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Las medusas 'huevo frito' invaden el Mar Menor: “No van a filtrar la laguna, es de primero de Biología”

Ejemplares de la medusa Cotylorhiza tuberculata encontrados en el Mar Menor

Elisa M. Almagro

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Al Mar Menor parece que se le acumulan los frentes abiertos. A la alta concentración de nitratos procedentes de la agricultura intensiva del Campo de Cartagena ahora se le suma una gran proliferación de medusas. En las costas de la laguna salada han aparecido una cantidad alarmante de ejemplares de Cotylorhiza tuberculata, conocidas popularmente como la medusa huevo frito. “Desde que el Mar Menor ha ido experimentando cambios debido a la actividad humana han empezado a haber proliferaciones”, explica el investigador titular del Instituto Español de Oceanografía (IEO), Juan Manuel Ruiz. 

El investigador explica que por el momento “no hay base científica” para señalar las causas concretas del aumento desmesurado de la población de estos ejemplares, pero que este incremento de medusas se puede relacionar con la eutrofización de la laguna. La formación excesiva de zooplancton provocada por el exceso de nutrientes presentes en la laguna es el alimento principal de esta especie: “La temperatura también favorece al crecimiento y desarrollo de estas medusas”, apunta el investigador.

“Las medusas tienen fluctuaciones de sus poblaciones a lo largo de los años”, señala el portavoz y coordinador de Ecologistas en Acción, Pedro Luengo. Ante la relación que puede tener la mala situación del Mar Menor con la propagación de medusas, el ecologista recuerda que “aún no se han tomado medidas para evitar que los nutrientes sigan llegando a la laguna”: “Hemos tenido además una primavera tardía en lluvias que nos ha metido bastantes sedimentos cargados de nutrientes al Mar Menor”, alerta.

El caso de estos organismos marinos es especial, ya que tiene unas algas simbiontes “con una relación similar a la de los corales”: “Hemos tenido un periodo de aguas relativamente transparentes, donde ha habido mucha luz en el fondo del mar. Se han sumado las altas temperaturas y las grandes cantidades de nutrientes que dan lugar al desarrollo de zooplancton, todos son factores que podrían haber favorecido este episodio”, ilustra Ruiz.

Luengo recuerda que no es la primera vez que ocurren episodios anómalos en el Mar Menor coincidiendo con un periodo de claridad de las aguas: “En 2021, todo el mundo lanzaba las campanas al vuelo porque el agua estaba super transparente, comparado con años anteriores. La gente solo ve la orilla, por lo que se sorprendieron cuando a finales de julio de ese año hubo un boom de fitoplancton y nos encontramos con una mortandad de peces”.

Por el momento, es demasiado pronto afirmar que el aumento de esta especie va a ser perjudicial para el Mar Menor, pero el investigador titular del IEO descarta algunas de las propiedades beneficiosas que se les han asociado, como su capacidad de filtrar y limpiar la laguna: “No es cierto, pueden contribuir a una pequeña retirada de nutrientes del sistema, pero filtran muy poco en proporción a otros componentes del ecosistema que si son eficaces”, subraya el investigador titular. Para Ruiz, esta asunción se trata de un error “de primero de Biología”: “Son predadores, son omnívoros que atrapan a sus presas. No filtran el agua como lo puede hacer un mejillón, una esponja o una almeja”. Auténticas especies filtrantes como la nacra actualmente se encuentran amenazadas, por lo que su papel en la limpieza del Mar Menor se ha diluido.

“Si el Mar Menor no estuviera eutrofizado seguramente no habría tantas medusas”, expone el portavoz de Ecologistas en Acción: “Qué especie aproveche las condiciones del Mar Menor depende de muchas circunstancias, cuando los nutrientes los aprovechan las algas microscópicas que están flotando en la columna de agua, entonces es cuando se produce esa explosión de fitoplancton que pone el agua verde y que mata a las praderas que están en los fondos profundos, porque no llega suficiente luz”, advierte.

“Trampa mortal para peces”

Ante la proliferación de medusas numerosos ayuntamientos de la costa han solicitado al Gobierno Regional la colocación de redes para prevenir que lleguen a las playas del Mar Menor. El investigador del IEO califica la medida de “negativa para el ecosistema”: “Otra cosa es que sea buena para el turismo o la economía local”, señala.

“Al final las redes no son solo una barrera para las medusas, también para todos los organismos”, apunta Pedro Luengo. “Hemos visto con el paso de los años que este sistema es una trampa mortal para peces”. El ecologista explica que el incremento de algas filamentosas causado por la contaminación en la laguna hace que las redes se llenen de estos organismos, haciendo un “efecto barrera” que impide el movimiento natural de las aguas: “Puede generar zonas estancadas, y esto no es nada bueno para el ecosistema en estos momentos”.

El coordinador de Ecologistas en Acción recuerda que en el pasado las redes han dañado diversas poblaciones de nacra, en peligro crítico de extinción: “En el Mediterráneo han desaparecido casi totalmente y en el Mar Menor su población también se ha ido a pique. Todavía quedan ejemplares en la laguna, pero cualquier agresión que mate a uno, dos o cinco individuos es grave. Pueden parecer poca mortandad, pero es significativa en proporción a las nacras que quedan”, advierte.

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