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De un disparo a bocajarro por un cazador: así murió uno de los ocho linces reintroducidos en la Región de Murcia

Uno de los linces liberados en Lorca

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En junio de este año fueron liberados en las Tierras Altas de Lorca un total de ocho linces ibéricos. Casi cinco meses después, solo quedan cuatro. El primero, Tiko, apenas duro tres días en el medio natural: murió de una peritonitis tras ingerir 150 gramos de plástico. Otro falleció en una pelea y un tercero permanece ilocalizable. El último, Tejo, perecería meses después, el pasado 26 de agosto a manos de un cazador. Una bala le penetró en la cabeza por la parte posterior del cráneo y le produjo una muerte “fulminante”.

Según el informe de los agentes medioambientales de la Comunidad Autónoma adelantado por el diario local La Verdad, el ejemplar de esta especie en peligro de extinción, el autor confeso del disparo trasladó el cadáver varios cientos de metros y lo ocultó en la vegetación “con el fin de que no fuera encontrado”. El hombre, que ha asegurado que confundió al lince con un jabalí, se le imputa un delito de caza de especie protegida, con penas de entre seis meses y dos años de prisión e inhabilitación del derecho a cazar y a portar armas de dos a cuatro años. El investigado comparecerá el próximo 16 de enero de 2024, en el Juzgado de Instrucción 5 de Lorca. De ser condenado, se le aplicará la pena máxima por tratarse de un felino en peligro de extinción.

Según el collar emisor equipado con GPS del lince, las pruebas recogidas y el informe forense, el último recorrido del animal fue desde las 20.00 del viernes 25 de agosto hasta las 8.02 del sábado 26, donde se adentró en un coto de caza del paraje de Los Abadíes, lugar donde estuvo “activo y en movimiento”. Ese sábado, sobre las 11 de la mañana, la consejería de Medio recibe la alerta de que el lince no se mueve, y confirman su muerte doce horas después.

El informe de la necropsia confirma que el disparo se hizo “a una distancia corta-media” con munición de caza mayor. El tiro, se encuentra “en la parte posterior de la cabeza” y con orificio de salida en el pabellón auricular derecho: “Afectó gravemente a su masa encefálica” y le provocó “una muerte fulminante”.

Datos facilitados por los responsables del programa ‘Life Iberlince’ revelan que el grado de supervivencia de los animales reintroducidos y nacidos en cautividad podría llegar a ser del 45 por ciento. Entre las causas de mortalidad observadas en el lince ibérico en libertad, en segunda posición en orden de importancia cuantitativa se sitúa el furtivismo y las peleas son la quinta causa de fallecimientos. El orden completo de las principales causas es atropellos (32 por ciento), furtivismo (24 por ciento), enfermedad (14 por ciento), desconocida (18 por ciento), pelea (7 por ciento) y otros (5 por ciento). 

Un caso similar, el de la muerte de la lince Nenúfar en 2019 en Castilla-La Mancha ya está en los tribunales. La asociación WWF España y la Federación de Caza de Castilla-La Mancha se presentan como acusación de este caso, en el que un cazador reconoció matar a la hembra de un disparo de escopeta en un coto de caza ubicado dentro del término municipal de Menasalbas, en la provincia de Toledo. La muerte de Nenúfar trajo consigo a la de sus cuatro crías, que no sobrevivieron la pérdida de su madre.

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