'Disidencias de género' es un blog coordinado por Lucía Barbudo y Elisa Reche en el que se reivindica la diversidad de puntos de vista feministas y del colectivo LGTBQI.
¿Qué es lo que te da más miedo en esta cuarentena?
La gordofobia está tan asumida y reproducida en la sociedad que 'ponerse gorda' puede considerarse un mal fatal en esta cuarentena. Me explico.
Sin yo querer hacer apología de la obesidad -nótese la ironía- las redes sociales están llenándose de cantidad de información entre las que puedo destacar: memes de temática variada, bulos, comida y gente haciendo deporte. Los memes te hacen reír, los bulos los comparte el boomer-cuñado de turno, la comida te hace sentir gorda y el deporte te devuelve al estado correcto que es evitar estar gorda. Porque claro, digámoslo una vez más, una de las peores cosas que te puede pasar -sí, incluso estando en una crisis sanitaria como la que estamos viviendo- es ponerte y estar gorda.
Hablo todo el rato en femenino, primero porque soy feminista y uso el lenguaje inclusivo. Segundo porque la cuestión del género y la normatividad de los cuerpos tienen un especial machaque y carga para nosotras, como todo. Continúo.
Sin yo pretender dictar lo que a cada una le aterra o le genera ansiedad -la sororidad me enseñó muy bien que atacarnos entre nosotras mismas era un mecanismo del patriarcado para destruirnos desde dentro- lanzo la siguiente reflexión: ¿por qué mientras te estás comiendo cualquier cosa considerada insana tu mente asocia tal acto con “vaya gorda” o “madre mía para este verano llego fatal con la dieta”? Ahora que estamos recluidas en casa, sin poder salir, con espacios reducidos y cómodos que nos incitan al sedentarismo y la pereza es nuestra aliada: ¿te imaginas la vida normal de una gorda así, todo el día en el sofá y comiendo porquerías? Si es así, no sé cómo has llegado hasta esta altura del post.
Me aterran muchísimos aspectos de nuestra sociedad en general, mas ahora confinados en casa muchos de estos se potencian -también la solidaridad están aflorando en los rellanos de nuestros edificios, todo hay que decirlo-. Me aterra el desasosiego de los cuerpos de policía con la población (irresponsable) y me aterra la complicidad del pueblo con las fuerzas represoras del Estado. Me aterra el pánico y la histeria colectiva. Y me aterra la gordofobia y lo incrustada que la tenemos en nuestro cuerpo social.Si una de tus preocupaciones esta cuarentena es ponerte gorda, no te culpo porque la normatividad nos ha enseñado que las mujeres gordas tienen que dejar de estarlo porque no valen. Bueno, en general el patriarcado se encarga de recordarnos que, seamos como seamos, no valemos. Pero la cuestión de la gordura es cuanto menos paradigmática.
No te culpo, ni te señalo por sentirte así. Mi vida, casi en su totalidad, se ha visto fuertemente marcada entre la dicotomía de quererme y ser gorda, porque sí, no es que esté gorda como un estado pasajero, soy gorda. Que por cierto, el uso del verbo ser/estar para referirnos al estado físico de una persona no es casual ni inocente. Se suele usar “estás gorda” porque realmente lo que se espera es que en algún momento no lo estés. Y me pregunto yo por qué debe ser una dicotomía quererse y ser gorda -añade aquí cualquier identidad corporal no normativa-.
Ahora que la vida se ha parado para algunas de nosotras -otras tantas siguen expuestas y explotadas- reflexionemos antes de subir una foto de un dulce al grito de “GORDA, ME SIENTO GORDA POR COMER ESTO”. No hay comida de gordas, no hay hábitos de gordas. Hay comidas y hábitos asociados a ser gorda. Y detrás de todo eso, el patriarcado, el capitalismo y la industria de la normatividad frotándose las manos.
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