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Reseña

Escarbo hacia la belleza

Sofía Castro Madrid, autora del poemario 'Aunque me extinga', publicado por Candaya

Ángeles Carnacea

18 de marzo de 2025 16:38 h

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Me gusta hacer listas. Cuando terminé de leer el poemario Aunque me extinga de la autora venezolana Sofía Castro Madrid (Candaya, 2024) hice una lista de palabras.

migrar

desplazamiento

transitar

hogar

esperar

regularización

burocracia

incertidumbre

desarraigo

intemperie

ausencia

duelo

padre

enfermedad

violencia

cuerpo

herida

dolor

muerte

perder

miedo

recordar

memoria

resistencia

deseo 

amor

no normatividad

trinchera

afectos

amigues

cuidar

amar

esperanza

belleza

palabras

escritura

poesía

escribir

vivir

construir

reconstruir

celebrar

Tras cada una de esas palabras se palpan las capas que guarda este libro hecho de cantos, astillas y apuntes. Si la escritura es desplazamiento, si la poesía es un viaje, Sofía en Aunque me extinga traza una cartografía en la que las lectoras y lectores nos orientamos escuchando el latido de cada una de sus palabras. Su amor por las palabras se siente en el decir lejos de lo normativo, en lo liminal, en existir lejos de yugos administrativos que quieren “ordenar”, “regularizar” las vidas de las que se mueven, de las que buscan, de las que aman, de las que esperan.

El primer canto, en la primera parte del libro titulada Cantos, celebración, comienza con una pregunta que nos impacta:

¿Quién, si yo gritara, me oiría desde las cortes judiciales?

Es un poema que pincha, punzante, en el que los versos nos hablan de resistencia ante lo adverso, ante la incertidumbre, ante lo que está doliendo:

Ningún ministerio me impidió asistir al prodigio del amor

“Frente a la confusión gratuita del lenguaje público, inane en su oleaje continuo, la precisión del lenguaje poético acompaña y consuela, y regala arraigo”, escribe la traductora y poeta Natalia Carbajosa en su libro La belleza de… traducir poesía (Eolas, 2023)

Sofía Crespo Madrid escribe mientras está viviendo la espera del proceso de regularización administrativa que sufren – sí, utilizo el verbo sufrir- las personas migrantes. Escribir mientras se espera, escribir en lo incierto de esa espera. Escribir y no dejar de hacerlo porque Sofía sabe que salva, que “Escribir es alejar la muerte” –como dice en el canto VI de la primera parte del libro. Sí, escribir salva. Y los afectos, y el amor.

Desde el primer poema sabemos que en este libro el amor está en el centro, creciendo, expandiéndose. Que la poesía y el amor se convierten en refugio y son espacios para soportar y resistir tanto dolor. La vida le está doliendo a la poeta pero conoce el lenguaje de la poesía, del amor, de los afectos. Y los cuida, la poeta los cuida.

Aunque me extinga habla de resistencia y de crear comunidad. No escribimos solas. Conmueve y emociona que el libro comience hablando de les amigues, ya desde el prólogo de Aida González Rossi, y termine agradeciendo tantas cosas a les amigues. Las palabras y la literatura, espacio de resistencia, como reivindica Marta Sanz en Los íntimos, su último libro.

Aunque me extinga es una canción de amor, un canto al vivir y al amor. Es una celebración a pesar de lo que duele, de lo que la atraviesa con violencia (las muertes, las pérdidas, el desarraigo, la violencia administrativa). Sofía no niega la memoria del dolor, la nombra, la señala, y la transforma en belleza.

La poeta construye una nueva casa tras migrar y lo hace llenándola de afectos. Es un libro lleno de personas, pero también atravesado por la muerte del padre, también migrante como ella. “Yo escribo y tú no estás muerto. Si escribo, el otro, la otra, está a salvo”, dijo Héléne Cisoux.

Un verso del canto VIII, “Bebo del fuego, aunque me extinga” da título al libro y tras el estupendo prólogo de Aida González Rossi, las cuatro partes en que se estructura son de una belleza que sobrecoge:

Cantos, celebración

Astillas

Apuntes de la libreta verde

(Bis)

El prólogo-acampada de Aida González Rossi es juguetón, inteligente, divertido, tierno, brillante. En él recoge una frase de Sofía Crespo: “Lo que podrán contar de mí es que no me voy a morir sin saber lo que es querer a la gente”.

Y en la belleza de los cantos, está el canto X que empieza así:

Tú has articulado el misterio de mi vida          César Vallejo 

ccccómo pudiste hacernos eso?

Cuando descubrimos en la biografía de poetas venerados, hechos como los que se descubren en la biografía de César Vallejo, entendemos esa pregunta, ese poema.

La segunda parte del libro, “Astillas”, es una sucesión de imágenes, fotos que Sofía va haciendo a la vida mientras espera los “papeles”: instantáneas que nla sostienen y alimentan el fuego de la poesía.

En “Apuntes de la libreta verde”, tercera parte del libro, podemos pensar por momentos que algunos de esos apuntes tienen vocación aforística, pero no, no tienen nada de sentencia, son poemas abiertos, intuiciones:

El único paisaje que perdura es la infancia. Y viceversa. La infancia perdura en el paisaje.

Sofía Crespo Madrid trabaja con la memoria de lo perdido, sobre todo, con la pérdida de su padre. La foto de su funeral que aparece en el libro conmueve profundamente. Lo perdido está presente, los muertos están presentes. Aunque me extinga es un libro escrito en un espacio liminal que nos invita a mirar a la muerte para que nos empuje a vivir más. Sin embargo, la esperanza y el amor son más fuertes que las dificultades y la oscuridad, como nos dice Sofía Crespo en estos versos del Canto IV:

Amor que viajas todos los días hacia la supervivencia

Y también la poesía, la escritura y la belleza nos salvan, como insinúa este verso-poema-apunte que resume tan bien el libro:

Escarbo hacia la belleza.

Y añado: aunque no la busquemos, la belleza sale a nuestro encuentro de alguna manera, porque como dice Sabina Urraca, citada tanto por Aida González Rossi en el prólogo, como por Sofía Crespo Madrid en los agradecimientos: “La belleza está ahí todo el tiempo. Tanto que a veces hay que cerrar los ojos y taparse los oídos para no apabullarse”.

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