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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

“He aprendido que no se puede gustar a todo el mundo, y que parte del encanto de ser honesto es justamente ese”

  • La industria musical quiso hacerla suya, pero Zahara, fiel a sí misma, se negó a seguir en sus redes y pasó de Universal a crear su propio sello discográfico, G.O.Z.Z Records. El 3 de mayo arranca su gira Astronauta en el 'Warm Up' de Murcia

La abordamos con un piano entre las manos. No, no andaba tocando; lo llevaba a cuestas, como todo cuanto teje lo hace a su modo, a su manera, siempre ella. Zahara, aquella joven, hoy treinteañera, que hace una veintena se proclamaba ganadora del Certamen Andaluz de Autor. Madrugó, dirán ustedes, pero no es de extrañar, pues con doce años, en un día con pocas ganas de estudiar, cambió los libros por Una Palabra, su primera canción.

Descubrió el poder de la música, el efecto que causaba a su alrededor. Había que aprovecharlo y, entonces sí, comenzó ese modo de “En busca de la felicidad” continuo que la llevó a autoeditar su primer disco en 2005, Día 913. Y desde entonces pueden imaginar el periplo musical y personal por el que la andaluza afincada en Madrid ha pasado. La industria musical quiso hacerla suya, pero ella, fiel a sí misma, se negó a seguir en sus redes y pasó de Universal a crear su propio sello discográfico, G.O.Z.Z Records, con el que ha publicado dos discos: Santa (2015) y Astronauta (2018).

¿Quién es Zahara según ella?

Dios mío, ¡qué difícil! Pero si eso no lo sé ni yo (risas). Pues… soy una mujer de 35 años, residente en Madrid, natural de Úbeda. Tengo cuatro discos, Astronauta es el último. Me gusta la música, crear… todo lo relacionado con el arte. Y no sé… ¿qué más te cuento? ¡Tengo un hijo! También hago tele, me cabreo mucho… (risas).

¿Qué fue antes, la letra o la música? ¿Cuándo decidiste que lo que escribías tenías que cantarlo?

La manera en la que hago canciones hace que este proceso de letra y música surja a la vez, es decir, hay una especie de milagro dentro de mi cabeza donde confluyen las ideas musicales con las palabras y todo encaja. Yo escribo cosas y hago música, y el día que sale una canción va todo de la mano.

Cuando era pequeña el proceso era igual: me inventaba mis propias canciones infantiles con robots, cosas del espacio, animales…, y con mi juventud, canciones de mis tristezas adolescentes y mis cosicas. De hecho, con 12 años canté la primera canción a mis padres, por lo que el escribir y el crear letras ha estado siempre muy ligado a mí. Yo creo que la canción es un todo y esta surge de la sincronización de las dos disciplinas. Cuando compongo una canción, alucino de cómo consigo llegar a ella. Como digo, es un milagro.

Siguiendo con el asunto compositivo, ¿cómo es entonces ese proceso de creación de tus discos? En Santa vimos una relación directa con el mundo eclesiástico y religioso. En Astronauta todo gira en torno al cosmos y al universo. ¿Eliges una temática y creas un repertorio para ella? SantaAstronauta

(Risas) No, es más sencillo. Hago canciones y el proceso de su elaboración tiene que ser superlibre y no estar condicionado a nada, si no estás delimitando algo que tiene que ser en su origen un proceso creativo. En las canciones hablo sobre cosas que siento en un periodo de tiempo continuo, digamos que todo sucede en un espacio-tiempo en el que todo está relacionado. De este modo es más sencillo que salga una canción, como por ejemplo Astronauta y Big Bang, en el mismo momento emocional. Y así pasó con Santa. En este disco, por ejemplo, sí que veía que esa imagen era superpotente: la de la gracia, la voluntad, la Inmaculada Concepción… Y la exploté. Y con Astronauta desarrollé todo ese imaginario maravilloso de ciencia-ficción, supernatural en mí porque es el lenguaje que utilizo. Solo es darle forma: hacerlo más divertido, buscar pequeños detalles que puedes manipular y que ayudan a inventar el relato global de un disco.

Hagamos repaso de tu carrera musical. Tienes una trayectoria muy interesante. Empezaste con una multinacional, sonaste en Radiofórmula… ¿Cómo, cuándo y por qué decidiste que había que autogestionarse?

Bueno, en realidad fue al revés: empecé a dedicarme a esto muy pronto desde la autogestión. Antes de la multinacional saqué un disco muy, muy pequeñito, autoeditado, que fue Día 913, con el que busqué mis bolos, hice mis propios carteles…; es decir, todo desde una independencia absoluta. Y entonces apareció Universal. El problema fue que el mundo de una multinacional no congeniaba muy bien con la manera que yo tenía de hacer las cosas, pues me gusta regularme y entender yo misma mis procesos, con mis ritmos… Para mí fue muy frustrante estar allí, y para ellos imagino que también… Entonces me fui a un sello chiquitito, para descubrir que, al final, el tamaño da igual, lo que necesitaba era montármelo yo sola, y ese paso lo pude dar con Santa, y ahora es esta mi manera de crear maravillosa.

Hace un tiempo olías a mandarinas. ¿A qué huele Zahara ahora?

¡¿Ahora?! El olor a mandarinas sigue conmigo porque es uno de mis olores favoritos. Pero ahora tengo poco tiempo de pararme a oler la vida. Estoy en un momento en el que pasa todo tan rápido que creo que lo que me falta es pararme un poco para poder respirar. Pero bueno, ahora mi vida huele a local de ensayo, a banda, a concierto…

En otros asuntos, háblanos de tu faceta de escritora. ¿Cómo va ese Trabajo, piso, pareja?Trabajo, piso, pareja

Eso sí que ha sido después. Siempre tuve dentro de mí que debía decir más cosas, que las canciones no eran suficiente. Me apetecía escribir una novela pero no encontraba la manera, me faltaban los recursos. Cuando llegó el momento Trabajo, piso, pareja fue una maravilla: aprendí a organizarme, a tener disciplina… Fue un momento fantástico en el que tuve mucho tiempo de dedicarme solo a eso. Y ahora, después de la novela, que ha sido flipante su acogida y muy especial para mí ya que no lo esperaba, he escrito un libro de relatos cortos y de textos poéticos que saldrá a finales de este año, octubre quizás. Y estoy muy contenta.

Y musicalmente, ¿estás en algo nuevo?

De momento, no. Ahora viene la gira presentación de Astronauta, comenzando en Murcia, y así estaremos hasta final de año con los festivales. Luego iremos por salas. Así que este año y el que viene toca esto. Luego, entre medias, vendrá el nuevo libro, la televisión… Siempre me invento pequeñas cosas paralelas para hacer. Pero es el momento del disco, hay que desarrollarlo.

Has colaborado con muchos compañeros y compañeras de escenario: Quique González, Love of Lesbian, Miss Cafeína , Carlos Sadness… ¿Con cuál te quedas?

Me lo pones muy difícil. Cada uno de ellos tiene algo y en el momento en el que surge suele ser especial. Al fin y al cabo, estás compartiendo tus emociones con otra persona en el escenario. Pero mira, colaborar con Iván Ferreiro siempre es increíble, porque Iván tiene ese imán para los desastres y yo también. Así, el escenario se convierte en un lugar de caos y magia bestial, y es un lujo compartir tiempo con él. También me sucede con Santi Balmes: hay una química súper bestia y un enamoramiento musical muy potente. Con Leonor Watling me ha pasado también, sentir su fuerza al cantar… Soy muy afortunada.

Como has comentado, también haces tele. ¿Cómo ves el panorama televisivo actual?

No lo veo mucho. La tele que consumo es bajo demanda a través de las plataformas digitales actuales. Lo que sí que veo es que en el mundo de la música está mejorando mucho la situación. Cada vez hay más espacios musicales; sin ir más lejos, la sección que tengo en “Ese programa del que usted me habla” de la 2. El hecho de estar tocando un minuto todas las semanas en televisión creo que es una forma de acercar la música a los hogares de la gente que a lo mejor de otra manera no va a llegar. Además, hay otros muchos programas musicales como “Canciones que cambiaron el mundo”, “Un país para escucharlo… Empiezan a pasar cosas y es increíble que por fin suceda esto.

Al hilo de lo comentado… Apareciste en Operación Triunfo, ¿Repercutió esto positiva y cuantitativamente en Zahara? ¿Crees que así llegaste a otro público, a más gente?

La verdad es que sí fue una experiencia muy positiva, pues la reacción de la gente que ya me conocía y me seguía fue genial, ya que se alegró mucho de que mi música estuviera llegando a otros hogares. Pero sí que es verdad que hubo un pico y un crecimiento que fue momentáneo por este tema. Es decir, hubo gente que en ese momento me descubrió, pero se quedó ahí. Por el contrario, también hay personas, quizás las menos, que gracias a Operación Triunfo me acompañan desde entonces y espero que se queden mucho tiempo conmigo.

Antaño, los y las artistas, como personajes relevantes e influyentes en la sociedad, tenían más significación política que ahora. ¿Por qué ya no se hace? O, mejor dicho, ¿por qué no se realiza de una forma tan visible como antes?

Creo que el artista tiene que ser libre. Me parece un error que se le diga si tiene que hablar de política o de otra cosa. El arte tiene que seguir sus cauces y que su trabajo surja de donde tenga que surgir. Ahora bien, sí que creo que como personas relevantes debemos vigilar lo que hacemos. Pero, ojo, también creo que un artista es igual de artista significándose o comprometiéndose política o socialmente que otro que no lo hace. A mí, personalmente, me gusta que esto pase: que las letras cuenten cosas, que me sorprendan, que me remuevan, que me provoquen y que me zarandeen. También creo que cada vez es más difícil que la gente se signifique políticamente a causa del mal uso que hace la prensa de nuestra confianza y sinceridad. Pero bueno, en lo que a mí se refiere, forma parte de mi personalidad decir lo que pienso, en mis redes, en las entrevistas, en mis canciones… Ya he aprendido que no se puede gustar a todo el mundo, y que parte del encanto de ser honesto es justamente ese.

Y en este sentido, ¿cómo ves el movimiento feminista y, sobre todo, los ataques hacia el mismo?

Creo que como movimiento en cuestión siempre va a estar en entredicho. Cuanto más popular sea, más gente saldrá para atacarlo. Ten en cuenta que las mujeres hemos sido asesinadas, violadas, abusadas... Hemos cobrado menos y nos hemos hecho cargo de trabajos de los que los hombres se desentendían y, en este momento en el que empezamos a recuperar algunos de nuestros derechos, entiendo que resulte un proceso muy rápido para algunas personas, sobre todo para aquellos hombres que han estado siempre muy acomodados. Pero sigue siendo un proceso muy lento para nosotras, ya que hemos estado reprimidas durante muchos años.

Fiel a tus principios, la canción protesta contra los vientres de alquiler Hoy la Bestia Cena en Casa dice cosas tan reales como “Si eres tan valiente préstame tu vientre”. ¿A quién van dedicadas esas palabras?Hoy la Bestia Cena en Casa

Yo se la dedico a la Bestia. Mi malestar, mi molestia y mi cabreo no va contra las familias, no va contra las personas, sino contra las ideas políticas que creen que todo se puede vender y comprar, incluso partes del cuerpo de una mujer. Y va, como ya digo, contra esas políticas y contra esa bestia que puede verse muy identificada o estereotipada en un tipo concreto de político o de empresario o de poder.

Te vemos en escenarios diversos, bien en festivales o bien en salas y lugares más íntimos. ¿Cuál es tu espacio favorito?

La verdad que lo que más me gusta es precisamente ese contraste: sonar en una sala pequeña, irme a un festival y al día siguiente tocar para cien personas en un concierto íntimo en acústico. La gracia de que me guste tanto tocar es darme cuenta de que yo misma me reinvento siempre que puedo, y así cambio de formato. No hay un espacio favorito, lo que a mí me gusta es no depender de uno concreto, sino elegir y poder cambiarlo y buscar y encontrar otras cosas.

Tienes una cita con Murcia el próximo viernes 3 de mayo en el Warm Up Estrella de Levante 2019 ¿Qué nos dices de este encuentro?

Pues que vengan a verme, que va a ser un concierto muy dinámico donde presentaremos Astronauta. Va a ser muy cuidado y bonito, con partes en las que esperamos muchas emociones y otras en las que se baile y lo pasemos bien. Pero, sobre todo, vamos a intentar que todos viajen en una montaña rusa donde puedan pasar muchas cosas.