El pasado viernes, un vídeo se hizo viral en Twitter. Mostraba una enorme cola de personas esperando su turno para entrar en un centro de salud de Madrid, con el objetivo de hacerse una PCR que detectara si tenían o no coronavirus. En el tuit se afirmaba que todos los pacientes presentes habían dado positivo por test de antígenos y habían acudido allí “como último recurso” porque nadie les cogía el teléfono. No era cierto todo lo que se contaba, aunque las esperas son extensas y existen durante parte del día.
El centro de salud de la grabación es el de Palma Universidad, situado en la calle Palma. Da servicio a los habitantes de la zona de Malasaña, en el entorno del Dos de Mayo, y desde el inicio de la pandemia ha registrado largas colas en los momentos de más contagios, en una acera muy estrecha y con los coches pasando a escasos centímetros de los que aguardan su turno. Ocurrió el pasado enero y también durante el mes de julio. El motivo es la organización de las PCR diarias y también el escaso espacio disponible en su interior.
“No las hacen ni el viernes, ni sábados ni domingos, así que me han dado cita para hoy”, cuenta Pablo, un estudiante que está pendiente del resultado del test para saber si podrá viajar para celebrar la Navidad con su familia. Uno de sus compañeros de piso ha caído enfermo y necesita la prueba para salir de dudas. Es el último de una cola que ha llegado a acumular más de cien personas en la calle este lunes. “Citan a todo el mundo a las doce y hasta que acaben”, comenta.
Todas las personas de la cola tenían cita para hacerse la PCR. Si alguna acude al centro de salud sin ella tiene que pedirla y esperar a que le den turno. Mientras los pacientes aguardan al raso, sanitarios del centro les van entregando a los más cercanos a entrar los materiales para su prueba y les explican el procedimiento a seguir: “Hoy se recogen todas las muestras y mañana a las ocho de la noche tienen todos los resultados”, informa una de las trabajadoras del centro de salud, envuelta en un buzo, con mascarilla y gafas para evitar cualquier posibilidad de contagio.
“Informad bien”, piden a los dos periodistas que estamos en la puerta contando su labor mientras ve cómo se va acabando la cola, casi a las 13.30 horas. “Vamos que ya quedan tres y terminamos”, dice con una sonrisa de alivio. Luego insiste en que para ponerse a la cola es necesario ser llamado previamente por un médico: “Que no venga nadie sin cita por favor”.
Retrasos de dos semanas en las citas
Lo de conseguir una cita empieza a ser complicado en el ambulatorio de Palma. La primera consulta Covid disponible para los vecinos el 20 de diciembre salía para el lunes que viene, día 27. Si alguien sospecha que se ha contagiado deberá esperar una semana hasta hablar con una enfermera que le atienda por teléfono. Luego tendrá que pasar por la cola de la PCR.
El resto de consultas de atención primaria se está resintiendo en este centro de salud, como en muchos otros puntos de Madrid. Los recursos que se están dedicando a la atención de positivos y del seguimiento de los pacientes contagiados hace que la primera cita disponible en el médico de cabecera sea en algunos casos para el 4 de enero. Más de dos semanas de retraso.
Un centro de salud obsoleto
La situación se complica además en el centro de salud de Palma Universidad, con unas instalaciones repartidas actualmente en dos locales alquilados, uno en la calle Palma (el de las colas) y otro en la calle Norte, a unos cien metros del primero. Ambos disponen de escaso espacio para los pacientes, lo que obliga a situaciones como la de las colas para las PCR por no disponer de más recursos que la calle para organizar a las personas atendidas.
Aunque el Ayuntamiento de Madrid cedió a la Comunidad un solar en la cercana calle de Antonio Grilo para construir un nuevo ambulatorio, la situación tardará mucho en cambiar, ya que en los presupuestos regionales recién aprobados no está prevista ninguna partida específica para construirlo, por lo que habrá que esperar al menos hasta el año 2023 para que se inicien las obras.