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Pasión y tradición en la Semana Santa de Moratalla: “Cuando te fundes con el tambor y la túnica, no hay nada más”

Juan Martínez aprieta un tambor de cordel

Miguel Ángel Martínez

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Tradición y pasión son los dos valores que asaltan la cabeza del artesano Juan Martínez 'El Bombas' cuando revive sus experiencias en la Semana Santa de Moratalla. La fiesta de este pueblo del Noroeste de la Región de Murcia hunde sus raíces en el toque de sus peculiares tambores, que comparte con el municipio de Mula, hechos con pieles de cabra y de oveja tensadas con tornillos o cordeles. Pero, para Martínez, el punto que diferencia a la fiesta de Moratalla de otras celebraciones es “la individualidad, el toque personal y característico de cada tamborista que va en consonancia con el colorido de sus vestimentas y que les hace destacar entre la multitud, túnica y tambor son esenciales y forman un mismo ser propiciando un desorden único y bello”.

En el Noroeste de la Región de Murcia, Moratalla es un municipio con mucha historia que se ha convertido en epicentro del turismo rural por sus calles angostas con reminiscencias de la época medieval, lo cual le ha valido el reconocimiento de National Geographic, que lo incluyó dentro de su lista de los cien pueblos más bonitos de España.

La Fiesta del Tambor de Moratalla tiene lugar todos los años en Semana Santa, los días de Jueves y Viernes Santo tradicionalmente, aunque desde hace años el pueblo ha añadido el Domingo de Resurrección a la festividad. La zona más concurrida del municipio es la Calle Mayor, habitualmente por la zona de 'La Farola', aunque las peñas más jóvenes se han ido desplazando hacia la conocida zona de 'El Goterón'. Esta festividad fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2018.

Esta pasión se ha visto incrementada este año, pues Moratalla, tras una larga espera de 17 ediciones ha vuelto a acoger a finales de este pasado marzo las Jornadas Nacionales de Exaltación del Tambor y el Bombo. Según Martínez “es un encuentro de culturas diferentes, una convivencia que crea una armonía única, la celebración del tambor”.

Un artesano pasional

'El Bombas' es un artesano peculiar de entre los que ofrecen sus servicios a los tamboristas. Su trabajo se traduce en un encuentro de intimidad con la misma celebración del tambor. Martínez elabora los instrumentos solo para su entorno, abandonando la idea de la comercialización de su obra en favor de una manera de vivir la fiesta de una manera más cercana, tanto para él como para los suyos. “Es una satisfacción, como leer un libro y terminar con un colofón perfecto, un final redondo”, añade Martínez, orgulloso.

“Cuando sales el jueves por la mañana siempre te invade la incertidumbre, el no saber cómo va a sonar. Entonces empiezas a tantear tu tambor, lo vas apretando y probando”, comenta el artesano, para quien “cuando te fundes con el tambor y la túnica, no hay nada más”.

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Una fiesta para el pueblo

A pesar de las explicaciones más religiosas de la fiesta, para Juan Martínez la Fiesta del Tambor de Moratalla es una fiesta pagana y, sobre todo, una fiesta del pueblo. “Tiene muchos más matices de celebración que de duelo, ¿qué vas a celebrar?”, y es que para Martínez tanto el colorido de las túnicas y el caos generado por los toques individuales no son señales de duelo. De hecho, hasta antes de la llegada de la democracia, las mismas autoridades consideraban que era una costumbre que debía cesar antes de las procesiones.

El color que se puede vivir en la Calle Mayor de Moratalla tiene un sentido, las túnicas son variadas y extravagantes porque las casas de bajos recursos usaban cualquier tela a su disposición, a veces incluso usando varias para poder completar una pieza, lo cual las hace aun más personales y aumenta ese sentimiento de pertenencia que todo tamborista tiene a “su uniforme”. Y es que para Martínez, “las túnicas son igual de imprescindibles que el tambor”, al final construyen una identidad, un momento en el que el tamborista es otro y luce su ritmo y poderío. Debajo de un capirote puede pasar cualquier cosa, cualquier sentimiento, en el caso de 'El Bombas' este trozo de tela ha llegado a cubrir lágrimas de emoción, porque hasta ese punto se vive el tambor en Moratalla.

Individuales, pero en comunidad

Pese al carácter personal que tiene la fiesta del municipio del Noroeste murciano, la tamborada de Moratalla propicia encuentros únicos entre los apasionados de esta tradición. Juan nos relata cómo son 'los piques' entre tamboristas, encuentros en los que dos o más moratalleros despliegan toda su pericia sobre el instrumento. En estos 'piques', cada cosa cuenta: la forma de la llave del tambor, el color de las pieles que reciben los poderosos golpes del tamborista o el colorido y originalidad de la túnica; sin restar importancia al propio toque del tambor. En estos enfrentamientos el tamborista trata de percutir el redoble más sonoro posible, tratando de destacar más que su “rival”, pero todo acaba con “una aprobación mutua y el disfrute de todos los que han presenciado el encuentro”.

Las fiestas de Moratalla no son solo para los tamboristas, son otra oportunidad más para la apertura de sus peñas, locales en los que cualquiera puede sentirse bienvenido. Cualquier moratallero, toque o no el tambor, disfruta de la Semana Santa a su manera, ya sea participando en la tradición, vistiendo de nazareno o ni una ni otra, sino solo estando en buena compañía. La Fiesta del Tambor de Moratalla es individual, cada uno la disfruta a su manera, pero se vive en comunidad.

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