30 años y un millón de razones confirman el camino de Lexus

Javier Galilea

Aunque el año no esté dando muchas alegrías, el calendario ha querido que en este 2020 Lexus haya cumplido treinta años y sumado casi sin darse cuenta, el primer millón de unidades vendidas en Europa. Una cifra simbólica que cobra un significado especial si se analizan los orígenes de la marca, el particular carácter que la impregna desde la fabricación a la experiencia en el concesionario o el servicio de postventa, así como la apuesta única y decidida por la hibridación de toda su gama.

Cuando en 1990 Lexus puso a la venta su primer y único modelo, la competencia europea, americana y asiática, parecía no temblar demasiado. Berlinas de tres volúmenes con aspecto serio, había muchas. Y primero de todo, Toyota sabía hacer muy bien coches económicos pero no parecía ser una amenaza aquél experimento en el segmento “E”, típicamente dominado por las marcas alemanas. Las 1.158 unidades de Lexus LS400 que se vendieron en 1990, no suponían ni el 1% de las ventas totales de Mercedes en ese mismo año. Claro que a ningún otro comprador de una marca que no fuera Lexus, se le ofrecía una garantía de cinco años, los dos primeros mantenimientos, la recogida y devolución del coche para pasarlo por el taller, o el primer juego de ruedas, sin pagar ni un céntimo adicional. Algo pasaba con Lexus y aquellos coches que parecían alfombras voladoras, de fiabilidad intachable y comercialización nunca vista.

Para llegar a ese grado de satisfacción, el trabajo había empezado mucho antes. Desde principios de los años 80, el encargo de Eiji Toyoda, sobrino del hijo del fundador, venía movilizando un volumen de recursos aparentemente enloquecido. Entre 1983 y 1989 se realizaron 13 maquetas a tamaño real, 150 prototipos rodantes para las pruebas dinámicas y casi mil motores hasta dar con la combinación precisa que poner a la venta. En paralelo, técnicas tradicionales se alineaban para configurar el interior, la atmósfera fruto de la combinación de materiales y texturas, y hasta la experiencia a sentir en los concesionarios: aquella en la que el cliente, se sintiera como el invitado a un hogar japonés. En 1992, comenzaba la cosecha de premios con el máximo galardón en Estados Unidos. En 1994, la comercialización en España, que agota el cupo reservado para nuestro mercado. Y en 2006, la mayor distinción: el premio al mejor coche del año en Europa, otorgado a la tercera generación del Lexus LS

Hacer lo imposible

De aquellos tiempos de trabajo incesante, prototipos y pruebas en una circunstancia comercial incierta, quedó grabada la idea de que es posible, hacer lo imposible. De aquello han tenido mucho los Lexus que han ido llegando al mercado, hasta que de nuevo en 2005, volvía a dar retorcer el mercado de los SUV grandes, con una propuesta orientada más al confort que al espacio, al comportamiento en carretera que al desempeño en el campo, con una arquitectura híbrida que ninguna otra marca que no fuera el grupo Toyota, tenía siquiera en el roadmap de desarrollo. Nacía el RX400h y con él la categoría de los todocamino de tamaño grande, consumo ajustado y sensación auténtica de producto premium. Una fórmula que del millón total de unidades vendidas en Europa, ha supuesto ya más de la mitad.

Siempre en busca de un nuevo revulsivo, a la consolidación de la gama de todocaminos “grandes”, Lexus decidió orientar el rumbo hacia un camino de nuevo, sin parangón: dejar de vender coches propulsados exclusivamente por combustibles de origen fósil, para ofrecer exclusivamente modelos animados con motorizaciones híbridas, de gasolina tipo Atkinson, y la inequívoca y comprobada transmisión automática epicicloidal. El 96% de los Lexus que se venden en europa, se benefician de esta tecnología sostenible, fiable y eficaz.

A día de hoy, ninguna marca se ha fijado un camino tan ambicioso y lleva tal trecho recorrido. Los vehículos con tecnología híbrida, proporcionan una completa libertad en los desplazamientos, ninguna atadura a las estaciones de recarga eléctrica y un funcionamiento suave, silencioso y completamente optimizado; tanto más en ciudad, cuanto más grande y pesado es el Lexus que se conduce.

Nadie creía en la marca hace treinta años. Muy pocos han tomado el camino de la hibridación total en el último lustro. ¿Cuál será el próximo testigo que recoja Lexus?