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El XXIV Jazz San Javier clausura, con dos excelentes conciertos, una de sus ediciones más valientes

Cyrille Aime interpretando una de las dos canciones en las que utilizó el ukelele

Andrés Garrido

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Noche de clausura del XXIV Jazz San Javier, con sesión doble a cargo de Cyrille Aimée que nos trajo los ambientes de Nueva Orleans donde reside desde hace tiempo, sin perder ese toque francés de su nacimiento, en un concierto que fue muy agradable y con un nivel de calidad sobresaliente. El auditorio -buena parte de los asistentes acudían al reclamo del grupo británico posterior- se rindió a la cantante y su trío que dio una muestra inequívoca del jazz que se hace y escucha por la ciudad a orillas del Mississippi. En la segunda y definitiva parte de esta jornada de clausura, la música festiva y pegadiza de un grupo británico que comenzó en los primeros años de la década de los 80 del siglo XX y todavía sigue en activo. Nos referimos a Matt Bianco. Les contamos los detalles.

El concierto de Cyrille Aimée, una de las más sólidas voces de las jóvenes generaciones del jazz, fue como un regalo no esperado por una buena parte del público que llenaba el auditorio Parque Almansa, en la noche del pasado sábado día 23 de julio. Además de cantante es compositora y actriz. Su nacimiento se produce en Francia, en Fontainebleau, de madre dominicana y padre francés. Cyrille posee una voz dulce que sabe utilizar muy bien, dominando su fiato como demostró en diversos momentos del concierto. Una actuación que se iniciaba con un tema de los Isley Brothers titulado 'Fort The Love Of You', en una versión más tropical que la original de 1975 pero sin perder su esencia, que nos introdujo de inmediato en lo que anunciaba al comienzo: el ambiente de Nueva Orleans. Hubo un momento de la pieza que parecía haber finalizado pero no era así; la cantante sonrió y tras un breve silencio (era lo que se pretendía hacer), Cyrille y su grupo prosiguieron con la pieza, ahora sí, hasta finalizarla. Aplausos para esta intérprete de la música y el cine.

Tras presentar al trío que la acompañaba conformado por Dave Torkanowsky, piano; Lex Warshawsky, contrabajo y bajo eléctrico y el percusionista y batería, Pedro Segundo, informó de la canción escuchada y presentó una pieza mejicana a ritmo de bolero titulada '¿Qué se siente que me gustes tanto?', que fue muy bien recibida por un público que ya daba muestras de estar volcándose con la cantante y su grupo. Cyrille habla bien el español ya que su madre es dominicana y mantuvo una buena comunicación con el público, en una pronunciación heredada de su madre; sobre todo cuando dijo “qué bonito teatro. Se les ve muy bien en este teatro, así, como de la Grecia anciana (por antigua)”. Sonaron los aplausos y es que se mostró muy simpática y cercana durante todo su concierto. Otra pieza que logró el ambiente necesario para que el auditorio nunca se despistase de su hilo argumental fue 'Almost Like Being In Love', un clásico del Real Book, que además de cantarlo también hizo un trozo en scat provocando la admiración del auditorio que estalló en un inequívoco aplauso colectivo.

La conexión entre los músicos y público ya se había logrado. Y Aimée explicó una composición que hizo estando de gira por España con un amigo. “El tema habla de que la distancia te hace recordar a tu pareja a quienes queremos pero también se piensa, detalló, que en ocasiones esa distancia es buena para que la pasión aumente” y de ello habla en 'Back To You'. Luego explicó que cuando llegó la pandemia todo se clausuró. Se preguntó qué hacía una cantante sin cantar en una ciudad como Nueva Orleans; “New Orleans sin música es como el jamón ibérico sin queso”, concretó provocando las sonrisas del público. Así que se marchó a la jungla de Costa Rica. Allí aprendió a tocar el ukelele y construyó una 'Casita de Piedra' cien por cien ecológica. Todo ello lo explicó con esa canción. Cyrelle Aimée demuestra en sus conciertos una gran riqueza musical ya que podemos apreciar la influencia de muchas fuentes en sus interpretaciones y creaciones. La actuación continuó con una versión del tema brasileño 'Odjus Fichádu', al que la cantautora dio un ritmo más ágil del original introduciendo una parte cantada en francés -también, de nuevo, un poco de scat-, que resultó el momento más cosmopolita del concierto levantando al público y mostrando, al tiempo, lo que esta joven cantante próxima a cumplir los 38 años ha vivido y puede dar en el futuro.  

Bueno. Cyrille indicó que iba a hacer la otra canción que se sabe con el ukelele, “sólo me sé, las que yo escribí”, aclaró. “No escribí la letra de esta canción que les voy a cantar. Estaba en la selva porque el silencio de la naturaleza, prosiguió, me inspira mucho, me desintoxica del ruido que llevamos en la cabeza y hay que saber escuchar el silencio. Cuando lo aprendes, entonces escuchas la música que guarda ese silencio. Ese fue mi propósito para el Año Nuevo: Hablar menos y escuchar más. Y estaba leyendo un poema de Pablo Neruda que me llegó profundamente; decidí ponerle música”. La canción se titula como ese poema de Neruda: 'Me gustas cuando callas'. 

Tras ello continuó explicando, con demostración física, qué era el looper; un artilugio (ella lo llamó maquinita) electrónico que graba en directo una frase musical y a continuación puedes continuar grabando sobre ésta otras hasta lograr un coro y voz principal. La pieza la titula como la maquinita, 'Looper', y siempre hace una improvisación que, por cierto, resultó del agrado del auditorio. Tras esta demostración de cómo hacerse con los artilugios electrónicos para aplicar a la música, Cyrille Aimée presentó su versión de un viejo éxito de Stevie Wonder titulado 'Lately', en una versión muy jazzística en la que Lex Warshawsky tuvo su momento glorioso con el contrabajo. Cyrille dio las gracias por haber compartido con ellos esos 85 minutos de música en directo recordando que después venía otra formación. La pieza que puso el punto final fue otra composición de la artista titulada 'Be With Me'. El auditorio en pleno se ponía en pie y vitoreaba y aplaudía a esta joven cantante, Cyrille Aimée y su trío que, creo, sorprendió a una buena parte de los asistentes ya que el reclamo para ellos en esa noche no era ella.

Sin embargo, Aimée y su trío supieron atraer con su repertorio, simpatía y buen hacer musical, la atención del público. Naturalmente, ese público solicitaba un poco más como de costumbre. Pero es que, además, desde siempre los músicos que han visitado Jazz San Javier tienen un magnetismo para este auditorio muy especial y en esta ocasión, no iba a ser diferente. Así que regresaron al escenario y regalaron su versión de 'La Vie En Rose', con un ritmo más movido del habitual baladístico. “¡Muy bien! ¡Bravo!”, gritaban desde sus butacas los asistentes, mientras no cesaban en sus aplausos. Deliciosa Cyrille Aimée y su trío. Especial mención, sin desmerecer a ninguno, para el baterista y percusionista portugués Pedro Segundo. Ese músico disfruta y hace disfrutar a quien lo ve en directo. Fantástico.

La segunda parte de esta jornada de clausura del XXIV Jazz San Javier estaba dedicada a un grupo británico formado en 1983 y que a partir de 1985, se convirtió en un grupo de éxitos. Su fusión de pop, jazz y parcelas de música latina les ha venido proporcionando esos triunfos discográficos y en sus directos. El grupo ha pasado por diversas formaciones desde su creación, pero lo que pervive es el espíritu y la fusión de éste que creó su personalidad. Tal vez el mantenerse su líder y único fundador en activo, el cantante Mark Reilly, haya sido la clave. Pero de que su concierto resultó un dignísimo cierre de esta edición nadie podrá indicar lo contrario. El grupo apareció sobre el escenario del auditorio Parque Almansa dio las gracias e iniciaron su recorrido por su lista de éxitos que muchos recordaban totalmente. Comenzó a sonar 'Invisible', de su último disco de estudio Gravity, para continuar con 'That’s Life', que sus muchísimos fans aplaudieron con inequívoco entusiasmo.

Sin duda, la voz de Matt Reilly es una seña de identidad inconfundible. Pero también lo son el resto de la formación, que mantienen firmemente la línea musical que los llevó en los 80 a acaparar las listas de éxitos discográficos y a ser uno de los grupos con más seguidores del mercado. Como dejaron, una vez más, constancia de ello con ese repaso que nos ofrecieron en la noche veraniega del XXIV Jazz San Javier con 'HiFi Bossanova', 'Who Side Are You On', 'Joyride', 'Sneakin Out The Backdoor' o 'Paradise', otra pieza del cd Gravity, que terminó por romper todas las cuerdas (si es que había algunas aún) que contenían a sus seguidores. Matt Bianco perdura gracias al empeño de su cantante, Mark Reilly, que para la ocasión se ha rodeado de unos magníficos músicos como David O’Higgins, en el saxo; Martin Shaw, trompeta y fiscorno; Robin Aspland, en piano y teclados; una sección rítmica conformada por el contrabajista Geoffrey Gascoyne y el baterista Sebastian De Krom, que ya visitó San Javier formando parte del grupo que lideraba Pierre Boussaguet para el homenaje al desaparecido Michel Legrand, y la vocalista June Fermie.

Músicos de primer orden que supieron ser fieles al sonido Matt Bianco, como demostraron en 'More Than I Can Bear', 'Heart in Chains', en la que la cantante y corista June Fermie realizó una correcta interpretación solista compartida con Reilly, además de uno de los éxitos más conocidos del grupo como 'Half A Minute', en la que nuevamente June Fermie volvió a brillar con esa voz que recordaba a la de Basia Trzetrzelewska, aunque la de June es más cercana al rhythm & blues. Pero sin duda, donde estos músicos brillaron con luz propia fue en 'Matt’s Mood', con una exposición de su potencial personal que dejó a todo el que pudo entrar en el foso del auditorio bailando y disfrutando aún más de esta fiesta musical elegante. Los pies no se resistían ya a tanto ritmo. A su término, Mark y June regresaron al escenario para continuar el despliegue de esta lista de éxitos con 'Summer In City', una pieza muy apropiada para la noche tan calurosa y húmeda de la que disfrutábamos en el auditorio Parque Almansa. Como reza una parte del estribillo de esta canción, 'Es verano, verano en la ciudad‎. ‎Música sonando, chicas tan bonitas, el aire está zumbando‎. ‎Cuando estás en la ciudad‎, el verano, el verano en la ciudad‎'.

Y sin casi respirar, el grupo dejó sonar las primeras notas de 'Don’t Blame It On That Girl', uno de los exitazos de su álbum Indigo lanzado en 1988. Y en él, como en otros, los ritmos latinos tomaban protagonismo. El delirio de un auditorio y foso que, a esa hora, andaban muy deseosos de que aquella fiesta no acabara y continuara toda la noche. Pues para poner más fuego a la hoguera, una pieza de 1984 en su primer disco 'Whose Side Are You On?': 'Yeah Yeah'. Válgame. Ya les cuento, un hervidero aquel foso en el que no cabía ni un alma más. Pero no importaba, porque el auditorio es extenso y el personal bailaba aunque fuese desde su asiento. Al terminar, todo el grupo saludó al filo del escenario agradeciendo la acogida y el ambiente tan festivo que habían compartido. Pero ya se sabe que San Javier, siempre pide más. Tuvieron que regresar y rematar la noche con otro bombazo, en su día, de su larga lista: 'Get Out Of Your Lazy Bed', publicado por primera vez en 1984. Una delicia ya que mientras sonaba esta canción, el fin de fiesta del XXIV Jazz San Javier se daba con un enorme castillo de fuegos artificiales, cuyos estruendos parecían golpes percusivos a contratiempo. Imagínense la escena, si conocen el tema y si no búsquenlo en internet y proyecten en su memoria, por un momento, esa música y un auditorio soltando en lo alto de su perímetro columnas de fuego artificial blanco, mientras en el oscuro cielo de la noche se dibujaban figuras estelares que podían verse desde la grada, tras el escenario. Una pasada, oigan (véanlo en la foto de Goio Villanueva).

En resumen, una noche para dos excelentes conciertos en la clausura del XXIV Jazz San Javier a cargo de la cantante de origen francés afincada en Nueva Orleans, Cyrille Aimée, que ofreció un apaciguador e irresistible momento musical de 90 minutos para pasar, posteriormente, a toda una fiesta con los compañeros de andanzas musicales desde 1984: Matt Bianco. Un fin de fiesta ideal, con fuegos de artificio incluidos, que dejó un inequívoco buen estado anímico para todo el auditorio que llenó las gradas.

En cuanto a esta XXIV edición de Jazz San Javier quiero indicarles que ha sido una programación atrevida, valiente y, como ha quedado demostrado, sin perder la asistencia de público ya que se ha registrado un total que sobrepasa las 20.180 personas. Y todo ello, con un presupuesto que sufrió algún recorte en relación con ediciones anteriores. Los conciertos en la calle gratuitos han incrementado su nivel artístico (tenían la calidad y categoría para celebrarlos en el auditorio) así como la presencia de público, que los consolidan como importantísimos. Y el otro apartado, novedad en esta edición valiente, los conciertos gratuitos 'In the gardens' ('En los Jardines'), celebrados en el templete de los jardines de San Blas, que no se han dado mal para esta primera experiencia. Si continuaran, le aconsejo a la organización que dote la zona un poquito más y también la parte de camerinos para los músicos.

En definitiva, los resultados que nos deja esta XXIV edición de Jazz San Javier son enormemente alentadores y muy satisfechos. El ánimo, creo, ha quedado muy alto para acometer la siguiente edición en 2023; momento en el que se cumplirán los 25 años de un festival que nació tímidamente en 1998, estuvo detenido en 2020, y ha proseguido sin perder su nivel de calidad y asistencia de público. Nuestra enhorabuena. Y a los lectores de estas crónicas, muchísimas gracias en nombre de este medio, de mi compañero de fatigas el fotógrafo Goio Villanueva (entre los 80 mejores del mundo, según la web ALL ABOUT JAZZ) y en el mío propio. Gracias por su fidelidad y hasta el XXV Jazz San Javier. Feliz Verano.

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