Miles de abonados se bajan de Bicimad: su uso retrocede cinco años con el Gobierno de Almeida

Diego Casado

5 de febrero de 2022 22:17 h

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En verano de 2020, Bicimad tocó techo en Madrid. La salida de la pandemia propició el uso de la bicicleta y numerosos madrileños decidieron probar este servicio público y echarse a rodar por las calzadas de la capital, por entonces con bastante menos tráfico que ahora. El sistema ganó 17.000 abonados de golpe a la salida del confinamiento y parecía que supondría su despegue definitivo, también gracias al plan para llegar con más estaciones a 15 de los 21 distritos de la ciudad.

El año pasado comenzó de la mejor manera posible para el servicio: decenas de nuevos puntos de anclaje acababan de abrir hasta sumar 258 estaciones, el número de bicicletas aumentaba hasta casi 3.000 y las cifras de abonados no paraban de crecer. Los rumores de una posible privatización, que el Ayuntamiento había negado, se alejaban. Pero en la primavera Bicimad empezó a mostrar debilidades: los actos vandálicos y la falta de mantenimiento empezaron a dejar sin bicicletas las estaciones. Cuando llegó el verano el 60% de ellas no estaban disponibles y se habían cerrado varias estaciones ante la incapacidad para llegar a todas las reparaciones necesarias. En Tetuán, por ejemplo, se clausuraron la mitad.

La mala prestación del servicio empezó a notarse en las cifras de abonados. En mayo de 2021 permanecían dados de alta en el sistema 79.485 madrileños. A partir de ese momento empezó un rápido declive, el mayor experimentado por Bicimad desde su puesta en marcha hace casi ocho años, y el número de abonados cayó hasta los 68.002 el último día del pasado diciembre. Hasta 11.483 personas se habían bajado del alquiler de bicicletas municipal en apenas medio año.

A la par que los suscritos al servicio, también está cayendo el uso diario de bicicletas del sistema municipal de alquiler. El máximo se alcanzó después del confinamiento pandémico, pero el pasado verano se superaron los más de 400.000 viajes mensuales en aparatos de Bicimad. A partir de ahí la cifra empezó a bajar en picado hasta caer a los 185.000 del pasado mes de diciembre, según las últimas estadísticas disponibles en el portal de datos abiertos del Ayuntamiento de Madrid.

Este último dato es el más bajo en cinco años, descontando los meses en los que se suspendió el servicio por el confinamiento (marzo y abril 2020) y por el temporal Filomena (enero 2021). Desde diciembre de 2016 no se llegaban a tan pocos viajes, con el agravante de que por entonces había muchas menos bicicletas y estaciones disponibles.

¿Cuáles son las razones de este declive? La más evidente para los abonados es la frustración de intentar utilizar una bicicleta y que no haya ninguna disponible en la estación o que las existentes se encuentren pinchadas, sin frenos o cualquier otro fallo mecánico. Durante el periodo de peor funcionamiento de Bicimad, la pasada primavera-verano, hubo días en los que el 40% de los ciclos no estaban operativos. Ocurrió a finales de julio y volvió a suceder durante la primera semana de septiembre.

El siguiente gráfico basado en datos municipales muestra el porcentaje de bicicletas disponibles en Bicimad durante los últimos siete meses, que coincide con el periodo de descenso de abonados:

El Ayuntamiento de Madrid apunta que desde octubre se ha registrado un importante descenso en los datos de vandalismo sobre el sistema: “Actualmente, y con los candados ya instalados en toda la flota, la situación está estabilizada y hemos recuperado el 100% de la disponibilidad de bicicletas en calle”, explican fuentes del área de Movilidad. También achacan la fuerte caída en abonados a encontrarnos en el periodo del año en el que se produce “menor uso de Bicimad que, por sus características, tiene un alto componente estacional”.

En el mismo periodo de 2020 los datos municipales indican que la cifra de abonados cayó en 2.000 personas respecto a su pico más alto, muy lejos de los 11.000 que se han perdido este año. No obstante, Movilidad confía en que “con el comienzo de la época de mayor utilización los usuarios vuelvan a elegir el servicio de bicicleta pública para moverse por Madrid”. 

Entre las actuaciones anunciadas en los últimos meses están la ya citada de colocar un candado adicional a la rueda trasera de todas las bicicletas, de forma que el aparato no funcione aunque se arranque por la fuerza de la estación a la que está anclado. Este cierre se desbloquea al usar la tarjeta para iniciar el uso y el ciclista se ha de encargar de cerrarlo manualmente cuando ancla la bici en el destino. También se contrató a 25 técnicos adicionales de mantenimiento (con los que se compensó 15 salidas), aunque los trabajadores de Bicimad en la EMT señalaban el pasado mes de octubre que la plantilla seguía sin efectivos suficientes

El delegado de Movilidad, Borja Carabante, ha culpado en todo momento a los incívicos de los problemas en Bicimad, que según aseguró había obligado a 6.118 reparaciones en la primera quincena del mes de septiembre, hasta 500 en un día, afirmó en una de sus comisiones municipales.

La caída de abonados en Bicimad y las averías en sus aparatos se ha unido al fracaso de las bicicletas de alquiler sin anclaje, el free floating para el que el Ayuntamiento concedió 4.800 permisos y que dejó de estar disponible también el pasado verano.

Más Madrid acusa a Almeida de “hundir Bicimad”

A la vista de los datos durante los últimos meses, el principal partido de la oposición carga contra la gestión del alcalde. “La caída de usuarios es espectacular y esto solo se puede explicar por la mala gestión y el desinterés de Almeida por este servicio”, afirma la portavoz municipal de Más Madrid, Rita Maestre. “Una ciudad avanzada y moderna tendría un buen servicio y aumentaría los usuarios. Estos datos solo muestran incapacidad, desinterés y una falta de proyecto de ciudad”, añade.

Maestre cree que la renovación de bicicletas ha sido “un desastre” y que sigue faltando personal de mantenimiento, además de afirmar que “Almeida ha hundido Bicimad, su chapucera gestión está perjudicando gravemente a los madrileños, que no tienen un servicio público de bicicletas en condiciones y eso es fundamental para cualquier ciudad que quiera avanzar en sostenibilidad”.

Su concejala de Movilidad, Esther Gómez, denuncia además que el Ayuntamiento está desplegando bicicletas en mal estado “aún sabiendo que no están listas para ser utilizadas por los usuarios”, explica, con intención e maquillar “los indicadores del contrato”. “Es inexplicable que las cosas se puedan hacer tan mal. El sistema tiene ahora 90 estaciones más, la tendencia debería ser de aumentar la demanda, no que ocurra lo contrario”, cree la edil de Más Madrid.

El Ayuntamiento de Madrid anunció a finales de año que asumirá la gestión directa de Bicimad a través de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) a lo largo del primer semestre de 2022, como parte del acuerdo de presupuestos al que llegó con el Grupo Mixto. Lo hizo después de que se aprobará en el pleno de noviembre a propuesta de Más Madrid y para poder ampliar más el servicio, ya que a nivel burocrático el sistema se encuentra adscrito a un contrato de 2013 que le impide aumentar con agilidad su número de estaciones. “Nos permitirá afrontar nuevos retos futuros como la extensión del servicio a toda la ciudad”, indican a este periódico desde Cibeles.

“El Ayuntamiento va a seguir apoyando y fomentando el uso transporte público en la ciudad, es un pilar fundamental dentro de la Estrategia de Sostenibilidad Madrid 360”, explican fuentes del área de Movilidad. Parte de los 1.000 millones de euros destinados a la transformar la EMT repercutirán en el servicio de bicicletas, aunque no se ha cifrado qué porcentaje se dedicará a ello. 

Más Madrid denuncia que el Plan Estratégico 2021-2025 de la EMT contempla ampliar en un máximo de 2.000 bicis, una cifra que califica de “ridícula”. Su partido reclama 9.000 y otras 500 nuevas estaciones, que se sumen a las 258 actualmente existentes para que el sistema sirva para circular por los 21 distritos de la ciudad.