Frecuentemente, percibimos el mundo de lo digital como contrario al de los encuentros en la calle, algo así como la arena del sepulturero que, en forma de bits, va cubriendo el viejo barrio, que pensamos hecho por calles de los tonos que tienen los recuerdos de la infancia. Sin embargo, hay espacios en la red que sirven de anclaje a esas memorias compartidas y hasta de remedo de la plaza pública. Así es Amigos de Tetuán de las Victorias, el grupo de Facebook que Elena abrió en 2013 y que hoy reúne a casi 7.500 tetuaneros.
En Amigos de Tetuán de las Victorias lo mismo se comentan los escenarios del viejo Tetuán sin asfaltar que aparecen en la película No somos ni Romeo ni Julieta, con Karina, que se difunden la pérdida de una mascota o las noticias sobre las cocinas pirata que están llegando Tetuán. Sin embargo, es alrededor de las viejas fotos donde se produce el grueso de la actividad de la página. Imágenes que reflejan viejas ubicaciones perdidas de Tetuán pero en las que también, y esto es lo importante, sale gente. Raro es el post en el que no suenan sus nombres reales en los comentarios y se encuentran virtualmente viejos vecinos.
Elena, de 61 años, siempre será tetuanera, aunque ya hace unos cuantos años que vive en otro barrio del norte de Madrid. Amante como era de las fotos antiguas, un buen día vio una página de otro lugar, similar a lo que luego sería Amigos de Tetuán de las Victorias, y se puso manos a la obra. Algunas de las fotos que hay en este rincón de la red son de su familia, también de vecinos y, luego, de diversas procedencias. Hoy suman unos dos millares. Aunque ahora tiene menos tiempo que en otras épocas por motivos laborales, todos los días hay algún contenido que invita a visitar la página.
Basta pasar un rato buceando en los archivos de la página para darse cuenta de que la web es un lugar de encuentro. “Son muchos los viejos vecinos del barrio que se han reencontrado a través de Amigos…”, ratifica Elena. Preguntada por algún momento entrañable, nos cuenta cuando, a través de la página, una ortopedia del vecino Barrio del Pilar pagó la silla de ruedas a una usuaria que no podía permitírselo. Auténtica solidaridad vecinal.
Aunque sabe que todos idealizamos los recuerdos de la infancia, Elena echa de menos el barrio donde fue feliz, al final de Berruguete. Entonces, la pequeña Elena iba con el resto de chiquillos en una gran pandilla de distintas edades, por un barrio sin puertas donde se vivía en la calle y se sacaban las sillas a la fresca las noches de verano. Un barrio que ya no existe pero del que aún conserva muchas amistades. “En casa no estábamos mal, mi padre y mi abuelo tenían buenos trabajos y seríamos de los pocos que hasta podíamos tener vacaciones”, cuenta consciente de la pobreza de aquellos años.
El torrente de testimonios en primera persona, recuerdos precisos e información de la historia de Tetuán contenidos, aquí y allá, en Amigos de Tetuán de las Victorias es brutal. Un caramelito para investigadores salpicado en los comentarios de Facebook, esperando ser minado por historiadores y antropólogos urbanos.
Por otro lado, la colección de fotos antiguas de Tetuán recogidas en los archivos de la página no tiene parangón. Elena está bajándolas y organizándolas poco a poco, por barrios y épocas. Un proyecto que entronca con la siguiente empresa que se le ha metido entre ceja y ceja: crear un canal de YouTube para comparar el antes y el después de diferentes partes de Tetuán. “Pero necesito tiempo para poder llevarlo a cabo”.