Nuevo Kia Sportage, una apuesta audaz pero segura

Si algo no puede negársele a Kia es que está dispuesta a correr riesgos en los momentos en que otras marcas incurren con frecuencia en el conservadurismo. Nos referimos concretamente a aquellos en que hay que renovar un modelo de éxito y muchos dudan -con razón- si cambiar lo mínimo posible para no jugársela o, por el contrario, lanzar un órdago y confiar en que todo salga bien.

Con el nuevo Sportage, la marca coreana ha escogido sin duda el segundo camino en lo que se refiere al diseño del vehículo, que sigue siendo uno de los factores que más peso tienen en las decisiones de compra. Más segura es su apuesta por ofrecer prácticamente todos los sistemas de propulsión posibles, salvo el 100% eléctrico, que se embarcará en un modelo diferente de la familia EV, y así el coche dispondrá de motores de gasolina y diésel, híbridos ligeros (MHEV), híbridos completos (HEV) e híbridos enchufables (PHEV).

La filial española de Kia espera de momento un mix de ventas distribuido de este modo: 50% de versiones de combustión (contando los MHEV), de las que el 15% serían diésel, 30% full hybrid y 20% PHEV. Eso sí, las previsiones apuntan a que en 2026 alrededor del 60% de las entregas serán ya de vehículos enchufables, ya sean híbridos o eléctricos puros.

Por ceñirnos a 2022, se confía en vender unas 12.000 unidades de un modelo como el Sportage que llega ahora a su quinta generación y que lleva acumulados desde 1993 más de 2,5 millones de vehículos comercializados en todo el mundo.

El rompedor diseño del nuevo SUV coreano muestra su aspecto más atrevido en el frontal, cuya parrilla negra combina el tradicional entramado Tiger Nose con unas singulares luces led de marcha diurna de estilo futurista y con forma de bumerán, que a su vez sirven de marco para los faros de led.

En la vista lateral destacan el techo de color negro, que está disponible por primera vez en la gama Sportage y es de serie en las versiones GT-Line, y un peculiar tratamiento del pilar trasero en el que se observan dos trazos cromados discontinuos: el que forma el contorno de la ventanilla trasera y el que prolonga la línea del alerón posterior. Según el equipamiento y la versión, el comprador tiene a su disposición llantas de aleación de 17, 18 o 19 pulgadas, así como 11 colores de carrocería, tres de ellos nuevos.

Por lo demás, el modelo crece a lo largo 30 milímetros hasta situarse en los 4,515 metros, de los cuales 2,680 m corresponden a la distancia entre ejes, con lo que sale ganando la amplitud en las plazas traseras. Más se aprecia la mejora en la capacidad del maletero, que pasa de los 503 litros de su antecesor a 591 (en las variantes de gasolina sin hibridación), ampliables a 1.780 litros abatiendo los asientos posteriores.

Un habitáculo moderno y refinado

En el interior, donde se ha cuidado con esmero el aspecto y la calidad de los materiales, los ojos se van hacia el gran panel panorámico que, curvado hacia el conductor, agrupa dos pantallas de 12,3 pulgadas, una dedicada a la instrumentación y otra al sistema multimedia, que en el acabado básico (Concept) son de 4 y 8“, respectivamente.

Más original incluso, aunque hay que anotar que lleva su periodo de adaptación, es el display colocado bajo la pantalla central, que combina el manejo táctil para elegir entre dos grupos de funciones básicas del coche (navegación y audio por un lado, climatizador por otro) con mandos físicos para acciones concretas como subir el volumen de la radio o bajar medio grado la temperatura deseada.

Más abajo, ya en la consola central, encontramos el botón de arranque y parada del motor, el mando giratorio del cambio automático -salvo en los modelos de combustión equipados con transmisión manual, que llevan la palanca tradicional- y los que permiten elegir entre los diferentes modos de conducción y seleccionar el modo Terrain para circular fuera del asfalto, este último novedad de esta quinta generación del Sportage.

En el capítulo de ayudas a la conducción merecen mencionarse el asistente para evitar colisiones frontales en intersecciones y el que las previene a la salida de aparcamientos, además del control de velocidad inteligente basado en la navegación, sistemas a los que se añaden un monitor de 360º, el airbag central delantero, el dispositivo de aparcamiento remoto mediante llave y un monitor de ángulo muerto muy original que muestra la imagen recogida por las cámaras en los relojes del cuadro de instrumentos, cuando accionamos el intermitente.

Las versiones con motor de gasolina están ya disponibles -desde 23.500 euros-, al igual que las híbridas ligeras, que se asocian tanto a mecánicas de gasolina como diésel (de 150 y 180 CV las primeras y de 136 CV la segunda), en este caso en una horquilla entre 27.700 y 44.275 euros. También puede solicitarse ya la variante híbrida, de 230 CV de potencia combinada, que luce el distintivo Eco de la DGT y cuesta de 31.450 a 43.825 euros.

Para el mes de marzo está prevista la llegada de los motores diésel y para finales de abril la de la versión híbrida enchufable, con etiqueta 0 emisiones, 265 CV y una autonomía eléctrica aún por homologar.

La gama se compone de cuatro acabados: Concept; Drive, que se puede completar con el Pack Design (950 euros); Tech, para el que se propone a su vez el Pack Luxury (1.700 euros), y GT-Line, que cuenta con llantas de 19“, techo panorámico, levas en el volante, pedales deportivos, asientos ventilados (además de calefactados) y sistema de sonido Harman Kardon con ocho altavoces como principales elementos distintivos.