'Leer el presente' es un espacio que dedicamos a libros desde eldiario.es/murcia. Del mundo a la página y viceversa. Coordina José Daniel Espejo.
La muerte del Rock and Roll
Ricardo Aristizábal, un no ya tan joven melenudo siempre oculto tras sus gafas de sol, está a punto de dar un concierto. Su primer concierto en años, al frente de una nueva banda. Aunque, como toda leyenda, que lo es, sigue interpretando viejos éxitos de Mono Real, el grupo con el que diez años atrás dio la vuelta al mundo, y sobre el que se emite en esos momentos un documental que se obliga, sin ganas, a ver. A mirar de reojo, al menos. Y serán los recuerdos que ese documental disparen en la mente del guitarrista las imágenes que la autora dispondrá frente al lector.
Siempre he pensado que The Commitments es la película que mejor recrea cómo surge, triunfa y se va al garete una banda de rock (soul, en este caso, aunque el mensaje es fácilmente extrapolable a cualquier estilo o terreno). Ale Oseguera actualiza en esta novela esa ascensión y posterior caída a los infiernos. Y digo actualiza porque The commitments fue rodada en 1991 cuando, afortunadamente, ciertos programas de televisión aún no existían. De hecho, no sé si ya se había acuñado el término telebasura. Además, en el mencionado film, lo que hemos llamado triunfo se reduce a recibir aplausos en una actuación local donde (supuestamente) son vistos por la leyenda Otis Redding. En Realidad en mono, el espaldarazo que para la banda supone ese programa de televisión nos muestra una historia muy diferente a la de la banda irlandesa de soul, mostrando a unos jóvenes mexicanos que combinando rock, jazz, electrónica y poniendo al frente a Rebeca, su Björk particular, con una voz y presencia demoledoras (de hecho triunfa paralelamente como actriz, al igual que su referente islandés), logran dar la vuelta al mundo y copar las listas de ventas de todo el planeta.
Oseguera saca partido al potencial literario de toda estrella de la música. Aunque elige un grupo ficticio, Realidad en mono podría ser la biografía de cualquier banda de rock. Los miembros del grupo se conocen en un espectáculo televisivo llamado El Instituto (desconozco si en México existió este programa, pero el referente español es sin duda Operación Triunfo). Allí, un grupo de concursantes comienzan a ver cosas especiales en otros y se va cerrando el círculo hasta que todos tienen claro no querer saber nada de las condiciones de semiesclavitud que se desprenden del contrato que deben firmar como participantes del show, y deciden dejar pasar el tiempo para poder disponer de todo su talento sin presiones de tipo comercial. Cinco años, si no recuerdo mal, deben esperar para poder poner en marcha su proyecto. Años durante los que Orlando, el teclista y principal estrella del concurso, se forma como Dj y músico electrónico en Alemania (ya tenía una sólida formación de conservatorio), Rebeca, cantante y semifinalista del show, se centra en la interpretación, segura de sus capacidades como front-woman, y Ricardo, el rockero, el virtuoso de la guitarra, simplemente espera sin dejar de tocar y componer.
Y una vez sabe cada uno cuál es su lugar y ponen nombre a la banda, la maquinaria comienza a funcionar como un reloj suizo: número uno en todo el globo y gira mundial. Fama, club de fans, paparazzis, fiestas en hoteles, drogas, alcohol, orgías, largos períodos vacacionales en Barcelona, Madrid, Berlín… Pero hasta el mejor reloj se estropea si no lo cuidas.
Mientras Orlando adora saberse perseguido y controlado por los medios, el rockero Ricardo es la otra cara de la moneda, y no es raro que explote ante las cámaras, como ocurrirá en el entierro de su padre o ante los rumores de una relación sentimental entre ambos. Además, las relaciones sentimentales no quedan en el plano de la especulación periodística, sino que surgen en la realidad del grupo, con las tensiones que siempre implican y la dificultad para establecer las líneas sobre las que poder caminar y las que bajo ningún concepto se han de cruzar. Surge también la desconfianza en el aparato administrativo: abogados, agentes, productores… La maternidad de la bajista no será un problema menor, así como las adicciones de algunos miembros del grupo y una traición interna que nadie esperaba. Durante años en los que apenas tienen un segundo para pararse a pensar en lo que realmente ocurre, se va gestando la muerte de su rock and roll way of life. Cuando el tercer álbum, a pesar de ser el mejor desde el punto de vista estrictamente musical, fracasa en ventas al tiempo que los fans sienten que el grupo ha perdido la chispa, deciden dar un último concierto en Finlandia, el único país donde el disco ha sido bien considerado, dejando en el aire la posibilidad de un Special Reunion Tour para unos años después.
Como dije al principio, esta novela es una buena actualización a este tipo de historias. La mítica película mencionada al comienzo (también de un grupo ficticio, por cierto), así como las verdaderas biografías de Queen, Johnny Cash, The Beatles, etc… han quedado en otro plano que hoy casi parece artificial debido al origen underground de los artistas, que ensayan en cocheras o casas abandonadas, que duermen en almacenes o furgonetas para poder tocar ante cuatro borrachos, a quienes la prensa apenas perseguía salvo que fueran pillados en flagrante extravagancia o delito… Hoy los miembros son famosos antes de ser un grupo, el público necesita, porque se le ha creado esa necesidad, saber qué desayunan o si practican algún deporte, y tiene la misma repercusión en redes un posible idilio amoroso que un vestido demasiado ceñido o un gesto feo a un periodista (y si no existe el conflicto hay que crearlo, porque la gente, fan o no, lo necesita). La música es algo secundario, es el personaje quien genera millones de beneficios a él mismo y a terceros. Todo este circo mediático, combinado con los verdaderos intereses artísticos de unos jóvenes preocupados por hacer algo bueno de verdad, por dejar huella, hacen de Realidad en mono una novela necesaria para entender cómo hemos llegado a esta situación de mega comercialización del artista, sus pros (si los tiene) y sus contras, y cómo poder evitarlo, disfrutarlo o, simplemente, aprender a vivir con ello.
Novela recomendable a cualquier tipo de lector, pues no son pocos los devenires existenciales que en ella se plantean, y que gustará especialmente a nuevos melómanos y viejos rockeros.
Ricardo Aristizábal, un no ya tan joven melenudo siempre oculto tras sus gafas de sol, está a punto de dar un concierto. Su primer concierto en años, al frente de una nueva banda. Aunque, como toda leyenda, que lo es, sigue interpretando viejos éxitos de Mono Real, el grupo con el que diez años atrás dio la vuelta al mundo, y sobre el que se emite en esos momentos un documental que se obliga, sin ganas, a ver. A mirar de reojo, al menos. Y serán los recuerdos que ese documental disparen en la mente del guitarrista las imágenes que la autora dispondrá frente al lector.
Siempre he pensado que The Commitments es la película que mejor recrea cómo surge, triunfa y se va al garete una banda de rock (soul, en este caso, aunque el mensaje es fácilmente extrapolable a cualquier estilo o terreno). Ale Oseguera actualiza en esta novela esa ascensión y posterior caída a los infiernos. Y digo actualiza porque The commitments fue rodada en 1991 cuando, afortunadamente, ciertos programas de televisión aún no existían. De hecho, no sé si ya se había acuñado el término telebasura. Además, en el mencionado film, lo que hemos llamado triunfo se reduce a recibir aplausos en una actuación local donde (supuestamente) son vistos por la leyenda Otis Redding. En Realidad en mono, el espaldarazo que para la banda supone ese programa de televisión nos muestra una historia muy diferente a la de la banda irlandesa de soul, mostrando a unos jóvenes mexicanos que combinando rock, jazz, electrónica y poniendo al frente a Rebeca, su Björk particular, con una voz y presencia demoledoras (de hecho triunfa paralelamente como actriz, al igual que su referente islandés), logran dar la vuelta al mundo y copar las listas de ventas de todo el planeta.