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El ruido del extractor que expulsó de su piso a dos vecinos de Ciudad Lineal: “Es como tener un avión en casa”

“Hay días en los que te levantas y piensas que has perdido toda tu vida”. Quizá suena dramático, pero así se siente Manuel Cavero. Vivía con su pareja en el número 2 de la calle Albacete, cerca del tanatorio de la M-30, en el barrio de San Pascual (distrito de Ciudad Lineal). Hasta que en noviembre de 2021 el bar situado debajo de su inmueble les sumió en un “calvario” que les ha obligado a abandonar la que fuera su casa, ante la “manifiesta falta de cooperación” del Ayuntamiento de Madrid: “Nos ha negado toda ayuda”, asegura.

Su experiencia es tan delicada que han dejado la ciudad, cuenta Manuel en conversación con Somos Madrid. Ahora viven en la costa, alejados del ruido que les expulsó del piso donde habían construido su rutina. Aunque las molestias comienzan en noviembre de 2021 con humos, olores y sonidos procedentes del establecimiento de comida libanesa, la situación empeora sensiblemente un año después. El negocio instala “una campana extractora completamente ilegal en la estructura del edificio”, cuyos ruidos les hacen la vida imposible: “Noto que el suelo de la habitación tiembla ligeramente. Es como tener un avión en tu casa”. Así, detalla, durante doce horas al día en un horario que variaba en función de la jornada, llegando a veces a la madrugada.

Manuel toma pronto la iniciativa: “Después de dos noches sin poder dormir, acudo al bar con el propósito de poder hablar de nuevo con el propietario. Sigue negando que haya modificado alguna instalación en el local. Poco después me avisa de que el servicio técnico ha revisado la instalación del motor del extractor de humo, insonorizando el dispositivo. Sin embargo, el mismo ruido ensordecedor continúa”.

El siguiente paso fue recurrir a las autoridades. El 24 de noviembre, el servicio de inspección del Ayuntamiento de Madrid se traslada al domicilio. “Las mediciones exceden los límites permitidos. Los niveles de ruido soportados en el interior de la vivienda son calificados como situación de riesgo grave según la ordenanza municipal de protección contra la contaminación acústica y térmica. El ruido de un local colindante no puede superar los 25 dBA [decibelios ajustados al oído humano]. En nuestro caso, sobrepasa los 41 dBA”, expone Manuel. Los técnicos declaran además que “el inquilino del local ha retirado los paramentos del doble techo del local”, una instalación que evita que olores, humos y ruidos se cuelen por la estructura del edificio.

Pero la solución dista de ser inmediata: “Nos trasladan que emitirán un informe en el que se indica al dueño del negocio la medición y concediéndole el tiempo previsto legalmente para subsanar el defecto”. Este periodo “asciende a un año”, afirma Manuel. En este contexto, acude con su pareja al médico “dado que nuestra salud se está viendo gravemente afectada. Los médicos diagnostican un trastorno agudo con alteración de la personalidad”. Han pedido una baja médica y actualmente continúan en ella.

Críticas a la pasividad de las autoridades municipales

En un primer momento intentan convivir con lo que sucede, aunque no les resulta nada sencillo: “Cerramos los dormitorios para poder contener el ruido. Tuvimos que trabajar, vivir y dormir en el salón”. Después de repetir en varias ocasiones las mediciones sonoras con “catastróficos resultados”, abandonan la que era su casa el 23 de diciembre de 2022. No sin antes recurrir al Ejecutivo municipal que dirige José Luis Martínez-Almeida sin encontrar una respuesta que pusiese fin a su diatriba, aseguran. Manuel cita las 33 peticiones a la Agencia de Actividades para que inspeccionen el negocio, o las diez solicitudes al Área de Medio Ambiente y Movilidad, “que no han podido o sabido contestar”.

Cerramos los dormitorios para poder contener el ruido. Tuvimos que trabajar, vivir y dormir en el salón

Desde el consistorio madrileño, en declaraciones a este medio, defienden que se ha actuado según los procedimientos pertinentes: “Las reclamaciones de ese vecino han dado lugar a una inspección por parte del Área de Medio Ambiente, que demostró que la zona de emisión de humos y vapores quedaba recogida por la campana, cumpliendo con la altura requerida en la ordenanza de calidad de Aire y sostenibilidad”.

Coinciden en que durante la medición de los niveles sonoros del extractor se observa que superan los niveles permitidos por la ordenanza de contaminación acústica. Por este motivo “existe una propuesta de sanción y se le requiere al local que lo corrija para cumplir con la normativa, para lo que se le da un plazo, aunque en ningún caso de un año”, matizan. Avanzan que “próximamente se llevará a cabo una nueva inspección para comprobar si lo ha subsanado”.

A través de un edil de Más Madrid, Manuel y su pareja han llevado su queja a la Junta Municipal de Ciudad Lineal, ante el concejal presidente Ángel Niño (Ciudadanos). Sin embargo, la instancia fue rechazada con el voto en contra del partido naranja, PP, Vox, PSOE y Grupo Mixto, que argumentaron que la competencia no corresponde a este organismo. Manuel cree que el consistorio se debe a “razones económicas” por las que no interviene en el edificio: “Cuando la Policía Municipal va al local les sanciona, les ponen una multa que el propietario paga y el Ayuntamiento está ingresando dinero”. Cree que en este caso se busca el beneficio económico “aunque sea a costa de la salud de todos”.