La gente se agolpa tras el cerco policial, mojándose bajo un cielo cubierto y una lluvia intermitente que no apacigua su curiosidad. Frente a ellos, decenas de agentes del Seprona y voluntarios que, envueltos en una creciente sensación de impotencia, continúan las labores de recogida de los peces muertos que se acumulan en la orilla. Son los restos de la masa pestilente y grisácea que, meciéndose con las olas o encallada en la arena, materializó este fin de semana el agónico estado en el que se encuentra el Mar Menor. La postal de San Pedro del Pinatar es apenas un capítulo más de un historial de creciente deterioro.
Una pareja de la pedanía de Algezares recorre más de cien kilómetros para comprobar si las imágenes que habían inundado los medios durante el fin de semana eran reales. Observan con cierta decepción un escenario de relativa normalidad, tras dos arduos días de trabajo que han supuesto la recogida de 3.000 kilos de peces. Una vecina de San Pedro había invitado a su prima francesa a pasar las vacaciones cuando se encontraron con el desolador panorama: “Era tremendo ver cómo querían salir los peces del agua para salvarse del propio mar”.
Léa, una turista belga que se acerca a la playa con su marido, lamenta cómo podía afectar al turismo de San Pedro el estado crítico de la laguna. Ella y su esposo estuvieron en Villananitos el viernes, “y nada hacía pensar que horas después encontraríamos este escenario de muerte; nos da mucha pena porque amamos la naturaleza”.
“Ánimos no tenemos muchos, pero el corazón sí que lo mantenemos con ganas de lucha”. Habla Jesús Gómez, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de San Pedro del Pinatar, que viene denunciando la situación de contaminación en el Mar Menor “desde hace mucho tiempo”. Es “terrible”, dice, haber tenido que llegar a esta situación. “A nosotros nos han hundido, nos hemos quedado sin sustento, pero detrás de nosotros vendrán otros”.
Jesús es vecino de Villananitos, la playa que amaneció el sábado con miles de peces y otras especies marinas muertas en su orilla. Son 150 los pescadores que faenan en estas aguas con 65 licencias, y están “hartos” de que las autoridades se rían de ellos. Por eso decidieron no salir a ayudar en las labores de limpieza que se pusieron en marcha este sábado.
El consejero de Medio Ambiente, Antonio Luengo, defendía este lunes, tras reunirse con el Comité de Ecología Lagunar, encargado de evaluar el estado del Mar Menor, que las causas de la falta de oxígeno fueron producto de la gota fría que asoló la Región de Murcia. Reconocía no obstante la necesidad de estudiar cómo compatibilizar la actividad del sector agrícola con la subsistencia del Mar Menor. “No hay varita mágica”, señalaba el dirigente, que devolvía la pelota al Gobierno de España, a quien pedía que llevara a cabo lo antes posible las medidas necesarias para aplicar el proyecto Vertido Cero.
Asociación De Naturalistas Del Sureste (ANSE) y Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) aseguran que la DANA (Depresión Atmosférica Aislada en Niveles Altos) solo ha multiplicado los efectos, y la muerte de la laguna tiene como causa un desarrollo agrícola y urbanístico desaforado, de espaldas a la naturaleza, y a la inacción de los responsables políticos. “Las autoridades de la Comunidad Autónoma han demostrado su desconcierto y falta de previsión ante una crisis ecológica de esta magnitud”, explica en un comunicado José Luis García Varas, responsable de Océanos de WWF.
“La degradación del Mar Menor viene de 40 años atrás y cada vez es mayor; desde 2016 hemos sido muy activos reivindicando medidas urgentes; decir que todo esto tiene como causa el temporal es una tomadura de pelo”.
Jesús viene de una familia de generaciones y generaciones de pescadores y él lleva casi medio siglo saliendo a faenar. “Nuestra temporada empezaba ahora, con la dorada, con la que hacemos el 40 por ciento de los ingresos de todo el año”. En su opinión, este capítulo traerá cola también en el turismo, “aunque se han librado algo porque ha pasado al final de la temporada”.
Sin plazo de recuperación para el Mar Menor
Gonzalo González Barberá, investigador del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS) y miembro del Comité de Ecología Lagunar, presidido por el consejero de Medio Ambiente de Murcia, Antonio Luengo, explica en declaraciones a este medio que es imposible dar un plazo de recuperación para el Mar Menor: “Esto va a ser muy lento. El acuífero tiene 300 mil toneladas de nitratos que seguirán saliendo hagamos lo que hagamos”.
Por otra parte, si bien considera que la DANA ha sido un factor relevante en la falta de oxígeno de la laguna, tiene claro que el problema no es de ahora. “Hace tres años el Mar Menor sufrió un profundo proceso de eutrofización producto del regadío que aniquiló al 80% de la vegetación bentónica y aun sigue en proceso de recuperación”. González expresa que el que debe encabezar las medidas para reducir los niveles de nitratos es el propio sector de la agricultura, “que tiene capacidad económica y tecnológica para hacerlo”.
Léa, la turista belga que se acercó ayer a la playa con su marido, coincide con Jesús en la caída del turismo: “Nos encanta Murcia para pasar las vacaciones, esta es la segunda vez que venimos pero episodios como éste creo que pueden frenar a los turistas a venir a sus playas”.
Un vecino de San Pedro aprovechaba la presencia de los medios de comunicación para cargar contra las autoridades. “La sensación es de total decepción con la clase política, ellos son los culpables de esta situación; hace mucho tiempo que se están pidiendo actuaciones contundentes contra los vertidos y otras actividades ilícitas y nadie ha hecho nada”.
El mercado del pescado, hundido
Ecologistas en Acción rechaza que la gota fría haya ocasionado la muertes de millares de peces. Señalan como culpables a la agroindustria, el Gobierno Regional y la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) como responsables de la profunda crisis eutrófica que está sufriendo el Mar Menor, sumado a los suelos desnudos y “nulas prácticas de conservación del suelo, que han multiplicado los arrastres de tierras con lluvias intensas”.
Tanto Jesús como muchos otros de los pescadores consideran que el episodio de este fin de semana se debe a un vertido, “aunque tenemos que esperar a que se conozcan los resultados de los análisis que se han hecho”. Es un caso de “juzgado de guardia” y dice que está bien que se investigue, pero es algo “que debemos separar de la eutrofización en la que estamos inmersos”.
Todavía no han tenido tiempo de calcular las pérdidas, “esta tarde (por ayer) vamos a reunirnos para empezar a hacer una valoración económica, pero ya digo que el sector de la pesca está hundido, tenemos muchos compradores en el Mediterráneo y no quieren ni oír hablar del pescado del Mar Menor, no quieren comprarnos ni un gramo porque ha se ha generado mucha desconfianza en el ciudadano de a pie”. El sentimiento general es de rabia e impotencia. “Somos muchas familias, con nuestras cargas; hipotecas de casas, de barcos y bocas que alimentar”. Han decidido que de momento no saldrán a faenar en una buena temporada, “sería de tontos”.