Las 22 ediciones que llevamos vistas desde 1998 en el auditorio del Parque Almansa, nos han ido dejando conciertos maravillosos, buenos, normales y algún que otro de menor calidad (han sido, ciertamente, los menos). Pero hay otros conciertos que no se van a olvidad mientras vivamos y que quedan imborrables no ya en la memoria colectiva de quienes cada edición, cada noche, hemos acudido a esta cita con el jazz y sus coláteres sino que están bien asentados en la Historia de Jazz San Javier. Uno de estos conciertos es el que en la noche de este pasado jueves nos ofreció Chick Corea & The Spanish Heart Band, que realiza una gira internacional y que ha hecho parada en la XXII edición de este festival murciano. Chick Corea –cuyo origen es italiano, según confiesa, pero tiene corazón español- fue uno de los pioneros del jazz fusión a principios de la década de los 70 del pasado siglo XX, creando su banda Return To Forever hacia finales de 1971, con la que dio las primeras muestras claras de por dónde pretendía recorrer un camino todavía inexplorado para una gran mayoría incluido él mismo. Pero sus ideas estaban claras y su paso durante unos años antes por la banda de Miles Davis, le proporcionaron las bases para comenzar el camino. Corea tuvo muchas influencias de lo latino más que de lo español, merced a los muchos clubes existentes en aquellos años en Nueva York. Pero realmente, el pianista no conoció más a fondo lo que era la música española, el flamenco, hasta que Al Dimeola le presentara al maestro Paco de Lucía. Juntos grabaron un disco, “Touchstone”, en el que el guitarrista de Algeciras participaría en las dos primeras piezas del disco, la que da título al disco y “The Yellow Nimbus”. Pero se dieron varias coincidencias en esa grabación y es la participación también de Carles Benavent, bajista durante muchos años de Paco de Lucía, o el percusionista y baterista peruano Carlos Acuña, que tocó el cajón en el tema que da título a la grabación discográfica. Un registro que se publicó en 1982 y que, en cierta manera, fue el comienzo del interés más profundo que Chick Corea ha tenido siempre por lo español y, en lo concreto, por el flamenco.
Rodeado de esta banda a la que ha denominado The Spanish Heart, Corea fue eligiendo a los músicos que creyó más adecuados para su proyecto. Mike Rodríguez y Steve Davis, en la trompeta y trombón respectivamente; Carlitos del Puerto y Luisito Quintero, en el contrabajo y percusiones; Marcus Gilmore, en la batería. Y para el elenco español optó por dos personas muy ligadas al recordado Paco de Lucía: Su guitarra de acompañamiento, el Niño Josele, y el saxofonista y flautista madrileño Jorge Pardo. Para redondear de colorido y ritmo, sumó al bailaor Niño de los Reyes. Con este grupo de músicos que sintetizan las fusiones por las que siempre ha andado Corea, además de explorar todas aquellas corrientes novedosas que han ido apareciendo, se dispuso a montar su nueva gira internacional que, en principio, iba a ser una revisión de su álbum del 76 “My Spanish Heart”. Pero me temo, señores lectores, que esto ha ido unos pasos más allá con la edición de un disco titulado “Antidote” con esta banda y la incorporación de las voces de Rubén Blades, Gayle Moran Corea y María Bianca que interpreta el “Desafinado” de quien también fue su amigo Antonio Carlos Jobim.
Regresando a lo que ocurrió en la noche de este jueves sobre el escenario del auditorio Parque Almansa, sede oficial de Jazz San Javier, Chick Corea y su banda aparecieron en el escenario recibidos por una grandísima ovación tras la que el pianista fue presentando, uno a uno, a sus músicos. Todos recibieron su reconocimiento y aplausos, pero los artistas españoles tuvieron una mayor dosis de bienvenida como son Jorge Pardo, El Niño Josele y Niño de los Reyes. Una vez presentados, Chick Corea se sentó en el gran cola y comenzó a tocar las primeras notas de una primera parte que enlazó “Pas de Deux” y “Antidote” haciendo un total de media hora. Solos de Pardo, Rodríguez y Davis, el sonido de la guitarra del Niño Josele, invitación de Corea a José Heredia (el hijo del Niño Josele, que está finalizando su carrera de piano en Madrid) para que tocara junto a él en el gran cola, un zapateao del Niño de los Reyes dándole réplica a Corea y a los percusionistas con una calidad de primera especial y, en suma, una banda que sonaba con fuerza y tronío en una fusión total de jazz, flamenco y música latina que deshacía al público en sus asientos locos por bailarse esa música embrujadora.
El auditorio, después de esa primera media hora se venía abajo. Qué manera de interpretar, qué maestría de Corea para arreglar, fusionar y hacer posible que todo suene con mucha armonía y fuerza. Y qué pedazos de músicos sobre el escenario. Todos los ingredientes necesarios para disfrutar de un verdadero espectáculo estaban frente a nosotros y el público disfrutaba; vaya si disfrutaba. Chick Corea tomó de nuevo el micrófono y nos relató lo verdaderamente entusiasmados que llegaban a esta gira que ya ha tenido un recorrido antes de parar en Jazz San Javier, para ofrecer a quienes vayan a verlos una vivencia musical y visual especial.
Y de nuevo comenzó a sonar la música con otra de las piezas revisadas de aquel disco del 82 titulada “The Yellow Nimbus”, en la que Corea realizó una entradilla más extensa de lo que aparecen en las grabaciones. Y ahí salió el espíritu de Paco de Lucía ya que ésta fue la pieza principal que el guitarrista gaditano grabó en su momento con el pianista. Una pieza en la que la guitarra del Niño Josele también cobraba más protagonismo al tiempo que Niño de los Reyes acompañaba con sus palmas y los fraseos de Corea iban de la parte media de las teclas hasta la más aguda y regresaba para que la flauta de Jorge Pardo tomara el relevo y protagonismo, mientras Quintero apoyaba con un toque de percusión casi árabe matizando Gilmore desde la batería. Tanto era el envite, que Niño de los Reyes regresó a dar réplicas con sus zapateados, en redobles de taconeo exactos, precisos que sumaban como una percusión más. El público no se movía, pero aplaudía cada intervención y Pardo que introducía fragmentos de creaciones del Maestro de Lucía con la atenta mirada del coordinador de todos estos excelentes músicos llamado Chick Corea. Ovación desatada al final de la pieza de todo un auditorio que no quería ni podía contenerse ante tanto talento y valía musical.
Ya había transcurrido casi la primera hora de concierto y todos teníamos la sensación de que no había hecho más que comenzar. Como seguramente les ocurría a los nueve músicos en escena. Y comenzó a sonar de nuevo el piano de Chick Corea con las notas suaves que anunciaban “Duende”, a las que se fue sumando las de la flauta de Pardo y toda la sección de viento. Luego hubo un espacio para la trompeta de Mike Rodríguez y el trombón de varas de Steve Davis que volvieron a levantar aplausos desde las gradas. Por su parte, Corea se deslizaba por la parte media del teclado del piano dejando escapar sus fraseos rápidos y limpios, hasta finalizar sosegadamente la pieza que premió el respetable con más aplausos.
Llegó, entonces, la nueva visión de “My Spanish Heart” que se iniciaba con el teclado electrónico (muy utilizado por el pianista en su etapa de la banda eléctrica de los 70 y 80) y la aparición de un espontáneo (o no, no lo pregunté) vocalista que formaba parte del personal técnico y de producción que conforma esta gira. Cantó unas estrofas y desapareció de escena para dejar todo el peso rítmico a la percusión, la sección rítmica y el trombón de Davis que una vez más brilló con luz propia, en una fusión con “Armando’s Rhumba”. Luego tomó el relevo el tenor de Pardo que dio paso a Mike Rodríguez y su trompeta de claro toque latino. Corea miró al Niño Josele y éste sacó notas increíbles de su guitarra flamenca. Niño de los Reyes comenzó a palmear y todo el grupo entró de nuevo antes de que Corea retomara el control y fraseara un poquito. Porque su generosidad para todos y cada uno de sus músicos fue total. Qué bonito fue el duelo entre Luisito Quintero y Marcus Gilmore al que se incorporó Niño de los Reyes, que enriqueció una sección percusiva increíble en diálogos y ejecución. El público no podía, por menos, que saltar de emoción y aplaudir como ni no hubiera un mañana a este elenco. Entonces, Jorge Pardo entonó un fragmento de otra pieza de Paco de Lucía, que el público acompañó de inmediato con sus palmas flamencas. El auditorio se vino abajo. Entusiasmo, entrega por parte de los músicos y respuesta del mismo nivel de un público, el de Jazz San Javier, que sabe abrazarse y premiar a los músicos cuando dan esas muestras de entrega y pasión por lo que hacen.
Ni que decir tiene que se pidió más y los músicos lo dieron regresado al escenario. Las primeras notas del “Concierto de Aranjuez”, del Maestro Rodrigo, nos dieron la pista de que iba a sonar el mejor homenaje musical que en los 70, Chick Corea escribió a este país: “Spain”. Una pieza ya universal que Corea recicla siempre para hacerla muy actual, como la que sonó en este bis de 13 minutos que tuvo al público como protagonista al darle cabida de réplica Corea a sus fraseos del teclado eléctrico. Ya se sabe por los más antiguos del festival, que a este personal no se le pueden tocar las palmas porque se arranca de inmediato y la cosa se puede alargar hasta el amanecer. Fue precioso el momento ya que se palpaba realmente la comunión músicos-público. Un final de platino para un concierto único y muy muy español. Gracias, Chick.