Nueva normativa de la DGT: una medida para ciclistas que podría cambiar la convivencia en las calles
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Con el objetivo de mejorar la seguridad vial y promover una mejor convivencia entre los usuarios de las vías, la Dirección General de Tráfico (DGT) está trabajando en una serie de cambios normativos que entrarán en vigor este 2025. Una de las medidas más llamativas es la autorización para que los ciclistas puedan circular en sentido contrario en ciertas calles urbanas. Esta modificación promete dividir opiniones entre los defensores de la movilidad sostenible y los conductores de vehículos privados.
Esta norma, que deberá aprobarse en próximas semanas en Consejo de Ministros, señala que los ciclistas podrán desplazarse en sentido contrario en calles urbanas de un solo sentido, siempre que estén limitadas a 30 km/h. Sin embargo, esta autorización no será universal: solo se permitirá en aquellas vías donde exista una señalización específica y que cumplan con ciertos requisitos, como ser calles residenciales o de baja densidad de tráfico. Cada ayuntamiento tendrá la facultad de decidir en qué zonas implementar esta medida, evaluando factores como el ancho de la calzada y la seguridad de los demás usuarios.
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Objetivos claros, pero con críticas en el horizonte
Lo que persigue esta norma, que se aplicará al Reglamento General de Circulación mediante un Real Decreto, es, en primer lugar, mejorar la seguridad vial al reducir la necesidad de que los ciclistas recorran distancias más largas y peligrosas por vías con tráfico más intenso.
En segundo lugar, fomentar el uso de la bicicleta como una alternativa de transporte ecológica, accesible y eficiente, especialmente en entornos urbanos. Por último, alinear la normativa española con las tendencias de movilidad sostenible que ya se aplican en países europeos como Francia.
Otro de los objetivos es evitar más decesos en este tipo de carreteras. Entre el 1 de enero y el 28 de noviembre de 2024 44 ciclistas fallecieron en vías interurbanas según destaca RACE. Por su parte la DGT señala en un informe que murieron 2 ciclistas en este tipo de vías del 1 al 23 de enero de 2024, mientras que en el mismo periodo de este 2025 ha sido uno el ciclista que perdió la vida.
Nuevas obligaciones para conductores y ciclistas
El paquete de medidas incluye otras normas que afectan tanto a ciclistas como a conductores. Por ejemplo, los vehículos motorizados deberán mantener una distancia mínima de cinco metros cuando circulen detrás de una bicicleta en zonas urbanas, reduciendo así el riesgo de colisiones. Además, si un conductor desea adelantar a un ciclista, deberá hacerlo a una velocidad máxima de 20 km/h y respetando una distancia lateral de al menos 1,5 metros.
Por su parte, los ciclistas también tendrán que adaptarse a nuevas exigencias. Deberán portar chalecos reflectantes o accesorios luminosos en situaciones de baja visibilidad, asegurando que puedan ser vistos desde una distancia mínima de 150 metros. Por su parte, el uso del casco no será obligatorio, y de hecho en el borrador de la norma no se plantea esta cuestión.
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Un modelo con precedentes europeos
España no es pionera en este tipo de medidas. Países como Francia ya permiten a los ciclistas circular en sentido contrario en ciertas calles urbanas, con resultados positivos en términos de seguridad y movilidad. Este precedente europeo refuerza la idea de que la medida puede ser efectiva si se aplica de manera adecuada, con una señalización clara y una campaña de concienciación dirigida tanto a ciclistas como a conductores.
Un desafío compartido
Aunque los cambios normativos plantean desafíos para ambos colectivos, la DGT insiste en que el éxito de estas medidas dependerá de la colaboración y el respeto mutuo entre todos los usuarios de la vía. En 2023 90 ciclistas perdieron la vida en accidentes de tráfico, un recordatorio de la vulnerabilidad de este colectivo. La normativa busca reducir estas cifras y, al mismo tiempo, hacer de las ciudades un espacio más sostenible y habitable.
Con estas reformas, la DGT apuesta por una transformación profunda de la movilidad urbana. Aunque el tiempo dirá si estas medidas cumplen con sus objetivos, lo que está claro es que la convivencia en las ciudades está en el centro del debate, y tanto ciclistas como conductores tendrán que adaptarse a una nueva realidad en las carreteras.
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