Oigo y veo a Joan Baldoví, diputado de Compromís en el Congreso, comentar la detención de Zaplana, don Eduardo, diciendo algo así como que el político cartagenero-benidormí ha sido siempre una especie de anguila de la Albufera que siempre alcanza a escabullirse. Por analogía, o quizá porque también hubo novedades al respecto prácticamente el mismo día, me viene a la cabeza lo de Novo Carthago. Y el procesamiento de los ex consejeros Joaquín Bascuñana, Antonio Cerdá y Francisco Marqués, plana mayor que fueron de uno de los gobiernos de Ramón Luis Valcárcel.
La analogía me lleva a pensar que, si en Valencia Zaplana es equiparable a ese anfibio escurridizo, aquí quien lo sería es el ex presidente Valcárcel, que también se escapa de todas, como en Novo Carthago, cual anguila del Mar Menor, la culebra de secarral o, incluso –– quién sabe––, aquella lagartija de rabo colorao de esas a las que él mismo hizo referencia en alguna ocasión.
Este turbio asunto de nuestra sufrida laguna salada le ha más que rozado y sale de momento indemne junto con una de sus hijas, su yerno correspondiente, su cuñado y tío del famoso consejerito cultural y algunos otros adláteres más. Resulta especialmente interesante revisar la lista de los que se han escapado del banquillo. Casi más indicativa que la de los que tendrán que sentarse en él, cuyos nombres estaban más o menos cantados.
En esa lista de súper-súper-inocentes apartados por la magistrada del proceso figura, aparte de los familiares de Valcárcel, algún otro nombre significativo. Como el del arquitecto Juan Sánchez Carrillo, hermano que es del otrora todopoderoso presidente del comité electoral ––el que aprueba las listas–– del PP, Antonio Sánchez Carrillo, que además fue teniente de alcalde de Vía Pública con el procesado ex alcalde Cámara, y se hinchó a hacer obras; y también vicepresidente de CajaMurcia por la parte política, que en algún momento osó a optar a la presidencia de la caja regional murciana rescatada y finalmente subsumida en Bankia.
¡Qué casualidad que el arquitecto y su socio José Alberto Meroño, con raíces en Los Martínez del Puerto de donde son los suegros del ex alcalde Cámara, fueran comanditarios con el cuñado de Valcárcel en uno de los negocios colaterales al macroproyecto urbanístico de Novo Carthago! Pero no hay indicios suficientes para sentarlos en el banquillo, mantiene la magistrada.
Otro nombre “interesante” descartado por la titular del número Dos de Instrucción es el del farmacéutico exconcejal de Cartagena Agustín Guillén, mano derecha que fue de la exalcaldesa Pilar Barreiro, relacionada con el caso Púnica y con el ex alcalde socialista José Antonio Alonso, y que fue también amiguísimo de Francisco Marqués en sus mejores tiempos de consejero de Valcárcel. Tampoco se han hallado indicios suficientes, al estimar de la magistrada.
Habría que recuperar la foto de presentación de la pretendida macrourbanización con toda la plana mayor política y constructora y presencia ineludible de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), cuyo presidente territorial a la sazón era el catedrático de Historia Francisco Javier Guillamón, quien, hombre que fue del Zaplana que entonces dominaba Valencia y, por ende, la caja principal de esa comunidad, quizá tendría mucho que decir o que contar sobre todo este asunto habida cuenta de que nunca vio nada claro que el proyecto fuera algo defendible.
Aunque no totalmente agotada la nómina de descartes, tampoco está de más echar un vistazo a la de quienes siguen inmersos hasta las cejas en el proceso judicial. Poco más hay que decir de los tres ex consejeros que serán procesados. Tanto Cerdá ––sobre todo él–– como Bascuñana y Marqués tienen una muy poluta hoja de servicios que les hace más que dignos de estar donde están.
Pero sí merece la pena volver a reparar en el `equipo habitual´ de funcionarios que, a las órdenes también sobre todo de Cerdá, fabricaron informes, papeles e indicaciones, apartaron a compañeros díscolos... lo que hiciera falta para servir a los egregios intereses ultradesarrollistas y depredadores del medio natural de la región tal y como fueron enumerados y proclamados por Valcárcel y sus corifeos.
Los propagandistas de la fe urbanizadora pepera figuran en la mencionada foto de marras, pero quienes hacían el trabajo de fontanería preciso para que las cosas salieran “legalmente” adelante fueron los funcionarios que ahora llama la magistrada a ocupar su sitio en el banquillo de los acusados: inocentes mientras no se demuestre lo contrario, pero procesados son José María Ródenas Cañada, Antonio Alvarado, María Antonieta Fernández, Manuel Alfonso Guerrero, y Luis Manuel Romera.
Algunos de ellos ya empezaron sus actuaciones al respecto tan lejos como en 1996, cuando se consiguió la recalificación de los terrenos de Lo Poyo que derivó con el tiempo en el macroproyecto urbanístico de que hablamos. Y alguno de ellos también, como Ródenas, ––hermano del actual presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura y director general de Agua que fue con Antonio Cerdá–– acumula unas cuantas comparecencias ante la justicia en los últimos tiempos, a pesar de su acreditada inserción en esa buena sociedad murciana que nos lleva gobernando desde hace justo ahora 23 años.
Ese modo de hacer política que dijo Urralburu ––perdón por citar a la bicha junto a tanto nombre ilustre–– va a ser muy difícil de desmontar, pues más que eso es todo un entramado social asfixiante. Y es que, como recordó Baldoví y bien saben los biólogos y los naturalistas, las anguilas, las culebras, o incluso las lagartijas de rabo colorao son muy escurridizas.