Una placa en la que casi nadie se fija y apenas se lee queda como única muestra de lo que un día fue el jardín de la Plaza del Carmen pegado al llamativo mural arcoíris que adorna una de sus medianeras. El metal desgastado reza: Espacio rehabilitado con la colaboración de, y los logos de unas cuantas empresas, ahora casi invisibles.
El jardín se inauguró poco antes de la reunión del Comité Olímpico Internacional en la que se decidía si la capital acogería o no los Juegos Olímpicos de 2020, que finalmente fueron a parar a Tokio. Tenía el logo de la candidatura -una eme y un 20- separando con gravilla las zonas ajardinadas, como se muestra en esta imagen tomada poco después de su apertura:
Pero el día de la elección llegó y la derrota de la candidatura afectó de lleno al jardín, que fue mutando, olvidando de forma progresiva el diseño del logo. En 2014 ya había perdido uno de sus dos árboles y parte de la vegetación se había secado. Permanecía inalterada la caseta verde que alberga los instrumentos de medición de la calidad del aire.
En 2015 las plantas de lavanda empezaban a cubrir el logo y también el pasado olímpico de esta zona verde, que pasaba a engrosar la lista de cadáveres que las diferentes candidaturas dejaron por la capital. El otro árbol también se perdía.
Tres años después la vegetación tapaba todos los restos del logo y aparecía un nuevo árbol. Además, la estación meteorológica que detecta los niveles de contaminación en el centro de Madrid era rodeada con una valla, para lo que se amplió la superficie cementada del jardín, cubriendo un poco más una pare de la eme olímpica y el número 20.
Llegó la pandemia y en 2021 las terrazas rodearon el jardín, que seguía desarrollándose sin problemas y los ciudadanos olvidaban lo que había debajo, mientras la vicealcaldesa Villacís volvía a hablar de presentar a Madrid a una nueva candidatura.
Y en 2022, con la llegada de las obras a la plaza del Carmen, todas sus plantas han sido retiradas para ejecutar la remodelación, dejando a la vista el logo de la candidatura olímpica. ¿Por cuánto tiempo?