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“Mi lucha es contra la hipocresía, la violencia y la censura”

Su nombre es el del guerrero más célebre, el héroe de la Guerra de Troya y de la Ilíada de Homero, y sin embargo, ha creado un conjunto de obras con las que denunciar la violencia que sufre el ser humano. Bajo el título “Diálogos con la violencia”, las imágenes de Aquiles L. Ros estuvieron expuestas en el bar Ítaca de Murcia, y un año después, la Asociación de Vecinos de Santiago el Mayor y él mismo decidieron exponerlas de nuevo en la biblioteca pública del barrio murciano, edificio perteneciente al ayuntamiento de Murcia. No fue posible.

Algo hizo a los responsables del lugar volverse atrás en el último momento bajo la excusa de que la obra de Aquiles L. Ros era “política”. Pero, ¿por qué? Aquiles Ros aún no ha salido de su asombro. Por fortuna no faltaron espacios expositivos para acoger sus imágenes, que han podido verse en el bar El Sur de Murcia hasta este sábado. Ahora el autor espera que la exposición se convierta en itinerante, sumando a su objetivo inicial, la denuncia de la violencia, el de denunciar la censura y los ataques a la libertad de expresión. Hablamos de todo ello con Aquiles L. Ros.

¿Cuándo creó la exposición 'Diálogos con la violencia?

Esta exposición se creó para mostrarla en el bar Ítaca de Murcia, en unas jornadas de la Coordinadora Anti Represión, hace aproximadamente un año, y con la idea de que fuera itinerante. Pasado un tiempo se organizó la Ruta de la Tapa de Santiago El Mayor, y pensamos añadirle una Ruta de la Cultura. Y dijimos, como tenemos esto, lo ponemos. Así que en primer lugar, despolitizamos la exposición y quitamos todas las cartelas. Dejamos sólo la esencia, las fotografías y la razón de ser de la exposición, mi intención, representada en el título: “Diálogos con la violencia”.

¿Y cuál era esa intención?

Después de un episodio de violencia, a la sociedad se le olvida pero al que la ha sufrido no. Quería representar esa violencia por medio de las personas que la han sufrido. Y aunque le quitamos la parte más política para representar exclusívamente a personas que han sufrido la violencia, el arte tiene una cosa, y es que una vez que sale de ti, tiene vida propia. Yo no puedo decirle a la gente lo que tiene que sentir o pensar ante la obra.

¿Qué pasó cuando decidieron exponerla en la biblioteca pública de Santiago El Mayor?

Pues presentamos el boceto junto con la Asociación de Vecinos del barrio, y en el texto del tríptico yo explicaba lo siguiente –Aquiles lee del folleto de la exposición-: “En abril de 2013 me vi dialogando con la violencia que ejercían unos agentes de policía contra un grupo de vecinos de Santiago El Mayor...”. Cuando presentamos el proyecto a la directora de la biblioteca, no nos pusieron ningún problema, pero cuando leyeron el tríptico, dijeron que no se podía exponer.

¿Quién se dirigió a usted para decirle que no se podían exponer estas fotografías en la biblioteca?

Pues resulta que en aquellos días pasó lo del CENDEAC –la destitución del director del centro-, y se ve que la directora se asustó y dijo que tenía que consultar sobre esta exposición a sus superiores. Y llegaron sus superiores diciendo que era una exposición política y que no se podía hacer. Ni siquiera han querido darnos más información, y es que encima las bibliotecas llevan ya seis meses sin que les envíen la documentación para este tipo de cosas.

¿Qué sucedió entonces?

Pues que dejamos pasar la Ruta de la Tapa, por no empezar a hacer ruido, y también dejamos pasar la Navidad. Y ya después nos dijimos que esto ya no era cuestión de comérselo. No es un problema de política, ni siquiera es ese el problema. El problema es que no es su política.

¿Ha podido hablar con la concejala de Educación del ayuntamiento de Murcia?

No. Cuando me preguntan eso, yo digo que no tengo por qué hablar con la concejala, que una concejala que hace este tipo de cosas no es un interlocutor válido. Si te censuran, no tienen una explicación que darte. Un censurador hace lo que quiere hacer sin dar más explicaciones. Es algo muy duro.

 

¿Y todo por esa referencia a la carga policial contra los vecinos de Santiago El Mayor? (Fue durante la protesta vecinal contra la llegada de la Alta Velocidad a la ciudad en superficie, el día del Bando de la Huerta de 2013).

Sí. Yo en los agradecimientos daba las gracias a Chema Cánovas, que es el estilista con el que estuve trabajando, y a la Coordinadora Anti Represión de Murcia, que fue la que me puso en contacto con las personas que están aquí fotografiadas.

Fue la Coordinadora la que le puso en contacto con personas que habían sufrido violencia para fotografiarlas.

Sí, porque aquí hay otra cosa que se nos olvida, y es que la gente que sufre violencia, intenta ocultarlo en su vida cotidiana. Ahora hay una campaña patética de la violencia de género poniendo mujeres con unas caras… Es muy difícil encontrar gente que se preste a salir. Es una de las cosas más duras que puede hacer el ser humano, que es reprimir su propio miedo, y cuesta mucho trabajo.

¿Quiénes son estas personas?

Todas son personas que han sido represaliadas en este contexto. Represaliadas judicial, política o económicamente. A mí lo que me queda es cómo esta gente se mantiene firme después de lo que les ha pasado. Y no tendría problema en fotografiar también, por ejemplo, al grupo de policías que se quedaron aislados en una manifestación en Madrid, o a los que dejaron aislados. El miedo que tuvieron que pasar esos hombres, que son padres de familia en algunos casos, tuvo que ser tremendo. Esto es lo que hay.

Volviendo con el episodio de violencia que generó la idea de tomar estas imágenes, ¿recuerda aquel día del Bando de la Huerta, el de la protesta vecinal en las vías?

Lo recuerdo y aquello lo vi muy fuera de lugar. No entendía cómo podían hacer lo que estaban haciendo, de una manera ‘muy profesional’, contra personas mayores, contra gente de todo tipo… Ver cómo reventaron aquello, cómo provocaron… No representan a la Policía Nacional, fueron esas personas en concreto. Yo creo que hay gente de todo tipo en todos los colectivos, pero en algunos colectivos con una responsabilidad tan especial, se debería depurar más. Es ese tipo de personas que no está a la altura de lo que se les pide. Aquel día no estuvieron a la altura.

A raíz de aquel episodio, decidió llevar a cabo estas imágenes.

Sí, son imágenes de denuncia de la violencia, de denuncia de la situación humana que provoca. Tenemos aquí a una mujer, una mujer conservadora y a su hija, que durante una huelga general sufrieron una agresión policial. Y a esta mujer se le cayó toda su estructura. Aquí tenemos varias personas que han sufrido mucho, pero es que ya no quiero analizar ni lo que les pasó en concreto, son la imagen de un ser humano que ha sufrido cualquier tipo de violencia. Cada uno tiene su compromiso, y el mío es contra la hipocresía.

¿Cómo ha reaccionado la gente ante la situación que ha generado esta exposición?

Muy bien, de manera muy solidaria. A la inauguración en El Sur vino mucha gente a mostrarme su solidaridad, diciendo que no era aceptable este tipo de censura.

Al final, a la denuncia de la violencia y de la hipocresía, se une la denuncia de la censura.

Es curioso, pero sí. Mira, una exposición que no era política, con su decisión de censurarla por motivos políticos la han convertido en una exposición política. Y el problema, como decía antes, es que no coincide con su política, claro.

Y ahora que ha concluido la exposición en El Sur, ¿va a seguir exponiéndose en otro lugar?

Sí. La idea es que siga, que sea itinerante, porque esa fue la idea inicial. Y quizá ahora haga otras obras sobre la represión de la libertad de expresión, sobre la censura.

 

Una exposición que no era política, con su decisión de censurarla por motivos políticos la han convertido en una exposición política