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Sin herramientas para romper el hielo

Los comienzos suelen ser difíciles de por sí, y lo son todavía más si vienen aderezados con dificultades extraordinarias. El UCAM Murcia tenía que empezar la nueva temporada de la Liga Endesa en su propia cancha, ante su público, y frente a un equipo de Euroliga que tiene una de las mejores plantillas de la competición, el Unicaja de Málaga. Era el estreno del parquet instalado por el Ayuntamiento de Murcia el pasado verano, no sin dificultades. Era, además, el comienzo de un nuevo proyecto liderado en el banquillo por Ibón Navarro: el primer día del año 1 D.C. -Después de Campazzo-; y D.R. -Después de Radovic-; y DK -Después de Katsikaris-. Y para colmo, el equipo debía afrontar tanto desafío sin varios de sus protagonistas -Antelo y Faverani convalecientes, más la duda de Lukovic-, y sin que las piezas disponibles hayan sido capaces aún de encajar entre sí. Un elemento emotivo que sumar fue el regreso a Murcia de James Augustine, jugador que sólo disputó una temporada con la camiseta rojiblanca (2011/12) pero que dejó huella por su rendimiento y su carisma.

Málaga dominó de principio a fin, y eso que Joan Plaza, de inicio, dejó en el banquillo a su dupla mágica ofensiva de perímetro: McCallum y Nedovic. Le salió bien: Alberto Díaz repartió juego, Salin anotó sin excesivos problemas, y Augustine y Brooks dominaron la pintura y se hicieron con el control del rebote, en especial del ofensivo, dando segundas oportunidades en las contadas ocasiones en las que fallaban el tiro.

El CB Murcia no defendió excesivamente mal en esta primera fase del partido, pero en ataque se mostró impreciso, impaciente unas veces y espeso otras; lanzando a los pocos segundos de posesión, o dando pases y más pases improductivos para terminar haciendo un mal lanzamiento casi sobre la bocina de los 24. El final del segundo cuarto fue un ejemplo del querer y no poder rojiblanco: Unicaja mueve y mueve el balón, encuentra a Brooks -enorme partido el suyo- liberado en una esquina y mete el triple apurando al máximo su posesión. A Murcia le quedan más de 7 segundos para tratar de responder, y ni siquiera es capaz de coger el balón y ponerlo en juego desde el fondo de la pista. Inexplicable (24-33).

Tras el descanso, el CB Murcia mejoró algo sus prestaciones ofensivas pero se comió una y otra vez las canastas fáciles de Unicaja con sencillos bloqueos directos. Aun así, y a pesar de que el intercambio de canastas y el paso del tiempo favorecían a los malagueños, los de Navarro se mantenían a una distancia que permitía albergar una ligera esperanza de remontada. De hecho, acabando del tercer cuarto hubo un momento emocional que encogió el marcador y despertó al público, con dos robos seguidos terminados en mate al contraataque de Kloof y Soko (43-50), pero… Justo en ese momento se sentó el alero británico y apareció Díaz con un triple para sofocar el conato de incendio.

Sólo en el último cuarto fue capaz el CB Murcia de mejorar sus paupérrimos porcentajes en el lanzamiento exterior, gracias al acierto de Oleson. Por su parte a Unicaja, muy bien dirigido en la cancha por Alberto Díaz y en el banquillo por Joan Plaza, y sabiendo gestionar el tempo de juego con seguridad, le bastó muy poco para llevarse la victoria sin hacer esfuerzos extraordinarios. Ni siquiera Shermadini fue imprescindible (2 puntos y 6 rebotes en poco más de 12 minutos de juego).

De lo visto el domingo se puede afirmar que el equipo de Ibón Navarro no tuvo mordiente, no fue vertical, no forzó, no se manchó en el uno contra uno, apenas buscó la pintura y no tuvo rabia competitiva más allá de los empellones de Kloof y Soko -conviene recordar aquel anuncio de neumáticos: la potencia sin control no sirve de nada-. Ni siquiera Rojas pareció estar cómodo. Hannah y Lukovic mostraron una fragilidad que, de no corregirse, puede llegar a ser preocupante, mientras Benite, Urtasun, Delía y Tumba aportaron algo de voluntad. Sin embargo, el CB Murcia no tuvo suficientes herramientas para romper el hielo del Palacio de los Deportes y del inicio de liga; se quedó sin argumentos contra Unicaja y dejó la sensación de que necesita todavía bastante trabajo -y buena suerte con las lesiones- para responder a las expectativas.

Lo que está por venir es un calendario de locura, con la segunda jornada de la ACB en Tenerife el miércoles, y con la tercera en el Palacio contra Andorra el domingo. Estos dos duelos en teoría contra rivales directos -además, de los que mejor se han reforzado en verano-, precederán a su estreno en la Basketball Champions Leage de la FIBA la semana siguiente.