Carla Simón se reencuentra con el FICX, siete años después de su primera visita, para recoger el Premio Comadre de Cine
Carla Simón volverá el sábado a Gijón para reencontrarse, siete años después, con la ciudad que le dedicó a esta laureada directora catalana, su primera retrospectiva en España. Carla vuelve porque, además, recogerá en la gala de clausura del Festival Internacional de Cine de Xixón el Premio Comadre de Cine, que concede desde 2022 la Tertulia Feminista Les Comadres en reconocimiento a las cineastas que trabajan por la igualdad.
Así que afronta doblemente ilusionada su cita gijonesa. Por lo que supone pasar a engrosar esta, aún pequeña, lista de mujeres que hacen cine y han sido reconocidas con este premio, y porque se lo conceden en un festival al que quiere y respeta.
Para el FICX solo tiene buenas palabras, palabras de reconocimiento por ser un festival al que hay que agradecer que lleve cierto tipo de cine, el cine de autor, a lugares donde en otras circunstancias no llegaría, por ejemplo, las salas gijonesas. Y agradecer también que el Festival Internacional de Cine de Gijón sea un punto de encuentro entre cineastas, donde hablar de cine, reflexionar y poner en común, pero también donde se abre la puerta a un espacio de encuentro entre creadores y creadoras, y el público.
Era el año 2017 y Simón acababa de estrenar Estiu 1993 (Verano 1993) cuando el Festival de Cine de Xixón decidió dedicarle, en su 55º edición, una retrospectiva en la que se proyectaron todos sus cortometrajes y la directora catalana participó, además, en un encuentro con el púbico que recuerda, reconoce, con muchísimo cariño.
Carla Simón se encuentra ahora inmersa en el montaje de su último trabajo, Romería, con el que cierra la trilogía familiar que comenzó con Estiu 1993, en la que narraba sus vivencias de niña, y siguió con Alcarrás, quizás la cinta en la que se evidencia más una de las características de su cine, aprovechar lo íntimo para contar lo político. Ahora con su tercera película, que verá la luz el año que viene, aborda un pasado muy reciente, que aún duele a las familias que han pasado por ello, y es el de la heroína y el sida en la Galicia de la década de los 80.
En este tercer trabajo Simón afronta, por tanto, una memoria histórica a la que no estamos acostumbradas, pues no está relacionada con la Guerra Civil o el franquismo, pero a pesar de ello, para la directora “ también es memoria histórica, al fin y al cabo”. En Romería, Carla Simón cuenta la historia de una generación muy olvidada, que nunca se abordó más allá del cine kinki, y cuando se hizo fue de una manera oscura y avergonzada. Unos años en los que la droga se llevó por delante a toda una generación y en los que no todo el mundo murió de sobredosis, ya que muchas personas ya habían dejado de consumir, cuando aparecía el sida, como le sucedió a su madre.
En una conversación telefónica con elDiario.es Asturias, Carla Simón nos cuenta que la familia es un tema que le interesa mucho pues ella misma procede de una familia muy grande, con muchas ramas muy distintas. Las relaciones familiares son muy complejas, dice, hay mucho pasado y, en muchos casos, también mucho trauma, por eso decidió que quería explorar esas relaciones desde un prisma personal, aunque también explica que no todo lo que cuenta en sus películas sucedió. Así revela que hay cintas en las que solo un par de escenas son reales, y a partir de ellas surge la ficción. Estiu1993 aborda su niñez, en Alcarrás Carla Simón no está presente, y Romería aborda su adolcescencia, “pero con mucha ficción”.
Su primer gran triunfo en la Berlinale de 2017, hizo que Carla Simón se erigiese, sin pretenderlo, en la cineasta española que abría la puerta a toda una nueva generación de directoras y creadoras que en nuestro país venían pisando fuerte y tenían muchas historias que contar. Ella reconoce que fue un mérito colectivo, en ningún caso se considera pionera en nada, y destaca que ese proceso tuvo mucho que ver el aumento de productoras mujeres y la reconfiguración de las ayudas.
“Yo lo que quiero es hablar de mis películas”
Es evidente que las cineastas en España están en un lugar mejor que el ocupaban hace unos años, sí, pero la fragilidad del momento sigue siendo extrema, reconoce Simón, por ello considera imprescindible seguir hablando de ello y recordar la importancia de que el cincuenta por ciento de la población está también ahí.
Por eso, aunque reconoce que el cine está en un momento en el que, por fin, empiezan a abrirse los relatos para contarse desde otra perspectiva, hasta ahora siempre había sido la masculina la que prevalecía, hay una reparación histórica y temática por delante que va a llevar a tiempo y que va a exigir que las mujeres sigan hablando del cine hecho por mujeres en vez de únicamente de sus películas. “Yo lo que quiero es hablar de mis películas, pero sé que aún hay que hablar de esto. El día que solo hablemos de nuestras películas, habremos llegado a la meta del camino”, reivindica. Y la meta de ese camino es la plena igualdad.
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