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Vecinos de Lavapiés irrumpen en la sede del fondo que compró sus viviendas: “Nos quieren echar sin más explicaciones”

Imágenes de la protesta contra el fondo que ha comprado un bloque en Lavapiés

Constanza Lambertucci

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“Dejaré mi barrio, ¡jolín! / dejaré mi casa y me iré / lejos de aquí”. Las estrofas de Un beso y una flor, de Nino Bravo, han sonado versionadas por una veintena de inquilinos de Lavapiés y miembros de Bloques en Lucha en el centro de Madrid. Disfrazados de buitres y exterminadores, los vecinos han irrumpido en el edificio donde tiene el domicilio fiscal el fondo Ares Management, la empresa que compró sus viviendas, para pedir una reunión que no han conseguido: “Nos quieren echar sin más explicaciones tras años, incluso décadas, de vivir en el edificio”.

Los vecinos se han disfrazado de pájaros negros, con chisteras y billetes pegados en las alas, para exigir una reunión “de forma inmediata” y renovar sus contratos. Hace menos de un año, les llegó la primera carta del fondo Muflina S. L. al edificio donde viven, en Santa Ana, 8, y aún no han conseguido iniciar una negociación tras reunirse dos veces con esa compañía. Algunos de ellos continúan viviendo allí después de meses de que finalizara su contrato.

“Decidimos que no estamos dispuestas a obedecer leyes injustas que hacen el juego a los especuladores y que están destrozando nuestros barrios”, ha leído una de las vecinas de un comunicado. “Dicen que vienen a mejorar los barrios, a dotarlos de viviendas de más calidad, pero para ello las personas que vivimos ahí les molestamos”, ha continuado.

“Detrás de Muflina se protege Ares Management”, ha explicado la mujer disfrazada con un traje blanco, como una exterminadora de buitres. En el portal de la Calle de Príncipe de Vergara, 112, donde tiene domicilio fiscal ese fondo, ha reclamado una reunión con la empresa y ha incidido: “Como otros, ha visto en Madrid un campo abierto sin cortapisas para sacar tajada rápida: corre, coge el dinero y vete”.

Tras escuchar el comunicado, la veintena de personas disfrazadas de blanco y de negro han accedido al hall decorado con orquídeas y han cantado reversiones de Despacito, Y quién es él o Quisiera ser un pez. Durante media hora, han interpretado canciones y han actuado para “llamar la atención”, pero no han logrado traspasar los tornos para acceder a las oficinas, como pretendían.

Dos representantes de TMF Group, la gestora de Ares Management, han bajado finalmente para hablar con ellos. Los trabajadores les han pedido que les enviaran un correo para, a través de la gestora, contactar con Ares Management. “¡Nos son buitres, son fantasmas!”, ha acusado uno de los vecinos por la dificultad para contactar con la empresa.

“Llevamos meses intentando hablar con ellos y la respuesta ha sido ‘que te vayas”, ha dicho uno de los vecinos. “Es un copy-paste de su manera de funcionar aquí, en Chicago, en Londres o en Roma”, ha señalado otro, que ha agregado: “Cualquier persona quiere vivir en su barrio porque tenemos a nuestras familias, nuestros vecinos y nuestra red de apoyo. Pero además porque es una forma de resistencia a la especulación inmobiliaria, que está acabando con los barrios”.

Víctor, otro inquilino, de 47 años, ha apuntado contra las administraciones detrás de una máscara con un pico largo de pájaro: “Queremos que las instituciones públicas, el Ayuntamiento, la Comunidad, el Gobierno, regulen la compra de fondos buitres”. Los manifestantes han abandonado el edificio voluntariamente cuando han llegado tres agentes de la policía. Han salido por la puerta de vidrio cantado una vez más la reversión de Un beso y una flor: “Regular el precio del alquiler / es muy fácil presi solo hay que querer / es una cosa muy seria / que afecta a toa la peña / la vida de los barrios hay que defender”.

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