuto pueblo del norte de Burgos, Otero de Losa. “Entonces en mi tierra no había nada que hacer. Tenías para comer, pero poco más”, comenta Joaquín cuando explica las razones que le llevaron a trasladarse a la capital. “Aquí tenían unos tíos míos la tienda y pasé a encargarme de ella”, narra. Para saber la fecha en la que el número 21 de Palma empezó a alimentar al barrio hay que remontarse mucho antes. Joaquín afirma tener constancia de que lleva abierta desde principios del siglo XIX.

Humildes y poco dados a las estridencias, estos hermanos burgaleses salieron del anonimato en 2009 para participar en una campaña publicitaria de la agencia JWT Delvico, que entonces estaba instalada en su misma calle, algo más arriba. Los spots intentaban demostrar que incluso los comerciantes más humildes de Palma valoraban la importancia de una campaña de publicidad:

Los Relloso también han aparecido en numerosas ocasiones en Somos Malasaña, como cuando participaron de la iniciativa La despensa solidaria de Malasaña, para ayudar a los más desfavorecidos, o cuando tuvieron que cambiar su cartel luminoso, hace ahora tres años, después de que unos vándalos la emprendieran a pedradas.

Este martes 6 de septiembre, Alimentación Relloso cierra sus puertas para siempre. Aún no conocen lo que sustituirá a la tienda que estos hermanos poseen en propiedad. De momento intentan alquilarla, como muestran los visibles carteles colocados junto a otros más antiguos que anuncian venta de paella o de goma de mascar a un euro. Y tratan de despachar sus últimos productos con un descuento del 20% por cierre, entre saludos de clientes de toda la vida que acuden estos días a despedirse de ellos.