Entre aplausos y vítores el madrileño barrio de La Concepción ha celebrado la vuelta del mural de Ciudad Lineal. A las 19.00 horas del domingo y todavía con calor, cerca de un centenar de mujeres –y también hombres– se han citado en la Calle José del Hierro, delante de la larga pared que ya luce a las 16 mujeres que quisieron borrar.
“Está mucho mejor que antes, se ve más nítido”, dice una asistente que prefiere mantenerse en el anonimato, mientras reparte papeles y pegatinas entre los presentes. “No me extraña nada lo que hicieron, de ellos no se puede esperar otra cosa”.
Mientras van llegando los vecinos, Tomás y Rosa pegan carteles en una verja que está al principio de la calle. “Falta uno, ¿cuál es?”, dicen repasando las imágenes. “Ahora mismo hay 15 y son 16”, cuenta Rosa.
En cada uno de los folios, una foto de cada mujer y un poema para ella: “Los ha escrito una compañera. Es una buena idea porque así se las puede conocer mejor además”, comenta la miembro de la plataforma El mural no se toca. Ha venido preparada para la ocasión, vistiendo una mascarilla morada y con un pañuelo también con los colores feministas anudado a su bolso. En su pelo gris, no faltan tampoco los mechones morados.
Media hora después de la convocatoria, a las 19.30 horas, los asistentes rompen en aplausos de agradecimiento a los nueve componentes de Unlogic Crew, que se han encargado de restaurar el mural: “Es una victoria vuestra y el aplauso no es para nosotros, tiene que ser para todas vosotras”, les agradece Jorge Nuño, miembro del colectivo. “Han dado un ejemplo de lo que se puede conseguir con la lucha vecinal”, dice al rato a elDiario.es en referencia a quienes han luchado por la vuelta de este emblema.
Ya está todo listo para la inauguración. Para hacerlo por todo lo alto, las vecinas han pegado cintas moradas sobre la pared. “¡Siete voluntarias para cortarlas!”, gritan con emoción. Cuando ya se presentan –entre ellas están Isa Serra y Ione Belarra– comienza la cuenta atrás: “¡Cinco, cuatro, tres, dos, uno…!” y las cortan. El mural ha vuelto de manera oficial a Ciudad Lineal.
“Yo le habría dejado alguna de las pintadas de negro, para que nunca se olvide que son unos machirulos y unos sinvergüenzas”, dice Lucía mientras aplaude emocionada el nuevo mural, aunque le “gustaba más el anterior”: “Vivan las mujeres del barrio de la Concepción”, grita uniendo su voz al resto de asistentes.
Tras el pequeño acto, comienza la fiesta. “No tenemos altavoces, así que hay que guardar silencio”, dice una de las presentes. Frente a los gritos de felicidad y conversaciones de un lado de la calle, las lecturas de poemas y el Bella Ciao de fondo en el otro.
“He traído mi poema por si puedo leerlo”, cuenta Isabel detrás de una mascarilla negra con las mujeres del mural impresas en morado. La poeta, que se define como “Hernandiana”, por Miguel Hernández escribió en 2014 ‘Amanar’, un texto a una chica a la que habían violado “cuatro bestias”: “Me impresionó mucho. Esto no es una violación, pero es una violación de derechos”, expresa mirando al mural, que, comenta, visitó esta mañana, al volver de Cantabria: “Me produjo muy buena sensación. Hay que denunciar lo que hicieron, no hay derecho a hacer algo así”.
“Qué pasada, cómo lo han dejado”, exclama Merce. La última vez que vio el mural fue hace una semana y no había vuelto por aquí porque estaba de vacaciones: “Estaba todo borrado entonces, qué trabajazo”.
“La acogida que está teniendo es algo absolutamente increíble”, comenta Nuño satisfecho. Los miembros de Unlogic han trabajado desde la tarde-noche del lunes casi sin descanso y hasta la madrugada del viernes al sábado: “Hemos echado unas 15 horas diarias”, expresa.
A la vista, el mural es igual que el anterior, pero diferente en los detalles: “Tiene colores más vivos, pero es por los materiales utilizados”, comenta Jorge. El miembro de Unlogic valora que las vecinas hayan estado tan presentes a pesar de ser agosto: “Es la imagen que las autoridades del distrito no querían encontrarse a la hora de la ejecución y que se ha producido hoy. Han demostrado que cuando se lucha por algo se puede conseguir”, termina.
Mientras Nuño habla con este medio, el baile de asistentes continúa y entre ellos está Leo, un pequeño de cuatro años que ha sido parte activa del proceso. Esta tarde va subido en los hombros de Cristóbal, su padre: “Hemos llegado del pueblo hace un rato y hemos venido para acá”, cuenta. Al padre y al hijo hoy les acompaña María, la madre: “Se han pegado un currazo. Ha quedado muy bien”, admite. La familia se acercó el viernes por la noche para conocer cuanto antes el proceso: “Creo que es importante que Leo vea todo”, afirma María.
Cuando pasan las 21.00 horas, todavía algunos rezagados se resisten a abandonar el escenario de “la victoria” frente al Ayuntamiento, que les vetó la participación, y a los vándalos que lo destrozaron: “Al final el feminismo es muy difícil de destruir. Siempre hay una voluntad superior a todos los que quieren terminar con él”, zanja Merce mientras lee el mensaje del muro que reza: ‘Las capacidades no dependen de tu género“.