Zenet, cantante: “El público español es respetuoso y el latino, desatado”
Hace más de diez años que Zenet se abrió un lugar en el panorama musical con el disco 'Los mares de China' y la recordada 'Soñar contigo'. Su más reciente álbum es 'La guapería', en que recopila viejos boleros, rescatados para el público actual. Zenet y su banda traen a Murcia canciones que son el resultado de una intensa y amorosa labor de recuperación casi arqueológica. Será el próximo sábado 8 de febrero a las 21.00 en el teatro Romea. Zenet viene de presentar sus temas en México y Cuba, país donde 'La guapería' ha sido reconocido con el Premio Internacional Cubadisco.
También actor, Zenet nos habla en esta entrevista sobre su participación en las series 'Hache' (Netflix) y en la nueva temporada de 'El Ministerio del Tiempo', en uno de cuyos episodios interpreta a Picasso.
Estuviste hace poco en México y Cuba, ¿Qué diferencia hay entre el público latino y el español?
La primera es la efusividad. Allí el público vive la música de una manera muy especial. Cuando salgo a cantar, durante los 30 o 40 primeros compases del primer tema, no paran de gritar. Te llaman guapo. La sensación es de locura desatada. En España somos muy respetuosos. Estamos en silencio y, cuando lo que escuchamos nos gusta, lo solemos expresar con los bíceps, aplaudiendo.
Tendrás ganas de volver.
De hecho nos estamos preparando para mayo en Cuba y México. Tocar allí te deja como un poso…
¿Cómo ha sido tu relación con el bolero?
El primer acercamiento es hace diez años con Pájaro Juárez, aunque mi guitarrista de cabecera y media naranja musical es José Taboada. Fue con esta canción cuando descubro mi afinidad con ese tipo de sentir. Y fíjate que, pudiendo buscar todo tipo de músicos en Madrid, desde el primer momento, cuando grabé 'Los mares de China' (2008), me sentí inclinado hacia lo cubano y grabé con gente como Manuel Machado (trompeta), Moisés Porro (batería), Yelsy Heredia (contrabajo), Pepe Rivero (piano)… Un grupo de catedráticos con el que tengo el honor de trabajar a fecha de hoy y gracias a cuyo empuje he podido hacer 'La guapería'.
A una música como el bolero, que nació envuelta en el humo de los clubes, ¿cómo le sienta sonar en un teatro?
Yo vengo del arte dramático. Hablar de teatro significa hablar del lenguaje de los sueños: En él cabe todo lo que quieras. Puedo hacerte creer que estás en un club de Nueva Orleans. La imaginación es fundamental. Desde el escenario rompemos esa cuarta pared que nos separa del público, se crea un hilo conductor. Y si nosotros lo pasamos bien, los espectadores también.
Has explicado que 'La guapería' es el resultado de una intensa investigación musical en que has rescatado piezas realmente olvidadas.
En mis canciones originales me permito ser un turista accidental que roba algunas armonías aquí y allí. Pero cuando abordas un género que no es tuyo como hemos hecho en 'La guapería', para aportar algo debes profundizar, tener un control del género. Si no, te limitas a manejar unas notas que suenan a bolero, pero no sucede realmente nada a nivel emotivo. Te quedas en lo que yo llamo 'sonido hotel'.
¿Cómo acometiste esta investigación?
Pedí a mis compañeros listas de canciones de su infancia, estudié libros, enciclopedias… Todo lo que caía en mis manos. Luego en Spotify, que es una maravilla, recuperé muchísimas 'playlist'. Y adonde no llegué, estuvo la colección de Gladys Palmera, a la que tuve acceso por la inestimable ayuda de Alejandra Fierro: Increíble, más de 100.000 piezas de vinilo que están siendo catalogadas y digitalizadas. Pedir, por ejemplo, música panameña de los 50, que un señor con guantes blancos te saque el vinilo y lo ponga en un equipazo impresionante, y tú tomas nota en tu libreta… Aquello dio para mucho. Tengo todavía cuatro libretas llenas de cosas con las que podría hacer varios discos.
Hablamos de canciones que, pese a su calidad, en muchos casos se habían perdido para el gran público.
En 'La guapería' hay cosas como Bola de Nieve, intérprete a quien tenía tantas ganas como miedo. Él es un poquito más conocido, pero luego están Celeste Mendoza, Nelson Pinedo con 'Borrasca', que es de una pieza de increíble modernidad; Fran Domínguez, un 'crooner' comparable a Frank Sinatra que se acompañaba a sí mismo al piano de manera magistral…
¿Cómo hacer atractivos esos sonidos al público actual?
La última actuación de 2019 la hice en Canarias. Invité a cantar con nosotros a Marilia de 'Operación Triunfo', que es admiradora de mi trabajo, y fue una preciosidad. Ahí te das cuenta de que la música es transversal, intergeneracional… Tenemos muchos tópicos que romper.
De hecho tu público es joven.
Hay una razón muy clara para ello: Yo no pertenezco a una compañía gran multinacional, por lo que mis medios para difundir mi música son digitales. Me ve mucha más gente por Internet, donde tengo muchísimos seguidores, que por los medios normales de las personas de mi edad. Yo tengo 52. La gente de 50 no suele estar enganchada a Instagram, pero la de 18 sí. Y luego, en Spotify hay herramientas para artistas con las que puedes saber, por ejemplo, dónde se te escucha más. A partir de ahí puedo diseñar mis giras, con esta información. Son instrumentos que nos proporcionan a los artistas independientes un conocimiento muy privilegiado que antes pertenecía a unos pocos.
Tienes 10.000 seguidores en Instagram, 41.000 en Facebook y 155.000 oyentes mensuales en Spotify. En un mercado tan saturado, con las grandes compañías invirtiendo fortunas en marketing, ¿cómo llega el músico independiente al espectador?
Las redes sociales son fundamentales. Nosotros somos una compañía pequeña, pero tenemos cuatro personas trabajando en redes todo el día. El 'community manager' es una pieza clave hoy. Ahora, por ejemplo, hemos pedido a nuestros seguidores que me voten para los Premios de la Música Independiente, los premios MIN, donde ya he sido galardonado tres veces. Pero hay otra cosa esencial: el contacto directo con la gente. En mi tienda online, si me dices tu nombre, te dedico el disco y te lo enviamos a casa. Y cuando termino un concierto, hablo con todos los espectadores que se acercan a saludarme o a pedir que les firme discos, hasta el último. No importa si son 200 o más. Eso no puede hacerlo nadie que esté en una compañía 'mainstream'. Los independientes tenemos que buscar el valor extra al que una multinacional no llega.
Antes que cantante fuiste actor. ¿Cómo conectan ambas profesiones?
Estudié arte dramático. La música fue una vocación a la que di forma en un momento de parón típico de actor. Hay épocas en que los actores tenemos que trabajar de camarero o cualquier cosa porque no siempre enganchas una película con otra. En este país no vive de la actuación más del 7% de la profesión. Entonces, cuando descubro que puedo ser mi propio jefe, encuentro mi sitio en la música y gracias a eso tengo la vida solucionada. Y a partir de ahí me viene de vuelta lo que he sembrado como actor. Ahora, por ejemplo, acabo de terminar un rodaje de 'El Ministerio del Tiempo' donde hago de Picasso. A Picasso ya lo interpreté en los 90 ('El joven Picasso', serie dirigida por Juan Antonio Bardem). Es curioso que haya vuelto a reencontrarme con este personaje. Hoy estoy más en situación de elegir. En aquellos años iba mucho más obligado.
Precisamente en la serie 'Hache' de Netflix interpretas al pianista Ramiro Larrocha
Estoy muy agradecido a Verónica Fernández, creadora de la serie, por haber pensado en mí para este personaje. Ella era seguidora de mi trabajo y el papel parecía escrito para que yo lo interpretara. La serie cuenta con un equipazo impresionante: Laia Manzanares, Javier Rey, Adriana Ugarte… Mi personaje es secundario, pero tuve la suerte de interpretar en una escena la canción de Fran Domínguez que viene en mi disco.
Eres también artista plástico.
Es mi soledad, el diálogo con el lienzo en blanco en un rinconcito de mi casa, donde algunas noches paso horas. Es un arte que no requiere de un equipo, sino de silencio, concentración. Un contraste que me viene muy bien porque cada vez que salgo a dar conciertos, generalmente los fines de semana, estoy muy en contacto con todo el mundo y luego viene un momento en que necesitas el silencio.
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