Si algo caracteriza a Mazda como fabricante de coches es su lealtad a una serie de principios que en muchas ocasiones no coinciden con la tendencia dominante. Su apego histórico al motor rotativo, la insistencia en la viabilidad de los propulsores tradicionales de combustión –compatible, eso sí, con soluciones alternativas– y la negativa a practicar al downsizing son algunas manifestaciones de su espíritu independiente.
Otro de los rasgos que define a la marca japonesa es su generosidad a la hora de exhibir concept cars en los principales salones del automóvil. En el celebrado recientemente en Ginebra, los llamados a escena han sido el Vision Coupe y el Kai Concept, cada uno con unas peculiaridades que, de nuevo, entroncan con el carácter de rara avis que le gusta mostrar a Mazda.
Ahora que prácticamente nadie presenta una berlina nueva, el Vision Coupe supone la demostración tangible de que se puede diseñar un coche de este tipo que –por subjetivo que sean los gustos– luce una estampa de lo más atractiva, con el habitáculo desplazado hacia atrás, formas de coupé y unas líneas sencillas pero capaces de transmitir sensación de velocidad.
Mazda se ha volcado en el trabajo de jugar con las luces y las sombras sobre la carrocería de este estilizado vehículo, y asegura haberse inspirado en la maestría del arte japonés en la materia. El objetivo de los diseñadores era que los reflejos de la luz sobre la superficie fluyeran de manera lineal con el movimiento del automóvil, de tal manera que este pareciera auténticamente vivo.
En el habitáculo se ha buscado crear una atmósfera limpia y despejada, hasta el punto de que el modelo propone una pantalla transparente que funciona como un display solo cuando es necesario. Para acrecentar el vínculo que el conductor debe sentir con el coche, según el ideal de Mazda, se han estudiado formas de reducir la separación entre ellos para que uno sea la extensión natural del otro.
El Kai Concept, por su parte, es un compacto de cinco puertas que señala el rumbo de la marca de Hiroshima tanto en cuestión de diseño como de su evolución tecnológica, y en el que es inevitable ver el aspecto que mostrará el futuro Mazda3. Como en el Vision Coupe, aquí brillan por su ausencia los elementos innecesarios y emerge una carrocería rotunda, que parece hecha de una sola pieza. Sencillez y belleza son también las metas perseguidas.
La conexión Jinba Ittai entre coche y usuario adquiere en este caso la forma de una perfecta simetría horizontal que permite al conductor sentirse cómodamente envuelto y ser consciente en todo momento del eje central que recorre el habitáculo.
Mazda nada una vez más a contracorriente al introducir en el Kai Concept la tecnología Skyactiv-X, que explora los límites de los motores de combustión convencionales al proponer el primer propulsor de gasolina del mundo que utiliza encendido por compresión, como los diésel.
Es sabido, y está publicado en esta misma web, que la marca pretende hacer debutar en el Mazda3, dentro de poco más de un año, un motor Skyactiv-X de dos litros que rendirá unos 190 caballos y consumirá un 30% menos que el equivalente actual. Sobre el papel, tendrá la capacidad de aceleración de un MX-5 con el consumo de un Mazda2.