Reclaman el uso público para unas de las escuelas más antiguas de Tetuán

Luis de la Cruz

30 de noviembre de 2020 08:30 h

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A cualquiera que haya pasado por la calle Nuestra Señora del Carmen, a la altura del número 46 (barrio de Berruguete), le habrá llamado la atención una curiosa arquitectura que asoma abandonada tras un muro. Un edificio bajo desalineado del trazado de la calle (oblicuo a esta) con una peculiar morfología rematada en frontón, a imitación de la cubierta de un templo clásico. En su caracterización actual, encima, tiene una pintura rosácea que termina de hacer del caserón un sitio curioso.

La Casa Vecinal de Tetuán reclama ahora “su recuperación para el barrio”, pero, ¿cuál es el origen de este singular edificio? Hablamos con Antonio Ortiz, historiador y miembro de la Casa Vecinal, que nos cuenta que “es un edificio que forma parte de la historia de Berruguete”. Ortiz recuerda que ya en 1929 era citado en la Monografía geográfico-histórica de Chamartín de la Rosa, que decía así:

“Además contamos: Con una capilla, ”Nuestra Señora del Carmen“, en la escuela del barrio de la Viña, fundada por Damas Apostólicas, y donde se dice misa en los días de fiesta”.

Y continuaba:

“Nuestra Señora del Carmen, amplio y con buenas condiciones higiénicas. Es creación de Damas Catequistas, quienes gastaron unos 12.000 duros. Su profesor, D. Manuel Lasheras. Se enseñan en él unos 200 alumnos”.

Nosotros hemos encontrado distintas referencias de principios de siglo ­–e­n La Ciudad Lineal (10/12/1910) y en el Diario de Avisos (30/12/1915)– en relación a citas electorales en el barrio de Huerta del Obispo. En estas apariciones se sitúa la Escuela de niños de Nuestra Señora del Carmen en el número 21, según la numeración de la calle en esa época.

La información concuerda con la aportada por un usuario en el blog Historias Matritenses, que también cita la Monografía geografico-histórica de Chamartín de la Rosa, a la que añade el testimonio biográfico de David González Palomar en Memorias de Tetuán:

“Esquina a la calle Prim (se refiere a Ntra. Señora del Carmen con la calle Tablada), que también salía a Ntra. Sra. del Carmen, estaba la tahona de la Ceres, poco más abajo se encontraba el Colegio Municipal y una fuente pública”.

“El primer colegio al que fui, y en el que aprendí a leer y a escribir, fue el Colegio Municipal del barrio, que estaba en la calla Ntra. Sra. del Carmen. El maestro se llamaba don Manuel, era un señor mayor que casi siempre estaba enfermo. Como don Manuel vivía frente al colegio, cuando iba a su casa a descansar o a desayunar, venía su hija: la señorita Amalia, una señorita bastante mayor, con la que aprendimos las provincias y ríos de España, la lista de los reyes Godos, y las tablas de multiplicar, todo ello de carrerilla y con música. No recuerdo si se jubiló o se murió don Manuel, pero cerraron el colegio y nos llevaron a las Escuelas del Ave María, un colegio de curas que estaba al final de la calle Francos Rodríguez, frente al asilo de La Paloma.

Sería necesario un buen trabajo de investigación para reconstruir las diferentes vidas de un espacio que, en todo caso, parece que siempre estuvo ligado a la educación. Antonio Ortiz nos aporta otra anécdota al respecto:

 “Según un vecino que llevó a él a sus hijos era propiedad de un tal don Jesús, un personaje un tanto peculiar. En una ocasión le amenazó con una pistola por no estar de acuerdo con lo que decía”.

 El edificio tiene forma alargada (que no se aprecia desde el frontal vallado de Nuestra Señora del Carmen), y cuenta con 800 metros cuadrados. Su visión se puede completar con la perspectiva desde la calle Huerta del Obispo, donde se puede ver su parte trasera levantando la vista a través de una parcela que será próximamente edificada.

Su situación, completamente desalineada, podría indicar un origen anterior a la completa urbanización de la vía y está abandonado desde que, en 2012, fueran desalojadas las familias que lo ocupaban ilegalmente y lo utilizaban como almacén de chatarra. Sobre el colegio pesaba entonces una orden de embargo. Tras el desalojo se tiraron las paredes interiores y se sellaron puertas y ventanas.

En el Catálogo municipal de edificios no aparece destacado de ninguna forma y en el Plan General de Ordenación Urbana del 97 lo encontramos con la denominación de Escuela de Música Iceberg, asociado al uso de equipamiento privado (específicamente, con uso educativo).

 En opinión de la Casa Vecinal de Tetuán, el inmueble ofrece una buena oportunidad para, salvaguardando un espacio histórico del barrio, añadir un equipamiento público al mismo. “Justo al lado hay un CAID (Centro de Atención Integral A Drogodependientes). Lo que pedimos es q se recupere y destine al barrio en el marco de la recuperación y relectura del barrio tras la pandemia, como centro juvenil con preparación para el empleo”.