La gigafactoría de Stellantis en Figueruelas producirá baterías para más de 700.000 eléctricos al año

Motor

El anuncio oficial de la instalación de una gran fábrica de baterías para vehículos eléctricos de Stellantis en colaboración con la compañía china CATL en Figueruelas (Zaragoza) ha sido, sin lugar a dudas, una de las noticias de este año que ahora termina para el sector de la automoción en nuestro país. Las cifras que la acompañan hablan casi por sí solas: 4.100 millones de euros de inversión, 80 hectáreas de extensión y hasta un millón de baterías producidas al año.

Por precisar más este último dato, la gigafactoría -que es como suele llamarse a este tipo de instalaciones- estará en condiciones de fabricar, cuando esté plenamente operativa, celdas de baterías para entre 700.000 y un millón de vehículos al año, dependiendo de la capacidad del modelo al que vayan destinadas. Suponiendo que se tratara únicamente de vehículos Opel Corsa, el modelo más emblemático de los que se producen en la planta aragonesa, hablaríamos con exactitud de un millón de coches.

Stellantis y CATL confirmaron la semana pasada una inversión superior a los 4.000 millones de euros para constituir una joint venture dedicada a construir una planta europea donde se producirán concretamente baterías de litio hierro fosfato, conocidas como LFP por sus siglas en inglés. La planta, que ocupará terrenos aledaños a la actual factoría, estará diseñada para ser completamente neutra en carbono y su implantación constará de varias fases y planes de inversión.

El término gigafactoría se aplica por regla general a aquellas fábricas que disponen de una capacidad de producción de baterías que excede el gigavatio-hora (GWh), esto es, la energía necesaria para mantener una potencia constante de un gigavatio durante 60 minutos. Un gigavatio-hora equivale a 1.000 millones de vatios-hora.

La proyectada en Zaragoza nace con el objetivo de iniciar la producción a finales de 2026 en las instalaciones de Stellantis en Figueruelas y podría alcanzar una capacidad de hasta 50 GWh, sujeta, eso sí -como subraya el consorcio en un comunicado-, a la evolución del mercado eléctrico en Europa y “al apoyo continuo de las autoridades en España y la Unión Europea”.

La joint venture al 50% entre CATL y Stellantis impulsará la oferta de baterías LFP del grupo, lo que le permitirá “ofrecer más turismos, crossovers y SUV eléctricos de batería de alta calidad, duraderos y asequibles en los segmentos B y C con gamas intermedias”, leemos también en el texto.

El fabricante de baterías CATL tendrá, con esta, tres fábricas de baterías en Europa. Las de Alemania y Hungría ya están operativas, y la de Zaragoza será la segunda con mayor capacidad de producción, después de la húngara de Debrecen.

Sobre el acuerdo suscrito entre ambas compañías, John Elkann, máximo responsable de Stellantis, ha declarado lo siguiente: “Esta importante joint venture llevará la producción innovadora de baterías a un centro de producción que ya es líder en energía limpia y renovable, contribuyendo a impulsar un enfoque sostenible de 360 grados. Quiero agradecer a todos los stakeholders que han participado en hacer realidad el anuncio, incluidas las autoridades españolas por su apoyo continuo”.

Por su parte, Robin Zeng, Chairman y CEO de CATL, ha indicado: “El acuerdo ha llevado nuestra cooperación con Stellantis a nuevas cotas, y creo que nuestra tecnología puntera de baterías y nuestros excelentes conocimientos operativos, combinados con las décadas de experiencia de Stellantis en la gestión local de negocios en Zaragoza, garantizará un gran éxito en el sector”.

Gran noticia para el empleo

El anuncio de la gigafactoría ha sido acogido con satisfacción tanto por trabajadores y sindicatos como por responsables de las diversas empresas vinculadas a la planta de Figueruelas. Por ejemplo, el director general de la firma de componentes CEFA y también presidente de la Asociación de Empresa Familiar de Aragón (AEFA), Jorge Blanchard, lo considera “una excelente noticia porque despeja ciertos fantasmas sobre el futuro de la fábrica y reduce ese mínimo riesgo de que pudiese ocurrir, en un momento dado, un cierre como está sucediendo con Volkswagen en Alemania”. 

En declaraciones al Heraldo de Aragón, el directivo precisa: “Lo que no despeja es la duda sobre los volúmenes de coches eléctricos que se vayan a fabricar” ni “hasta qué punto este tipo de vehículos van a ser aceptados en el mercado a un ritmo superior al que actualmente se están vendiendo”.