Los autores seleccionados, y los críticos que los presentan son en esta ocasión José Hurtado Mena, presentado por José Alberto Bernardeau, quien destaca del trabajo de este pintor su acierto al interpretar “el cuerpo humano femenino con apenas significantes, precisamente los que el artista pinta en trance de ser borrados para que la mujer sea considerada por su cualidad de origen del Universo, y el colofón de su destrucción, sin los consabidos ornatos con los que se la representa”.
María Briones Ballester es presentada por Rodrigo Carreño Río, subrayando sobre su obra que “Se trata de una manera de pensar el futuro desde el presente y observar como lo digital se relaciona con lo analógico surgiendo nuevos procesos artísticos”
Pedro Alberto Cruz Fernández interpreta la obra de José Carlos Nievas como una pregunta “cuando se quiebra el hilo y el pasado desaparece, se borra y deja, aparentemente, vacía la memoria (…) interpretada ”a través de la visión del artista y de unos personajes a los que conoce y que son conocidos, y que tienen como nexo último de unión la enfermedad que acaba con la memoria, con las vivencias, con los recuerdos, con la estructura establecida del tiempo: el alzhéimer“.
La obra de Priscila Ramal, presentada por Miguel Ángel Hernández, es para éste “Un proceso de hackeo del medio original para revelar lo que sucede bajo la imagen, su inconsciente óptico, sus pervivencias y sus transformaciones. El procesado de la imagen hace comparecer lo que en ella permanecía oculto, su dimensión invisible”.
Sobre Concha Martínez Montalvo, presentada por Mari Trini Sánchez Dato, ésta señala que se trata de “una reivindicación feminista, mostrando los cuerpos oprimidos de mujeres que a lo largo de la Historia han ocultado su condición femenina para no ser perseguidas, asesinadas o silenciadas, mientras las más ”afortunadas“ eran víctimas de los hombres cercanos a ellas, que les robaban la autoría de sus obras para brillo propio”.
Maribel Úbeda presenta una serie fotográfica de Rosa Cid, con “instantáneas, realizadas con larga exposición conjuran el Futuro con lo Efímero, congelando el Tempo del baile para nuestro disfrute, reteniendo toda una serie de estelas de movimiento improvisado. Es parte de la magia de la fotografía, atrapar ese momento llamado instante por su fugacidad para retenerlo en un puño y hacerlo Eterno. Es Nada y es Todo a la vez...”.