Cada vez cierran más quioscos de prensa en Tetuán

Este fin de semana los vecinos del barrio de Cuatro Caminos hicieron llegar a este medio una imagen de los restos chatarrizados del quiosco de la plaza de la Basílica, cerrado recientemente. La situación fue transitoria y lo que quedaba de la estructura fue retirado rápidamente de la vía pública, dejando yermo el espacio adoquinado ad hoc en su momento para albergar el puesto de venta de periódicos.

Sin embargo, el cierre viene a llamar la atención sobre el hecho de que en los últimos tiempos han venido bajando la persiana varios quioscos en Tetuán, haciendo patente sobre nuestras aceras la crisis del sector.

Otro quiosco cerrado hace años, próximo a una de las bocas de metro de la estación de Tetuán –y que dificulta el paso en la parte más estrecha de la acera de Bravo Murillo–, lleva esperando su retirada al menos desde que en marzo del año pasado se aprobara por unanimidad en el Pleno de distrito. Ahora, según informó la Concejal Presidente en la última junta, su desaparición es al fin inminente.

Hay en Bravo Murillo otros tres quioscos que llevan, como mínimo, meses cerrados. Dos en la propia glorieta de Cuatro Caminos (uno en cada acera) y otro a la altura del metro de Alvarado, que es el que más recientemente cerró por jubilación y luce un cartel de traspaso.

En noviembre del año pasado publicamos la puesta en marcha de proyectos piloto para incorporar cajeros y puntos de distribución de última milla para intentar achicar agua del naufragio de los puestos de prensa escrita. El descenso de la venta de papel ha puesto en un brete a los quiosqueros, que se han visto obligados a vender todo tipo de objetos ajenos a su negociado, si bien, con motivo del anuncio de las medidas de ayuda, los quioscos expresaban la oposición “a la transformación en puntos de venta de café o en tiendas de souvenir”.

Aunque las últimas estadísticas actualizadas de concesiones de quioscos de prensa del Ayuntamiento de Madrid son de 2022, en ellas figuran en el distrito de Tetuán 29 quioscos, de los cuales cinco estaban entonces ya cerrados. En los último cinco años la ciudad de Madrid en su conjunto a perdido un centenar de quioscos y la facturación ha bajado de los 18 millones de euros a los 11,5. Malos tiempos para estos puntos de venta y sociabilidad del barrio.