Las excavaciones del Rey Lobo se abren a los alumnos de la UMU: “Sorprende la gran cantidad de restos cerámicos encontrados desde el siglo IV a.C.”

Nunca el pico y la pala han sido tan didácticos. Los estudiantes de la Universidad de Murcia (UMU) se han sumado este verano a la campaña de excavaciones arqueológicas en Las Fortalezas del Rey Lobo, en la pedanía murciana de Monteagudo. Llevan desde el 8 de julio inmersos en esta tarea, y esta es su última semana participando en el proyecto: “Esto es un paso importante, junto con las grandes actuaciones que hemos venido desarrollando en los últimos años como la restauración de la primera fase del castillo”, explica Marco Antonio Fernández, concejal de de Pedanías y Vertebración Territorial del Ayuntamiento de Murcia.

El concejal reconoce que las excavaciones han sido “más productivas de lo inicialmente previsto” gracias a la labor del alumnado: “Son muchas personas las que están ayudando a hacer esa excavación”, subraya el concejal.

Los trabajos se distribuyen en cuatro amplias zonas seleccionadas por su potencial y elevado interés para la investigación histórico-arqueológica, interviniendo en los yacimientos del cerro del Castillo de Monteagudo y el Castillejo, con el objetivo de localizar, identificar, valorar y gestionar el legado que se conserva en el subsuelo de algunas zonas ubicadas dentro de ‘Las Fortalezas del Rey Lobo'.

El alumnado de la UMU está colaborando directamente en el descubrimiento y revalorización del Conjunto Monumental de la localidad a través de la participación práctica en la excavación arqueológica. Los estudiantes han trabajado la zona de la ladera del castillo de Monteagudo: “Me he encontrado voluntariado por pura casualidad. Quería hacer algo este verano y esto me parecía una oportunidad chula”, explica Marta, estudiante de criminología.

Hay otras cuatro zonas que se planean trabajar a partir de septiembre: “Nos ha sorprendido la ingente cantidad de restos cerámicos de una cronología que podríamos abarcar de los siglos IV al I antes de Cristo”, abunda Ana Baño, una de las arqueólogas municipales que dirigen el proyecto.

Los participantes provienen de un gran abanico de grados, desde Filología pasando por Educación Primaria. Otros son historiadores, y quieren dedicarse a la arqueología en el futuro: “Para mí esto son como prácticas extracurriculares. He podido poner en práctica los conocimientos que he dado en las aulas con el equipo de arqueólogas, que son buenísimas”, ha asegurado Fuensanta, estudiante de Arqueología.

El plan de sondeos contempla la realización de entre ocho y diez exploraciones arqueológicas manuales de diversa índole en cada una de las zonas, desde los más superficiales de desbroce y limpieza hasta los de dos metros de profundidad, con tamaños de 2x2. En total, han participado una media de 20 estudiantes en cada jornada.

Prácticas sobre el terreno 

El plan de trabajo está permitiendo a los voluntarios familiarizarse en el manejo de las herramientas más utilizadas actualmente en arqueología, permitiéndoles conocer cómo se realiza una excavación en todos sus aspectos: desde la gestión administrativa del proceso hasta su metodología y conservación. “Los estudiantes han tocado todos los campos desde el principio. La primera semana fue de toma de contacto, para ver la metodología de campo y la gestión documental”, expone Baño.

“La segunda y tercera semana ha sido trabajo de campo. Ha sido duro, pero ya iban un poco concienciados y preparados para eso y ha puesto en práctica toda la metodología de campo”, añade.