La portada de mañana
Acceder
El jefe de la Casa Real incentiva un nuevo perfil político de Felipe VI
Así queda el paquete fiscal: impuesto a la banca y prórroga a las energéticas
OPINIÓN | 'Siria ha dado a Netanyahu su imagen de victoria', por Aluf Benn

Pérez-Reverte: “Siendo perros, he podido contar cosas que siendo humanos se me habrían echado encima todo tipo de colectivos”

EFE/eldiariomurcia

Arturo Pérez-Reverte ha advertido hoy sobre la autocensura por miedo a las redes sociales, que “está tapando la boca” a periodistas y escritores y que él ha evitado en su última novela, protagonizada por perros: “Los perros no son políticamente correctos; por eso son machistas”.

Los perros duros no bailan (Alfaguara) es una novela policíaca protagonizada por canes, una metáfora de la vida de los humanos, según ha explicado Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) en una rueda de prensa recogida por EFE.

“A un perro no le preocupa lo que al día siguiente salga en Twitter”, ha subrayado el escritor, que se permitió así “tener bula para poder contar la realidad de una forma que no podría hacerlo con seres humanos. Siendo perros, he podido contar cosas que siendo humanos se me habrían echado encima todo tipo de colectivos”.

De hecho, recientemente la Dirección General de Radio Televisión Región de Murcia (RTRM) destituyó a su director de control de servicio público, Francisco Martínez Campos, por un artículo en un diario digital en el utilizaba a su perro como vehículo para repasar la parrilla de la televisión pública murciana y comentar el aspecto de sus subordinadas de la 7 TV. Sobre las conductoras de uno de los informativos, por ejemplo, Martínez Campos dijo que se trataba de “Dos ‘zagalas’ de buen ver”, a las que a su perro “no le importaría dar un lametón o acurrucarse en su regazo”.

El autor cartagenero señaló que con este libro no ha querido denunciar nada, aunque ha insistido en la necesidad de cambiar la legislación española en materia de maltrato animal, que considera “una vergüenza”.

La novela está protagonizada por Negro, un perro que tras haber sobrevivido a las peleas organizadas por los humanos y una vez reconvertido en perro guardián decide rescatar a dos amigos también canes.

Pérez-Reverte afirma que ha escrito este libro sin autocensura, en un momento “terrible” en el que está en peligro la prensa libre. El escritor y periodista advirtió del día “en que se callen los periodistas por miedo a que se les eche encima un colectivo de algo”.

Por eso, el académico ha reconocido que el mundo de los perros ha sido “una buena coartada para escribir con una libertad que cada vez es más difícil. Se ha vuelto muy difícil escribir en los últimos tiempos, cada vez más. Hay que tener un cuidado tremendo, porque todo lo que se escribe es susceptible de crear conflicto”.

Aunque en su caso dice que ya le da igual porque un tuit o una campaña no le va a quitar lectores, pero a un joven lo pueden anular como periodista o como escritor, lo que ha considerado gravísimo.

Todos los perros que aparecen en la novela son luchadores, ya que la lección del libro indirecta es que “la lucha es permanente”, de tal forma que “Espartaco siempre debe estar ahí, en la lucha por la libertad”, dijo Pérez-Reverte.

Según el escritor, “cualquier imbécil puede decir que es Espartaco, pero el nombre hay que ganárselo” y no se adquiere “poniendo tuits”.

“Hay que estar preparado para luchar” cuando haga falta, ha insistido Pérez-Reverte, que ha recordado que esa lucha ha permitido conseguir la libertad de la que se disfruta en Occidente, pero que no es válida para todo el mundo. “En el resto del mundo hay muchas cosas por hacer y por conseguir y nada está garantizado, ni siquiera aquí”, ha indicado.

Los perros duros no bailan, que saldrá a la venta en Latinoamérica el próximo mes, fue escrita en un mes del pasado verano por Pérez-Reverte.

Pérez-Reverte ha insistido también en que la legislación en España frente al maltrato animal es una vergüenza, “una de las más infames de Europa”.

El maltrato animal “casi sale gratis” porque uno puede hacer cualquier “atrocidad” y como máximo se expone a un castigo de un año de cárcel y una multa que no pagará, ha denunciado.