La acera de la calle de Adrián Pulido, en la zona de Estrecho (barrio de Bellas Vistas), es tan pequeña que será imposible no tropezarse con el Stolpersteine que se colocará frente a la casa donde vivió Gabriel Álvarez Arjona, en el actual número 8 de la vía. El ultimo trámite para su colocación –la aprobación en la Junta de Distrito de Tetuán– se dio la semana pasada. Un Stolpersteine es, precisamente, una placa que recuerda a un deportado en un campo de concentración nazi frente a la última casa donde vivió, y pretende que el caminante se tropiece con ella, para lo que sobresale ligeramente del pavimento.
Se puede decir que la colocación de este Stolpersteine es especial por la historia que tiene detrás. Se puede, y debe, decir, pero sin perder la perspectiva de que todas y cada una de las placas ayudan a hacer emerger una historia tan impactante como necesaria para afrontar el presente.
En este caso, Manuel y su hijo (con el mismo nombre), descendientes de Gabriel residentes en Australia, viajarán a Madrid para recoger los efectos personales del tío Gabriel, superviviente del campo de concentración de Neuengamme, que han sido rescatados por dos investigadores.
Si se busca el nombre de Gabriel en Google, aún aparece en primer lugar una página de internet titulada Se buscan familiares de víctimas españolas del nazismo. Jesús e Isabel, impulsores de la colocación de los Stolpersteine en Madrid, junto con el historiador Antonio Muñoz, dieron con el reloj de bolsillo y los dos anillos de Gabriel en el archivo internacional Arolsen, y luego, en una increíble investigación detallada en este artículo, con sus últimos descendientes.
Manuel (88) y su mujer Heminia (fallecida) llegaron a Melnourne hace sesenta años junto con otros muchos españoles en el contexto de la llamada Operación Canguro, un acuerdo con el franquismo para mandar al país de nuestras antípodas mano de obra barata, blanca y católica. Manuel, quien aun conserva correspondencia de su familiar, viajará junto a su hijo para estar presente en el homenaje a Gabriel y recoger el reloj y los dos anillos.
Gabriel era un obrero pintor que, como muchos chicos de su vecindario –Cuatro Caminos– se enrolaron en las MAOC, Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas, semilla del famoso Quinto Regimiento que tuvo como base el convento de los Salesianos de Francos Rodríguez, muy cerca de su domicilio.
Igual que otros combatientes del bando republicano y militantes de organizaciones de izquierda, cruzó los Pirineos y pasó por varios campos de concentración en el sur de Francia. Posteriormente, se estableció en Le Mans, donde volvió a trabajar en su oficio, detenido por la Francia de Vichy y apresado en el campo de internamiento para presos políticos de Voves. De este campo fue enviado al campo nazi de Neuengamme y, posteriormente, al de Sandbostel. Gabriel sobrevivió a aquel infierno y pasó el resto de sus días en el exilio francés, sin que se conozcan demasiados detalles de su peripecia posterior a la guerra.
Según confirman a este medio desde la organización de Stolpersteine en Madrid, la placa de Gabriel llegará en unos días, junto con otras 32 solicitadas para ser colocadas a lo largo del año. Pero aún no hay fecha para la colocación de la placa porque depende de distintos factores, como la posible participación de dos entidades oficiales alemanas en el acto de recuperación y entrega a la familia de los dos anillos y el reloj de Gabriel a sus familiares, que viajarán a España para la ocasión.
Habitualmente, la organización de Stolpersteine en Madrid intenta agrupar la colocación de distintas placas en un mismo vecindario, como sucedió el pasado mes de mayo en el mismo distrito, cuando se colocaron ocho placas frente a portales de Tetuán.