El plan del duque de Alba para levantar 66 apartamentos turísticos en dos edificios históricos de la calle Princesa, que cuenta inicialmente con el visto bueno del Ayuntamiento, ha sido cuestionado por Más Madrid, que está intentando frenar el proyecto en la fase de alegaciones.
El partido de Rita Maestre duda de la legalidad de esta iniciativa para transformar en un equipamiento turístico dos edificios anexos en Princesa 22 y 24, que en principio se concibieron como viviendas de alquiler en el momento de su construcción (1935) y que luego fueron convertidos en oficinas.
“La intención principal es la obtención del lucro económico”, asegura Más Madrid al argumentar que el cambio de uso solo está permitido en los casos en los que el objetivo es “la protección y puesta en valor del edificio”, la excepción contemplada por la normativa municipal, recogida en el Plan Especial de Hospedaje (PEH). “Las obras que recoge” el proyecto “no van orientadas a la mejora de las condiciones higiénicas y de habitabilidad sino a la adaptación del edificio para la realización de la actividad económica vinculada al hospedaje”, explican desde el partido de Rita Maestre en sus alegaciones, a las que ha tenido acceso este periódico.
“En conclusión, este Plan Especial va en la dirección contraria de preservar los usos originalmente concebidos. El uso de oficinas permitido con anterioridad no puede ser una herramienta para saltar del uso residencial al de hospedaje”, añaden.
Un problema de turistificación
El duque de Alba invertirá algo más de 5,6 millones de euros en las obras necesarias para el cambio de actividad y en los gastos asociados, según el estudio económico del plan presentado al consistorio. La explotación turística de estos inmuebles arrojará una facturación de 2.064.616 euros anuales, por lo que la inversión quedará cubierta en poco más de tres años.
Más Madrid alerta de que el proyecto atenta también contra el primer artículo del PEH, que declara como objetivo “preservar el uso residencial en las áreas centrales de la ciudad, mediante una nueva regulación de usos compatibles y autorizables, limitando al máximo la expulsión del uso residencial de carácter permanente y su sustitución por el uso de servicios terciarios en la clase de hospedaje”.
Los de Rita Maestre recuerdan que el distrito Centro, donde se ubican los edificios, es el que mayor concentración tiene de plazas hoteleras en toda la ciudad, por lo que considera que no es necesaria otra infraestructura de este tipo en un lugar ya saturado de ellas.
Por ello piden al equipo de Almeida anular el plan especial presentado por el duque de Alba y advierte que “la turistificación del centro como único uso superviviente a costa del residencial y oficinas elimina diversidad y tiene graves consecuencias en el vaciado poblacional del centro”. También pide al Ayuntamiento que encamine sus políticas “a recuperar el uso residencial como oportunidad de intervenciones para vivienda social destinada a jóvenes”.
El equipo de Urbanismo, área que tiene que dar luz verde definitiva a la operación, aprobó recientemente la conversión de otro edificio histórico del centro de Madrid en apartamentos turísticos. Como en el caso de Princesa 22 y 24, la excusa era la puesta en valor del edificio pero la realidad es que la reforma era una legalización de la actividad previa ilegal que llevaba ejerciendo desde hacía años. Incluso con orden de cierre municipal.